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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: EL LLAMADO
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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 22/11/2012 13:12

El Llamado

Realmente es hermoso ver lo que el Señor hace, observar de qué modo levanta personas aquí y allá para que vayan a darles una oportunidad a tantos niños, hombres y mujeres adultos, jóvenes y ancianos.

Puedo asegurar que hay gente maravillosa que muchas veces vive en condiciones de esclavitud espiritual muy grande.

Hemos compartido con mi esposa sobre la realidad de los niños Talibe en Senegal (África), donde estamos sirviendo. (Dando apoyo a misioneros de tiempo completo que sirven en ese país).

Hace unos días un matrimonio de latinoamericanos que trabaja con estos niños Talibe, nos contaba que están siendo perseguidos y encarcelados por la justicia, por intentar atender las necesidades de 100.000 de estos chicos, solamente en Senegal, y darles a conocer las buenas nuevas de Jesús.

Nos preguntamos con mi esposa porqué los persiguen, si teóricamente Senegal es un estado laico que permite otras culturas religiosas además del Islam.

Pero indudablemente los misioneros cristianos están tocando intereses religiosos, políticos y económicos de esa sociedad, y entonces un país moderado, se está volviendo hostil para el Evangelio.

Muchas personas nos preguntan: “¿por qué se fueron hasta África? ¿porqué ahí y no en Chaco o en Formosa(Argentina)?

El Señor te levanta y te dice “vos anda para allá, ahí está Mi obra, ahí hay gente que necesita conocerme”. De allí en más es ser obedientes al llamado.

El africano es gente enormemente amorosa que te adopta como familia, personas que te dan la posibilidad de sentirte como uno más; nosotros nos vestimos como ellos, no para mimetizarnos con la cultura sino como una muestra de respeto a los nativos. También comemos sus alimentos (aún pagando un precio de salud que nos lleva meses recuperar).

Pero viven en situaciones de esclavitud espiritual, temerosos permanentemente de hacer méritos suficientes para agradar a Ala. Están por ejemplo obligados a rezar varias veces al día, ustedes conocen las oraciones que hacen los musulmanes, el Salat. Tienen que postrarse 5 veces al día desde las 5hs de la mañana hasta las 8.30hs de la noche, pero lo que uno no sabe es que tienen que repetir estas oraciones en árabe y ellos no hablan ese idioma. De modo que se comunican, teóricamente, con Alá (que es Dios en árabe), de una forma impersonal, es decir, sin tener un trato directo con Él, porque hay una legislación espiritual a través del Corán y sus leyes que dice que hay que orar únicamente en árabe porque es la única lengua que no entiende el diablo, entonces si hablan en árabe el único que puede escuchar es Dios. Pero ellos no saben el idioma, repiten de memoria.

Los niños talibé son enviados a escuelas coránicas donde por 7 u 8 años están alejados de sus familias, para repetir de memoria versos coránicos durante 12 a 14 horas por día. Sus padres los abandonan en manos de los maestros coránicos (Malabues) con la promesa de ellos de que al ceder a sus niños alcanzarán el cielo. Esos son los chiquitos que constituyen una realidad propia de Senegal llamados “Talibe”.

Dos veces al día salen de esa cabaña muy precaria donde los tienen, la escuela coránica, a recoger limosnas con un recipiente de lata de conservas y si no regresan con esa cuota de dinero son castigados o duermen a la intemperie; por ahí los pibes están 2 días sin ir a la escuela coránica, sin tener un refugio ni nada que comer, porque no llegaron a juntar esa limosna que están obligados con castigos físicos de todo tipo por los malabú (maestros de escuelas coránicas) a juntar.

Pero lo que yo quería compartirles a ustedes es que cuando con mi esposa hablamos de África o del “llamado a Senegal” los oyentes del mensaje dicen: “que bueno esta gente que se fue para allá” pero inconscientemente ven lejos África, ven lejos al misionero que hace el relato de la realidad en ese país; se admiran, pero terminan reflexionando: “yo no tengo llamado a misiones; hay gente que tiene el llamado y hay quienes no lo tienen”.

Por eso cuando yo estaba todavía en mi casa en Río Gallegos bosquejando este mensaje de hoy me preguntaba de qué modo compartirles a ustedes lo que es el llamado.

¿Qué es ser llamado?

¿A qué se refiere una persona que dice: “yo tengo llamado a misiones”? ¿Es un ser especial o cumple con determinadas condiciones y por esa razón Dios lo llama a servir en una tarea misionera?

Estaba trabajando en esa idea; mi esposa ya estaba en Buenos Aires así que estaba solo sentado en un ambiente de mi hogar con la televisión encendida sin audio, trabajando en cómo compartirles a ustedes algo relacionado con esto; entonces levante mi vista y pude ver que en la televisión un noticiero mostraba las cosas que nos pasan y nos atraviesan a todos, acá en Argentina y en el resto del mundo.

Ví asesinatos, robos, violaciones, estafas, corrupción política. Y también imaginé detrás de la pantalla igual que yo estaba en ese momento, a gente que está cansada por una sociedad que se cae a pedazos porque los valores morales parecen quedar a cada momento más de lado. Están cansados de ser robados, sometidos a un sistema de justicia que muchas veces se dobla ante el poder económico de una intrincada red de traficantes de drogas que están matando personas de una forma indiscriminada, trata de blancas, pornografía, prostitución…

Todo esto pasa aquí, entre nosotros, en nuestras ciudades, frente a nuestras narices, mientras observamos sintiendo que a cada día se pone peor.

Y entonces, ahí fue cuando me di cuenta de lo que el Señor me quería decir, entendí que era lo que Dios quería que yo comparta con ustedes: “el llamado es solamente el Espíritu Santo abriendo nuestros ojos espirituales a una realidad, para que podamos ver de qué modo también a nuestro alrededor hay esclavitud espiritual; es sentir este privilegio que tenemos de conocer a Cristo, esta transformación espiritual que vivió nuestro corazón cuando aceptamos a Jesús, que nos impulsa a dar testimonio de cambios profundos que han terminado resignificando nuestras vidas”.

De la puerta para afuera de nuestros templos hay personas que se está muriendo.

Vecino a nosotros hay gente que está sufriendo y que no saben cómo encontrar una respuesta o una solución a sus problemas; hay jóvenes que se suicidan drásticamente colgándose de una cuerda o lentamente emborrachándose todas las noches o consumiendo drogas…

Entonces eso que se llama en ambientes cristianos “el llamado” y que parece tan lejano porque uno no se siente movilizado a hacer misiones, es simplemente que el Señor te está diciendo: “Héctor, cerrá los ojos porque quiero que veas otra realidad, cerralos que quiero que te encuentres con una necesidad que Yo tengo, que estas personas que amo profundamente tienen”.

El pastor Turosky decía antes de tomar este micrófono, de una forma muy real que “Dios está en misión, el misionero no cumple un objetivo de hombres”. Si Él te llama hoy a que cumplas una tarea no es para desempeñar una misión de hombres.

No es un tema de que alguien sea misionero en una iglesia y alguien no, o de que unos tienen el llamado y otros no; Adriana y Héctor vienen una vez cada tanto, en otro momento vendrán otros misioneros, pero nosotros seguimos cómodamente sentados en el lugar en el que estamos espiritualmente, viendo como otras personas se ocupan de ver la necesidad que la gente pasa.

Pero Dios es un ser que desde siempre se ha ocupado de mostrarnos que está preocupado por los que necesitan.

Yo quiero invitarlos a que busquen en el Salmo 9, escrito por David 1000 años antes de Cristo.

Salmo 9:9 a 12: Jehová será refugio del pobre, refugio para el tiempo de angustia. En ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron. Cantad a Jehová, que habita en Sion; Publicad entre los pueblos sus obras. Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; No se olvidó del clamor de los afligidos.

Mil años antes de Cristo Dios ya nos mostraba, de diversas formas, su preocupación por los que necesitan, por los afligidos, por los oprimidos, su intranquilidad por los que no Lo han conocido, por aquellos que necesitan un sentido para sus vidas y la esperanza que solo Él puede proveer.

No lo vamos hacer ahora por una cuestión de tiempo, pero si ustedes recorren el hablar de los profetas del Antiguo Testamento, Amós, Jeremías, Isaías, Habacuc, etc., ellos daban un mensaje orientado a 3 tareas:

-La primera, llamar al arrepentimiento de los pecados del pueblo y a la reconciliación con Dios.

-La segunda es combatir la idolatría, derribar los ídolos de los pueblos vecinos que terminaban siendo adoptados por el pueblo de Israel.

-Pero la tercera motivación que levantaba a un profeta de Dios era la desesperación por la injusticia que vivía el pueblo por los políticos corruptos, las injusticias sociales, por la gente que se moría de hambre, por las viudas.

Dios se ocupó a través de los profetas, todo el tiempo, de mostrar que había que hacer algo con esa gente que sufría, ESO ES EL LLAMADO, eso es lo que siento que tengo que les compartir hoy, porque Dios les está hablando a ustedes también, Dios les está pidiendo a ustedes que de alguna forma cierren sus ojos y los abran a la necesidad de su vecino de al lado.

Ustedes dicen:

“yo no puedo ir a África, no tengo plata ni condiciones, mi salud no da, soy anciano o soy muy joven”

Entendible, pero el Señor te llama a que seas sensible con la necesidad de quien tenés cerca.

En Córdoba una joven que vive con su esposo en condiciones humildes se enganchó con la posibilidad de juntar materiales, alimentos no perecederos y ropa para los Tobas en Salta; en 3 meses juntaron 3 camionetas llenas de cosas, ¿de su dinero?, ¿de su bolsillo? no, simplemente se pusieron de pie y dijeron “tengo que hacer algo”.

Dios te pide que hagas algo.

Los profetas anunciaban la venida del mesías, un salvador para el pueblo de Israel.

Y un día de fiesta como podría haber sido navidad o el domingo de pascuas, en que el templo se llena de gente, más de lo habitual, y había tantas personas que algunos estaban de pie por falta de asientos, probablemente en una reunión como esta, alguien le dijo a un joven de veintipico de años:

¿”porque hoy no venís a leer por favor?. ¿Por qué no te levantas y venís vos a leer la Palabra?”

- y este joven veinteañero se levantó y dijo

Lucas capítulo 4: “el Espíritu del Señor está sobre mi por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres, me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón, a pregonar libertad a los cautivos y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos y a predicar el años agradable del Señor-.

Ese joven se estaba presentando como “el Ungido”, “el Mesías”, “el portador de Esperanzas”, “El dador de oportunidades”… vino a contar cuál era la unción que Dios había puesto sobre él y que había sido profetizada 700 años antes por Isaías.

Y después, en el capítulo 17 de Juan, como parte de esa oración sacerdotal que él realiza a Dios con sus discípulos presentes, dice con otras palabras: “Padre, aquella unción que Vos me diste a mí yo se los doy a ellos”, de modo que esa tarea de la que habla Jesús de ser pregoneros de libertad a los cautivos, de ser libertador de los oprimidos, de ser quien ayuda al necesitado, esa unción fue volcada sobre nosotros que somos Su Iglesia. Es nuestra razón de ser en este mundo.

¿Sobre quién puso el manto? ¿Sobre Adriana y Héctor que se van a ir a Senegal en enero? ¿Sobre esos misioneros que están tiempo completo en los países de la ventana 10/40? ¿Sobre la gente que está trabajando en la India, en Iran o en Chaco?

¿Sobre quién?...

SOBRE VOS, el Señor te está llamando a vos.

Como dice esa frase de Isaías “¿quién irá?”.

¿Quién va a ir?

Hoy te lo pregunta a vos, te cuestiona si te vas a seguir quedando allí cómodo en tu lugar mientras tu vecino está a las piñas contra tu vecina, mientras el nene de al lado dejó la escuela y está drogándose todas las noches en la esquina, mientras el hombre de enfrente o de la vuelta está enfermo y vos lo sabes, sabes que está en cama y decís: “pero es un tipo osco, nunca me aceptó”

Buscás excusas, PERO VOS TENES UN MENSAJE QUE DARLE.

Ese hombre o esa mujer que a la vuelta de tu casa se está muriendo, está enfermo y necesita que alguien le diga que hay esperanza. Precisa que alguien le lleve una mano que apriete y le brinde una oportunidad.

El Señor dice hoy: “¿quién irá?, ¿a quién enviaré?”

Él está preguntando quien va a levantar las manos esta noche ¿quién va a levantar la mano para decir

-¡ENVÍAME A MÍ! YO ESTOY AQUÍ! ?.

Cuando en el año 2007 el Señor me llamó a Senegal yo respondí desde la emoción, estuve 15 días llorando porque había sido conmovido por ese llamado. Pero después, a medida que el tiempo va pasando uno va construyendo algo que va más allá de la emoción.

Yo quisiera que pudieran cerrar los ojos y responderle al Señor, levantando sus manos aquellos que creen que este llamado es para ustedes, quienes realmente sienten que Él los está enviando.

Te está preguntando a vos: “¿a quién voy a mandar?”

¿Quién va a ir a ver a esa señora que acaba de separarse? ¿Quién va a ir a ver a esa madre que tiene a su hijo alcohólico? ¿Quién va a ir a ver a ese hombre que no sabe para que esta en la Tierra y tiene 50 años?

¿Quién va?

¿QUIÉN VA A IR?

¡EL LLAMADO ES HOY, AQUÍ!

Levantá tu mano y decile -yo iré, envíame a mi-.

¡YO IRÉ SEÑOR, ENVIAME A MI!

Señor, yo sé que me necesitás, yo sé que hay gente muriéndose porque no levanto mi mano, porque me quedo sentado en mi casa, porque yo pienso que cumplir es solamente practicar los ritos y lo que mi religión me pide: venir de vez en cuando a la iglesia, participar de las reuniones de oración…

Pero el Señor está diciendo que afuera hay gente que se está muriendo sin conocerlo y no están solamente en Senegal.

Afuera hay gente que está necesitando una oportunidad y hoy te está invitando a vos a que levantes tu mano y digas:

“aquí estoy Señor, ENVIAME A MÍ”-.

¡ENVIAME A MI!

Señor yo te pido la ministración de Tu Espíritu Santo esta noche.

Yo te pido Señor que Tu Espíritu descienda en este lugar, sobre estas personas.

Yo te pido Señor que ellos que han cerrados sus ojos puedan abrir sus ojos espirituales para ver la necesidad que esta sociedad de hoy tiene. Que ellos puedan sentir, Señor, que Sos Vos quien está golpeando sus corazones afligido por la falta de esperanza de un mundo que se muere.

Señor, gracias por Tu llamado.

AQUÍ ESTOY SEÑOR. ENVIAME A MI.

Mostrame Señor cual es la necesidad, para eso estoy en la Tierra, para eso me elegiste, para eso me llamaste Señor.

Envíame a mi Padre, en nombre de Jesús.

Amén

(Desgrabación de un mensaje dado a la Iglesia).



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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 23/11/2012 02:30

 

 

Es un excelente mensaje hermano, es grandioso recibir un llamado especial del Señor para trabajar en su viña,  gracias y hasta mañana! Araceli

Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 10/03/2013 03:32
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Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 22/06/2013 02:35


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