Capítulo IX: El Bardo Imperial - Eien Kurayami

Una nueva amenaza ha empezado en el mundo, conflictos, engaños y secretos son los que parecen guiar en esta ocasión, pero para los caballeros de Athena, solo existe una verdad, la razón que el Patriarca ha dado... Enviar a sus poderosos caballeros de plata a las tierras olvidadas de Asgard, y es justo ahí que se puede ver la silueta de un ente con su cuerpo cubierto y protegido por una enorme y gruesa manta de color blanco, la misma que impide ver del todo su forma o rasgos " Malditas tierras, son un verdadero horros, pero si el caballero dorado me ha mandado debe ser realmente algo importante" piensa el emisario que en paso rápido pero cuidadoso deja su marca en las legendarias tierras al norte del mundo.

Sin embargo, sonidos y melodía extremadamente placenteros empiezan a oírse en la ruta que persigue el Santo plateado, tanto es así que hasta los mismísimos animales comienzan a ser embobados por la tonada, buscando el creador de aquel hermoso arte. Los pasos seguidos del invasor se detienen por pocos segundos al escuchas un sonido extraño, gentil y melódico tan cerca "Música?" se cuestiona el Athenience cambiando su dirección y siendo llevado al destino que produce semejante ritmo " No puede ser, acaso tendré alucinaciones ".

- No estoy completamente seguro de darte bienvenida, Santo de Athena, pero espero al menos que esta música sea de tu agrado -Menciona mientras continúa desplazando maestramente sus frágiles dedos por aquella arpa, la cual luce común y corriente, al igual que sus atuendos, clásicos de la zona, anticuados pero térmicamente funcionales para protegerlo del crudo invierno que atraviesa el país nórdico.

- Ya veo, entonces nos esperan? - pregunta sin dejar que su rostro emana de entre las sombras de su capucha, pero no perdiendo detalla de la escena tan peculiar "que personaje tan extraño " piensa fijando su mirada en el rubio - y tú eres quien me llevara al templo principal? bien, entonces te sigo, pero no tardes, hace mucho frio aquí - decreta con una arrogancia y voz de mando tan característico en la gente de su rango y más en él, que se sabe con un talento especial. - Precisamente te llevaré a un lugar. La gente como tú aquí no es bienvenida - Menciona aquel hombre, cuyos ojos mantiene sellados tras sus párpados, para así adquirir la suficiente concentración - Pero te llevaré hasta el lugar donde los difuntos paran. Sin embargo, antes quiero que me des una razón muy potente como para que yo no te asesine en este lugar ni en presencia de estos animales. Vamos, tienes solo una oportunidad -

-HaHaHa - una respuesta efusiva se desprende del plateado al escuchar lo que para él es una verdadera osadía - No soy bienvenido y aparte tengo que darte una razón para no matarme? - le cuestiona llevando su mano recha a la altura de su capucha - veo que la gente de estas tierras se han vuelto locas - sigue con su discurso - Todo lo que escucharas de mí son estas dos propuestas, o me llevas al templo ahora, o delante de estos animales de despedazo - decreta con tal furia y confianza que cualquier mortal sentiría un terror inmediato – Ha, por cierto, tu música, a mí no me afecta ni causa placer... - Ya veo, de manera que no hay forma... -Menciona cuando su cuerpo empieza a ser envuelto por un vapor blanquecino y frío, por primera vez su cosmoenergía comienza a desprenderse desde lo hondo de su ser, la cual se mezcla con su arpa y con la melodía que comienza a incrementar su ritmo, sin embargo la poesía que contiene, se mantiene inmutable, lo cual hace manipular a los grandes osos que se mantenían adoran a su ídolo. La atención se centra en como pedazos de madera empiezan a salir por doquier gracias al ataque de las bestias, entonces se destaca como un árbol es en realidad la víctima en esta escena, sin que se pueda saber de la verdadera ubicación del plateado o el cómo supo evadir el ataque .- Al parecer no eres un ser corriente, pero me alegra que esto estará más interesante de lo que pensé - habla calmo, deslizando con lentitud sus ojos hacia todos los lugares en búsqueda del escurridizo enemigo.

-No te esfuerces, no estoy tan lejos - decreta el plateado, son las frases del moreno que sin más eleva su mano izquierda seguida por la diestra, de las que se desprenden dos pares de esferas de energía, con tonos dorados y rozados que viajan en fracción de segundo por todo el terreno moviéndose de manera desordenada pero implacables contra el Dios guerrero, esperando impactarlo creando al más mínimo contacto una fuerte y mortal explosión. eres un hombre desafortunado al toparte conmigo, puesto a que mi música te llevará a la muerte y de ahí deberás proteger a Athena -Menciona, cuando aquella figura empieza a desmembrarse, enviando una serie de rayos cósmicos hacia todas las partes anatómicas del joven, vistiéndolo en un santiamén en el Dios Guerrero de Benetnasch.

- Te dije que morirías - decreta al instante que uno a uno su cuerpo empieza a crear imágenes similares de él, cada instante más y más, todas traslucidas y perfectamente coordinadas - Soy Asterion caballero de plata, y hoy es tu ultimo día de vida -
con esta frase el dedo índice de todos los espectros que rodean el sitio del combate apuntan al centro, donde se encuentra Mime quien acaba de golpearlo. sin más que decir un destello dorado se centra en su apéndice del que se desprenden docenas y centenas de rayos cósmicos que se propagan al cuerpo contrario intentando impactarlo por todos los puntos