Se parece a algo que dejan las personas atrás cunado la lluvia amanece.
Se marcan los parques verdes
que hacen posibles los ojos,
cuando un país desaparece
y los jardines y sus árboles
cuentan la historia fugaz
de un paraíso en la orilla del mar.
Como un desierto posible cuando da la espalda
al rumor suficiente del océano en la noche,
se asemeja palabra por palabra
a la voz que castiga al aire y se arremolina de espera tras la calle, y bajo el techo todo repleto de agua caída. Y como cataratas verticales que mudan rompiendo el suelo cuando la calle desaparece como la otra cara de la luna, el espejo del pasado.
Eternidad
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