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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: ¿la suerte? ¿el destino?
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 21/01/2013 13:20

¿la suerte? ¿el destino?

 

Uno de los primeros libros que mi papá me permitió leer de niño para estimular mi amor por la lectura fue “GUILLERMO TELL”. Un clásico. El texto de abajo, un hecho real, me trajo aquel recuerdo pero también me llevó a la violenta realidad de lo trájico y nuestra actitud frente a ello.

 

Era un acto artístico impresionante. Siempre electrizaba al público porque recordaba la célebre hazaña de Guillermo Tell, el histórico arquero suizo. Lo realizaba Kurt Borer, suizo también, con su hijo Roger, de ocho años de edad.

En una feria de Basilea, Suiza, Kurt colocó a su hijo contra el tronco de un árbol. Luego puso la manzana sobre su cabeza y disparó la flecha tal como lo había hecho cientos de veces. Pero un repentino soplo de viento cambió el curso de la flecha, y ésta se clavó en la frente de su hijo.

No fue más que un soplo de viento. Un soplo repentino que fatalmente se levantó justo en el momento en que la flecha iba en vuelo. Y fue suficiente para provocar la tragedia. La policía suiza, que no tomó ninguna medida contra el padre, calificó el suceso «un trágico accidente».

Así suele ocurrir en la vida. Una causa muy pequeña puede provocar grandes efectos, tanto para bien como para mal. Algunos le llaman a esto «destino», y otros «suerte»; algunos lo atribuyen a su horóscopo, y otros aun a la «Divina Providencia».

Nos inclinamos a mirar hacia afuera, pensamos que lo que nos pasa es una “cruz” que debemos sobrellevar como si no hubiera posibilidades de tomar protagonismo sobre ellas.

¿Es así? ¿Podría el arquero del relato atribuir únicamente al viento el desastre que terminó con la vida de su hijo?

¿Podría echar la culpa sobre el destino?

¿sobre Dios?

Algunos dicen “el diablo metió la cola”

Me gustaría compartirte otro camino para el análisis. El de asumir la propia responsabilidad sobre lo que nos pasa. Sobre nuestros errores y aciertos. Sobre las consecuencias de nuestros actos.

¿Cuánto de aquello que sucede alrededor nuestro podría haberse evitado con una decisión nuestra correcta? ¿Cuánto podría cambiar hoy de esta triste realidad en que vives si solamente te decidieras a tomar protagonismo sobre el presente?

¡No puedo! ¡No pude! ¡Nunca podré!

Patrañas. No te dejes engañar por esas voces, que lo único que logran es paralizarte para que sigas “cargando tu cruz”.

No te quedes con esa imagen; entramos en la semana de Pascuas y si algo nos enseña este tiempo es que esa cruz que intentas cargarte ya la cargó Jesús… ¡Y triunfó sobre ella!

El domingo de Pascuas celebramos la Resurrección del Mesías. ¡¡¡RESUCITÓ!!!

Si no crees esta realidad histórica y actual, si tu corazón no se inunda de esta verdad, entonces como decía Pablo, “nuestra fe es vana”.

Me invito a mí mismo y te invito a que tomemos protagonismo sobre nuestra realidad y dejemos de echarle la culpa al viento, al destino, a la suerte, a Dios o al diablo de lo que nos pasa.

El ser humano vive en un mundo de fuerzas ciegas, y los sucesos de la vida se entrelazan de tal manera que algo que ocurre en Francia puede repercutir en Chile. La decisión de un fanático tomada en la soledad de la noche puede provocar una guerra civil, y el curso de una flecha, en un espectáculo, puede ser alterado por un viento imprevisto.

En este tiempo de tanta convulsión social, política, económica, espiritual, Dios nos invita a encontrar calma, a reflexionar sobre nuestra vida, sobre nuestros yerros y nuestros aciertos, a perdonar y pedir perdón pero sobre todo a pararnos frente al espejo y perdonarnos a nosotros mismos admitiendo que somos responsables de casi todo lo que nos pasa.

El salmista de antaño, David, aprendió de esta fe en Dios, y vertió sus sentimientos en el Salmo 91. He aquí algunos de sus versos:

 

El que habita al amparo del Altísimo Morará a la sombra del Omnipotente.

Diré yo al SEÑOR: "Refugio mío y fortaleza mía, Mi Dios, en quien confío."

Porque El te libra del lazo del cazador Y de la pestilencia mortal.

Con Sus plumas te cubre, Y bajo Sus alas hallas refugio; Escudo y baluarte es Su fidelidad.

No temerás el terror de la noche, Ni la flecha que vuela de día,

ni la pestilencia que anda en tinieblas, Ni la destrucción que hace estragos en medio del día.

 

Aunque no siempre comprendamos el porqué de los sucesos, sabemos que Él nunca se equivoca.

Pongamos en Sus Manos nuestro presente pidiéndole la fuerza para tomar protagonismo en los cambios que necesitamos vivir para que el futuro sea distinto.

Tenemos Su promesa de que si confiamos en Él no nos dejará solos en el camino.

 

Hector Spaccarotella

Río Gallegos, Argentina.

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

 

La crónica sobre el arquero Kurt Borer apareció en una reflexión del sitio www.conciencia.net

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 21/01/2013 13:56
 
 
 
 
 
 
Clarísimo hermano, ni la suerte ni el destino, que el Señor nos enseñe a contar nuestros dias con sabiduría, gracias, Araceli

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/03/2013 04:35
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