Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
¡ Feliz Cumpleaños mera es2000 !
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: DARSE CUENTA
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 27/12/2012 13:18

Darse cuenta

 

 

Hay algo que muchas veces trabaje para mi vida personal, que me gustaría compartir con vos. Tiene que ver con algo que muchas corrientes psicológicas están trabajando en este tiempo.

Reconocer, tener la capacidad de darse cuenta y de saber donde estoy, quien soy y que es lo que me pasa de verdad.

Porque, muchas veces, nos quedamos encerrados en nuestros pensamientos, cerrados en una idea y estamos rondando alrededor de ella, sin entender de verdad lo que nos pasa.

 

Uno puede ir por la vida y no darse cuenta de muchas cosas, por ejemplo un dolor, no recordamos que tenemos estomago hasta que nos duele, no nos damos cuenta que tenemos una contractura, hasta que la tensión nerviosa acumula ese dolor en nuestro cuello.

 

Existe una corriente psicológica, que es de lo más novedoso que se está trabajando hoy en día. Yo trato de leer mucho al respecto, inclusive mi esposa es una especialista en el tema y hablamos mucho sobre esto.

Se llama Gestalt, es una corriente que trabaja a partir de la percepción, los pacientes se sientan y toman contacto con su propio cuerpo.

¿Sabés como funcionan las sesiones de terapia?, se sientan en una silla frente a una otra vacía, en una está el paciente y en la otra está por ejemplo su riñón o su estomago o su piel.

Entonces van dialogando con su órgano, trabajando la relación con él y tratando de escuchar lo que quiere decir, porque esta irritado o inflamado, porque esta enfermo.

Los psicólogos gestálticos dicen -conectate con tu respiración, con tu cuerpo, con tus piernas, con lo que estas sintiendo, pará todo- dicen,  -cerrá todas las puertas de afuera y sentí como respiras, aprecia como el aire entra a tus pulmones, sentí como tenes la capacidad de mover cada parte de tu cuerpo-.

Lo que hacen es, hacernos conscientes de nuestro cuerpo.

 

Pero también existe otro darse cuenta, en el que los gestálticos no hacen tanto acento. Es un darse cuenta de que, también tenemos que reconocernos espiritualmente, conectarnos y experimentar la presencia de Dios en nuestro espíritu.

Darse cuenta es una experiencia fuerte de contacto donde reconocemos algo. El reconocimiento espiritual se da cuando tu espíritu, se conecta, reconoce y experimenta la presencia de Dios en tu vida.

 

Nos cuesta darnos cuenta de la presencia de Dios, hablamos muchas veces de Él, pero lo hacemos, muchas veces, intelectualmente. No hemos podido conectarnos con ese Dios que habita en nuestro espíritu, que esta adentro nuestro, desde que lo aceptamos como nuestro salvador.

 

Me gustaría poder conocer un poco más de la Gestalt, saber más de esta actividad de terapia que usan los gestálticos, a partir de enfrentarse con la silla vacía. Pero teniendo la posibilidad de poner en esa silla vacía a mi espíritu, ver a Dios allí adentro mío y poder de verdad hacer un dialogo con Él como haría conmigo mismo, porque Él habita en mi.

 

Pero ¿por qué tenemos esta dificultad?, es que muchas veces nos trae angustia porque nos conecta con cosas que no terminamos de madurar o de entender o de reconocer.

 

Así, ponemos en el otro aquello que sentimos, eso se llama proyección, porque admitir lo que nos pasa, nos trae angustia.

Por ejemplo, una persona que es celosa le dice a su pareja - no me engañes, no hables con esa persona, ¿qué estas hablando?- y, en realidad el que esta celoso es el otro.

En lugar de admitir que somos nosotros los que estamos celosos, proyectamos esa sensación, ese sentimiento hacia el otro y le decimos “no me engañes, no quiero verte con nadie, no quiero que te juntes con ese señor o esa señora, no quiero que te pongas a charlar con él”.

Sin embargo, cuando vivimos esta sensación, no podemos reconocer que ese es nuestro sentimiento no el del otro, entonces decimos “vos me vas a engañar, vos estuviste hablando, tené cuidado con esa o con ese con el que estás”, eso se llama proyección.

 

Cuantas veces te encontraste con alguien que te pregunta – ¿por qué me odias? Y vos decís, -pero si yo no te odio- y, en realidad, el que te lo dice es el que te está odiando.

 

Muchas veces tenemos un problema con nuestra pareja en la intimidad y, entonces, como no podemos admitirlo, sacarlo a fuera o resolverlo, cargamos ese problema, lo proyectamos disfrazado en nuestra relación con otras personas.

 

Aunque te parezca mentira, muchas personas han dejado de ir a la iglesia por un problema intimo con su pareja, porque han proyectado en el pastor, en el líder, en otros hermanos, cosas que no han podido resolver de si mismas y entonces le inventan amoríos al pastor o a un líder, porque no pueden proyectar sus propios problemas internos en si mismos y, entonces, los tiran al exterior y los resuelven en situaciones ajenas a ellos.

Proyectan un conflicto interno hacia fuera y lo descargan en otra persona , al punto en que terminan destruyendo al otro, pero muchas veces y, eso es lo más doloroso, se terminan destruyendo a sí mismos.

Esto sucede porque no se dan la posibilidad de reconocer, de mirar su propio espíritu en la silla opuesta, de sentarse frente a su propio espíritu como hacen los gestálticos y dialogar con él, con sus propias miserias y con su propio corazón.

 

Otra reacción que nos impide darnos cuenta, una era la proyección, ¿te acordas?, la otra es la negación.

 

Cuantos alcohólicos, cuantas personas que tienen adicciones, toman y dicen que solamente lo hacen en ocasiones especiales, que lo pueden controlar, que en realidad consumen pero no son adictos a las drogas, solo las usan pero cuando quieren pueden dejar.

Al respecto, escuchaba en un programa, hace un par de días, a este señor Peña, que es un tipo que vive proyectando sus propios conflictos hacia fuera. Y él decía - antes era adicto a las drogas, pero ahora las tomo cuando quiero y cuando quiero las dejo, lo que pasa es que me gustan- dice.

 

Eso es lo que decimos las personas adictas a cualquier otra cosa, a parte de sustancias, por ejemplo a la comida, “como porque me gusta, como porque no quiero dejar de comer, disfruto de eso”.

Por el otro lado, están las personas que viven en la situación contraria, estas enfermedades “de moda” hoy en día, anorexia y bulimia. Las chicas son un palito, son chiquitas. Me acuerdo de un programa en televisión: la joven pesaba 29 Kg. y sin embargo se seguía viendo gorda.

 

Niegan lo que de verdad les pasa, porque no reconocen que ese problema, eso que les esta pasando por dentro, les trae angustia.

A veces, racionalizamos el problema y decimos –lo que pasa es que yo soy así por esto o por aquello- o nos ponemos una excusa y, muchas veces, no reconocemos las cosas que nos pasan, porque estamos tan familiarizados con ellas, que no nos damos cuenta.

Por ejemplo cuando vivimos en una casa sucia, nos acostumbramos a la suciedad y no la percibimos, porque estamos familiarizados con ella.

 

Estamos familiarizados con nuestros problemas, estamos acostumbrados a nuestras propias debilidades y limitaciones. Ante aquellas cosas que no sabemos de que modo enfrentar, nos acostumbramos y entonces negamos su existencia, no nos damos cuenta, no tenemos la capacidad de reconocer lo que de verdad nos pasa.

 

En Mateo capitulo 5 versos 21 y 22, Jesús esta con los religiosos y les dice que ellos se rigen por los 10 mandamientos, pero Él se los profundiza todavía más.

 

Mateo 5:21 al 22  “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.”

 

La palabra enojo, muchas veces se traduce como ira vengadora, como deseos de venganza.

Hay que tener cuidado con la gente que nos odia, porque esta descargando en nosotros un sentimiento tremendamente hostil.

No tenemos que estar cerca de gente que tiene espíritu de venganza, de resentimiento o de dolor, debemos reconocer que puede hacernos daño, que esas personas pueden hacer y dar rienda suelta a su propia ira, descargándola o proyectándola en nosotros.

 

Yo quisiera que te dieras la posibilidad de hacer como los gestálticos y, reconocer a ese que tenes en frente como parte de vos. De empezar a dialogar con tu propio espíritu, con ese Dios que habita en tu corazón. Que lo sientes frente a vos en la silla y que empieces a hablar con Él.

No como algo empírico ni utópico, no como un ser que no existe de verdad, que no esta cerca mío realmente, como un ser lejano, sino como hablando con vos mismo.

Lo que hacen los gestálticos es empezar a intercambiar su ubicación en la silla y, entonces, un día, en un momento determinado, soy yo que hablo y entonces me siento en la silla de enfrente y el que habla es mi intestino o mi riñón, o mi corazón, o mis pulmones.

 

Quiero ofrecerte que empieces a dialogar, en esta terapia de la silla, con tu propio espíritu, con vos mismo, que comiences a mirarte por adentro, que te des la posibilidad de empezar a reconocerte, de pensar en cuantas debilidades tuyas, propias, estas proyectando y tirándole a otros por la cabeza.

¿Cuántas limitaciones que son tuyas de verdad, estas achacando y tirándole encima a la otra persona?

Pensar en cuantos errores podes haber cometido, por no haberte dado cuenta a tiempo de lo que de verdad te pasa, cuantas limitaciones, debilidades, mucha suciedad, tanta mugre que estas negando de adentro tuyo, porque ya te acostumbraste a convivir con eso.

 

¿Cuántas veces decís? “no me pasa nada, esta todo bien” cuando en realidad, hay cosas que vos te das cuenta que estas aplazando y corrés para adelante sin resolver. Y las seguís empujando a diario, sin solucionarlas ni trabajarlas.

Y cuando alguien te confronta con esa debilidad tuya, con tu propio problema, te escapás y salís corriendo para otro lado.

 

Por mi parte, una de mis debilidades, uno de mis problemas tiene que ver con mi obesidad.

Durante mucho tiempo, desde los 10 años, he tenido problemas de sobrepeso. Pero con asesoramiento profesional y con ayuda espiritual, logré encontrar qué era lo que disparaba adentro mío que yo comiera de más.

Pude enfrentarlo, baje 27 kg y me mantengo en más o menos ese peso,

subiendo y bajando para mantenerme y sentirme bien.

 

Muchas personas me han preguntado -¿qué hiciste? ¿Cuál es tu secreto?, ¿cuál es la dieta?, ¿cómo has hecho para bajar de peso y para mantenerte en ese peso?.

Y yo me doy cuenta, que esas personas piensan que el secreto para bajar de peso esta en una dieta o en hacer actividad física, que esta en una nutricionista, o en un médico, que la solución esta en una clínica o en mirar un programa de televisión en el que se habla del tema.

 

El secreto para bajar de peso es reconocer nuestra adicción, es darse cuenta de nuestra propia debilidad y estar dispuesto a enfrentarla, a confrontarse con ella, a sentar frente a mi en la silla opuesta, a mi gordura a mi sobrepeso y hablar con mi cuerpo y preguntarle que le pasa, pero además, estar dispuesto a escuchar lo que mi cuerpo tiene para decirme.

 

Dialogar con nuestro cuerpo, con nuestra alma, con nuestro espíritu, darnos la posibilidad de darnos cuenta de lo que nos están pasando, de las cosas que nos están haciendo daño, de una vez por todas animarnos, atrevernos a abrir la puerta y mirar hacia adentro.

 

Seguramente que vamos a encontrar mucha mugre, veremos cosas que se están pudriendo… ¡pero vale la pena!. Porque cuando empezás a sacar afuera todo esa mugre, de a poquito, comenzás a sentirte mejor, a disfrutar de un modo distinto y especial, empezás a tener una mejor calidad de vida y a ver, que podes ser felíz de un modo que no habías podido serlo antes.

 

¡Darse cuenta!, sentarse frente al problema, no proyectarlo en otros, no tirarselo por la cabeza a la persona que amamos, cuando en realidad es una debilidad propia.

Tampoco negarlo y decir que “yo en realidad tomo o fumo, pero puedo dejar cuando quiero, yo vivo de este modo pero cuando quiero puedo cambiar, puedo dejar”.

Lo más importante, el primer paso es admitir que la estamos sufriendo, reconocer que estamos viviendo eso, darnos la posibilidad de ponerlo en la silla de enfrente y empezar a dialogar con el problema, para poder liberarnos de él.

 

Esta dificultad que yo puedo poner hoy en día, como decía antes, en mi sobre peso o en otra adicción o en esta dificultad para comunicarme con otros, es lo que también me esta separando de Dios, porque me impide conectarme con Él.

Yo necesito sacar afuera el problema, ponerlo en la silla de enfrente y hablar con él, porque si no lo resuelvo con esa parte de mi, no voy a poder, tampoco, aclarar mi relación con Dios.

Así, voy a seguir hablando de Dios de oídas, con mi mente, sin de verdad poder llegar a conocerlo y a reconocerlo adentro mío.

 

Darse cuenta de que Él está adentro mío, entró en mi corazón y lo tengo encerrado ahí adentro.

¡Sí!, yo acepté a Jesús en mi corazón y lo tengo encerrado, al Espíritu Santo que entró en mí en ese momento, en un cuartito sin ventanas y sin puertas, en un cuarto que tapié.

Acepté a Cristo pero lo tengo encerrado allí, no dejo expandirse a ese Dios todo poderoso, porque hice mi oración de fe, pero no resolví más nada de mi vida, acepte a Jesús en mi corazón, permití que el Espíritu Santo de Dios pase morar en mi, pero todo el resto de mis cosas quedaron sin resolver.

Y entonces decimos: “no, no yo soy creyente desde hace 15 años, yo soy cristiano de hace mucho tiempo, yo voy a la iglesia evangélica y voy a tal lado y participo de todas las actividades y soy un líder en mi iglesia”.

Pero siguen pasando los años y sigo sin resolver las cosas que me están afectando, que alteran mi relación con los otros y, tremendamente, mi relación con Dios.

 

Sigo hablando de Dios de oídas, construyo un mensaje profesional y entonces cuando hablo con alguien le tiro con la Biblia por la cabeza y predico un mensaje técnico pero vació, porque no esta adentro mío, ni sale de mi interior, no es un mensaje auténtico, porque no nace a partir de mi propia conversión, no sale porque estoy iniciando un proceso de regeneración adentro mío, desde el momento en que acepte a Jesús en mi corazón, sino que es un mensaje aprendido de otros.

Así, me aprendí cientos de versículos bíblicos y, de acuerdo a la ocasión, saco el que corresponde y se lo tiro por la cabeza al otro.

Pero es un mensaje vació si no lo estoy viviendo, si no lo puedo compartir con el otro desde mi propia conversión, a partir de la relación interior que tengo con Jesús, desde un trabajar conmigo, enfrentado a la silla donde yo mismo estoy.

La terapia de la silla vacía, yo quisiera poder llevarla a un trabajo que abarque a mi cuerpo, a mi alma y a mi espíritu.

Hay una corriente dentro de la psicología que esta conectada con Dios y con el Evangelio, se llama Psicología Pastoral. El pastor Jorge Leon es uno de ellos.

Hay pensadores cristianos que trabajan en esta dirección, hay muchos libros que vos podes consultar.

Estos autores hablan de Jesucristo como una Gestalt perfecta, hablan de Jesús como el modelo de Gestalt al que tenemos que llegar. Y se están refiriendo con eso, a un modelo en el que se puede llegar a la perfección de la unión entre cuerpo, alma y espíritu.

 

No estoy de verdad regenerado o convertido, no he vivido mi propia experiencia de conversión, sino he permitido que Dios penetre, que el Espíritu Santo de Dios ingrese en las tres áreas que forman mi humanidad, si no pude enfrentar y trabajar con mi cuerpo, con mi alma y con mi propio espíritu.

 

Y entonces, estamos siendo hipócritas, porque hablamos de un Dios al que no conocemos.

Lo tenemos en nuestro espíritu…¡SI!,el espíritu de Dios mora en nosotros, pero lo tenemos tapiado, encerrado entre cuatro paredes y no lo dejamos salir. Porque si sale, nos va a confrontar con cosas que no hemos podido resolver y que, probablemente, no nos animamos a enfrentar aún.

Darse cuenta, reconocer lo que de verdad nos esta pasando.

Como digo siempre, ahora la decisión está en tus manos. Solamente tené en cuenta que el crecimiento de la Iglesia de Cristo depende de personas que se animen a sentar en la silla de enfrente a sus propias debilidades, y resolverlas.

 

HECTOR SPACCAROTELLA   

Río Gallegos

Argentina

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

 

 



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 27/12/2012 18:48
 
 
 
Muy interesante, para poder cambiar algo y llegar a solucionarlo siempre es necesario reconocer la realidad, buenisimo, Araceli
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/03/2013 04:11
BENDICIONSACERDOTAL photo BENDICIONSACERDOTAL.jpg


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados