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TU
PARTIDA
Que te fuiste lo
sé. La pesadumbre de tu ausencia enfermó todas las cosas: Ya el cielo no
es azul sobre la cumbre ni el verso es verso, ni las rosas rosas. La
lámpara votiva está sin lumbre para el martirio de las mariposas, y ya el
reloj tiene la certidumbre de un rosario de noches silenciosas. Bien sé
que tu partida sin regreso, encerró entre paréntesis un beso que ya
ensayaba su primer pecado. No tienes que explicarme que te has ido, pues
hasta un niño sabe cuando un nido quedó por el amor abandonado.

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