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HISTORIA DE MONTEVIEJO: MONTEVIEJO Parte 2
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: CONDUDA  (Mensaje original) Enviado: 28/05/2018 19:06
 
 
 
 
     
    
 
 
Capítulo VI

 
Pero al ver el rostro juvenil de la Srta. Elizabeth le hizo desistir de su propósito desapareciendo justo cuando los hermanos llegaron a su altura.

Su estrategia había fallado ya que su intención había sido meterse dentro de la armadura y que el Sr. Williams al ver una armadura andante se habría impresionado pero el peso de la misma fue su gran enemigo. 

Se encontró algo disgustado y deprimido  y durante algunos días no hizo acto de presencia, si no era para seguir manteniendo viva la mancha de sangre del salón.

Y con una nueva estrategia que fue preparando, tenía que vencer esta batalla que se había iniciado y que el Sr. Williams creaía también suya.
 
Decidió como día de acción el sábado, pensando todo el día como aparecer por lo que optó, después de ver todo su vestuario ponerse un ancho sombrero con una gran pluma roja, una mortaja deshilachada y una daga oxidada.
El tiempo fue su cómplice, ya que al atardeder empezó a caer una violenta tromba de agua, acompañada de gran aparato eléctrico, rayos, viento: Un viento tan sumamente fuerte que un silbido intenso de oía por la ranura de una de las ventanas viejas del salón de la vieja casa.
 
Puesto manos a la obra, se dijo el fantasma y se dirigió a la alcoba de los Sres. Williams y con susurros y murmullos al pie de la cama, cuando este abrío los ojos, vió como la daga se la clavaba en su cuello así tres veces. Acto seguido se fue al dormitorio de Vespucio, ya que sobre él tenía la represión de ser el causante de quitar la famosa mancha de sangre, terminando su osadía poniendo su mano húmeda sobre el bello rostro de la Sra. Williams.

 
Capitulo VII 
 
 
 
Al llegar a la pequeña Elizabeth se quedo paralizado. Esa pequeña niña había sido ojos de admiración  desde que la vio por primera vez, era hermosa y risueña, amable, cariñosa... pero su hacer de fantasma no podia distinguir, él tenía un papel a desarroyar, por lo que decidío soplar suavemente sobre su rosttro, lo que ella tomo como una ligera brisa, y depositar en su piel rosada el tierno sabor de un beso.
 
Todo esto empezó acontecer al filo de la medianoche, la luna oculta su rostro y los fuertes nubarrones dejan caer con tal furia el agua y el viento, que hasta la propia Sra. Martín no podía conciliar el sueño.
 
Hasta el propio fantasma era presa de su propio juego, extrañas maldiciones de siglos corrieron por su mente y su única compañia era aquella daga vieja oxidada que jugueteaba con ella. Sus mechones de pelos que caían sobre sus hombros y su rostro pálido y maquiavélico, sus manos huesudas eran la imagen misma del propio diablo. Describir con exactitud su figura era imposible, era tan tremendamente horrorosa, su boca era un volcán de fuego, sus ojos ascuas encendidas, su cabeza calva con mechones de pelos, su rostro desencajado, él mismo al mirarse en un espejo se asusto tanto, huyendo del lugar tropezando con su mortaja y en su huida se le cayo la daga. Llegando a su morada decidío taparse con una sabana, tenía que poner sus pensamientos en orden, todo estaba alborotado, salir de Monteviejo era primordial ir al castillo de al lado y visitar a su viejo compañero para ambos hacer causa común contra el Sr. Williams ya que esta la veía perdida.
 
 
Capitulo VIII
 
 
Llegado allí le comentó a su amigo y compañero, el fantasma de Liria, lo que le acontecía en su castillo, y empezó a narrar sus odiseas y mal humor, hecho que notó el fantasma de Liria nada más verlo entrar. Despues de oír atentamente le dijo: 
Qurido amigo y compañero no ves en el estado que yo me encuentro? No te fijastes en mí? Tu cólera es tal que no te has fijado en mí, pero bien, te diré que no estés de mal humor, en parte te felicito, no es una desgracia la que te atañe, tienes una actividad, no estás en una casa muerta, vives, disfrutas. Mira el estado ruinoso no solo mío, mira el estado de mi casa, quisiera ayudarte pero estoy viejo, hundido, deprimido, sin ganas ya de nada. Solo puedo desearte y sé que vencerás en esa lucha que has emprendido, eres fuerte he ingenioso, no te faltarán ni las fuerza ni las ideas, pero no te puedo acompañar a Monteviejo querido amigo.
 
El fantasma emprendio el regreso solo, refunfuñando y jurándose a sí mismo la mayor de las venganzas, emprendería la guerra solo pero sería el vencedor de la misma, no de batallas sino de la propia contienda, se haría famoso se dijo, no solo en España también en Europa y hasta en el mundo entero.

La Srta. Elizabeth se encontraba en la biblioteca consultando libros de caballería y equitación, su gran pasión, libros de la doma equina, la pureza de la raza española mezcla del caballo árabe e hispánico, verdadera joya admirada en todas partes y muy apreciada.
 
Vespucio leía su tema favorito, libros de heráldica y de nobleza desde el renacimiento hasta nuestros días.
 
 
Capitulo IX
 
 
La Sra. Williams había hecho llamar a la Sra. Martín con el fin de encargarle la ocupación de ama de llamas de más servicio para la casa, desearía que empleara a un jardinero, un chico para laa cuadras y dos doncellas puesto que se estaban adaptando tanto al clima como a las costumbres y por descontado a la propia casa. para tal fin el ama de llaves le comunica a la Sra. Williams que tendría que desplazarse a Merbejo ya que en Monteviejo la poblacíon era ya anciana y los pocos jóvenes que había no están por entrar al castillo por muchos dólares que tuviesen de sueldo, permiso que le fue concedido.
 
 
El fantasma se sentia algo deprimido de su regreso de las palabras de su amigo, y esto dejo huella en él, por lo que dejo momentáneamente toda actividad incluidas las manchas de sangre de la biblioteca. Se quedó en sus aposento y hacia mas de 10 días que su presencia no figuró en ningun sitio, casi se diría que se habia esfumado, por lo que había incluso un ambiente raro como si algo echaran en falta.
 
 ¿Sería la presencia del fantasma?
 
El Sr. Williams casi lo echaba de menos, pero por otra parte estaba feliz, habia llegado el buen tiempo, la veda de caza esta abierta, por lo que él se pasaba el día en su deporte favorito y miraba con orgullo los trofeos que día a día acumulaba.
 
 
La Sra. Williams seguía con su curso y clases de fenómenos paranormales.
 
Ya sabía del aura de los seres vivos, de la telequinesia, de viajes astrales, espiritismo, poder de la mente, el tarot, la hipnosis y un largo etc...
 
Así transcurría la vida en Montenegro pero el fantasma tenía que tomar una determinación inminente. Mínimamente tengo que hacer presencia, no podía entrar en depresión como su amigo el fantasma de Liria. Se dijo mínimamente tengo que hacer presencia aunque sea una vez a la semana que vean que estoy aquí, que no desaparecí, quizás que piensen que estoy preparando mis estrategias.
 
 
En realidad la única alegria que él tenía era cuando se recreaba viendo el rostro de la Srta. Elizabeth, se pasaba horas y horas mirándola, la veía cuando montaba a Pura, su linda yegua o cuando peinaba a otros de sus caballos, aquella chiquilla le habia impactado, veía en ella el rostro de la mujer que él amo y que aun ama, ¡son identicas, como dos gotas de agua! y eso es lo único que él decía que le mantenía unido a la casa.

 
Capitulo X

 
Una noche cuando todos  ya dormían salío de su aposento y sileciosamente fue al dormitorio de los Sres. Williams, tuvo la precaución de lubricar sus cadenas con el recipiente 3x1 que gentilmente le dejo el Sr. Williams.
 
Tenía su dignidad y su posición en el castillo la que él veia que estaba perdiendo. Así que opto por tomar forma del famoso personaje de Ruper, famosos peluquero internacional por sus comentarios y vestimenta, por lo que se puso manos a la obra en cuanto a maquillaje y un laborioso trabajo para estar impecable. Una vez terminado se vio él mismo satisfecho de su propia obra, de su aspecto hasta simpático, por lo que al filo de las dos de la madrugada cruzo la pared, pasando a la habitación de la Srta. Elizabeth. Él queria que la viera con su nuevo look, pero sorpresa para él la Srta. Elizabeth se encontraba en el más profundo sueño, por lo que desistío de despertar a tan linda gacela, y siguió hasta el dormitorio de Vespucio. Éste se encontraba sumergido en su lectura en sus libros de heráldica y de nobleza por lo que al verle  levanto el cejo algo sorprendido pero al reconocerle, muy tranquilamente le dijo como si con él no fuera ¿perdón sí quien es Usted? A lo que el fantasma sin el más mínimo gesto y sin decir palabra desaparecio, tal como habia desaparecido, pasando seguidamente al cuarto de los Sres. Williams su presencia la notó  instantáneamente el Sr. Williams a lo que con un pequeño codazo le dio a su esposa que inmediatamente se despertó mirándose ambos, y soltando una gran carcajada, por el aspecto del fantasma?.
 
Esto hizo pensar al fantasma que había echo otra vez más el ridículo, había vuelto a perder una de las batallas de esta guerra emprendida, demostraba y pensaba que esto solo tenía una esplicación, su comportamiento había cambiado, ya no era el mismo de antes, aquel que su simple aparición podía proporcionar un infarto, un suicidio.

 
Capitulo XI
 
 
 
Se había enamorado, solo veia el rostro de la Srta. Elizabeth el rostro de su amada, todo de ella le lleva a sus recuerdos, por eso mismo su maldad se había vuelto bondad, la agresividad en gentileza, lo horroroso en bello.
 
Decidío por tanto estar un tiempo sin salir, ni mostrarse, solo poner sus pensamientos en orden y dejar que el tiempo hable.
 
Pasando un tiempo la familia Willians hacía su vida.
 
La señora día a día más entusiasmada en sus temas paranormales, el Sr. Williams en sus artes de caza, asistiendo a casa de otros amigos e invitando él mismo a amigos y vecinos.
 
Vespucio inmerso en sus libros y estudios que le apasionan día a día.
 
 
La Srta. Elizabeth con sus clases de equitación.
 
 
Todo transcurria en un ambiente familiar y alegre, sin problemas, lo que se podría llamar una vida completamente feliz. Pero al mismo tiempo algo extraño habia en el ambiente. El entorno no era la 100%, algo falla. "Al fantasma se le echaba de menos" Habia tambíen marcado a la familia Williams y entre ellos se preguntaban dónde estaba.
 
 
Una noche cuando están reunidos en la biblioteca y antes de que se anuncie la cena, el Sr. Williams comentó... he escrito a las autoridades anunciandoles con todo detalle lo sucedido, hasta la fecha, incluidos los misterios sobre la mancha de sangre aquí de la biblioteca, veréis que ya no salen, que no hay ruidos nocturnos, que el fantasma no aparece, que la vida en el castillo de Monteviejo es totalmente diferente a la que encontramos antes de llegar, incluso en el pueblo hablan de otra forma ya los vecinos y la voz a corrido hasta Berbejo. Por lo que he decidio hacer una pequeña fiesta en el castillo invintado a algunos amigos, entre ellos estaría también el Sr. Alcalde, el Jefe de Pólicia, sus respectivas esposas, y un par de amigos más ¿para cuando pregunto la Sra. Williams ¿pues tengo las invitaciones ya preparadas y sería para el proximo martes día 13?.
 
NOOOOOO grito la Sra. Williams el día martes y 13 NO es un día fatídico en cuanto a día y numero puede ser cualquier otro el doce, catorce cualquiera menos un día 13 y encima martes.

 
Capitulo XII

 
El Sr. Williams algo molesto con la postura de su esposa en cuanto supersticiones y los temas paranormales de sus estudios accedió a cambiar la fecha de la cena por el día 14. La Sra. Williams haciendo alarde de sus dotes femeninas se acerco a su marido y con una suave sonrisa y un beso en la frente le dijo ¡Gracias querido! es un detalle de tu parte muy encantador.
 
Voy a ponerme manos a la obra y hablar con la Sra. Martín para hacer los preparativos y que todo salga perfecto, que no se quede fuera el más mínimo detalle y sea una velada inolvidable. 
 
La Srta. Elizabeth empezó con sus clases de equitación, ya había sido contratado el mozo para cuidar los caballos, un joven de 18 años de nombre Roberto, quien al serle presentado la Señorita quedo prendado de ella se decía él ¡verdaderamente es bella! hacía honor a lo que le habían comentado. Roberto se excedia en atenciones, lo que a Elizabeth le gustaba marcando su mejillas de un color sonrosado y resaltando el pequeño hoyuelo que ella tenía que la hacia inclusive mas intersante.
 
-Roberto dijo Elizabeth,- prepáreme a ojos-negros un hermoso caballo que hacía días habían adquirido, tenia 5 años, era un excelente caballo pero casi a medio domar, por lo que Roberto como entendido, a pesar de su corta edad, le dijo, señorita ojos-negros esta hoy muy nervioso, no quiero influir en su decisión, simplemente es mi obligación comentarlo. ¡Gracias contesta ella! pero es que es tan lindo ese caballo que no me resisto a no montarlo es mi preferido aunque esté hace poco en las cuadras.
 
Sin mediar palabras Roberto preparó a ojos-negros y Elizabeth salió a cabalgar.
 
Era tal el porte que ella tenía encima del caballo, parecía como una pluma transportada por el viento su balanceo, sus saltos y pasó dos horas por prados corriendo, Pero ya a su regreso y al saltar un seto tropezó con su pierna en un saliente haciendo un desgarro en su vestido de amazona y haciendo una pequeña herida en su pierna. Llegada a las cuadras dejó a ojos-negros y se dirigio corriendo a su habitación, pero al pasar por la pequeña sala de costura, vio la figura de una doncella y entro a que le cosiera el vestido.
 
 
 
 
        
 
 
                    
 
 


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