Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Fraternalmente unidos
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 General 
 Normas de convivencia en el grupo-- 
 Lee la Biblia aquí! 
 Biblia en Power Point 
 Conoce tu Biblia 
 La Biblia en ocho versiones 
 Recursos Teológicos 
 Estudios biblicos 
 Reflexiones- Hernán 
 Selección de pasajes Bíblicos- por Hernán 
 Biografías de hombres de la Reforma protestante- Por Hernán 
 Arqueología Bíblica (por Ethel) 
 Reflexiones 
 Jaime Batista -Reflexiones 
 Tiempo devocional-Hector Spaccarotella 
 Mensajes de ánimo--Por Migdalia 
 Devocionales 
 Escritos de Patry 
 Escritos de Araceli 
 Mujer y familia- 
 Poemas y poesias 
 Música cristiana para disfrutar 
 Creaciones de Sra Sara 
 Fondos Araceli 
 Firmas hechas-Busca la tuya 
 Pide Firmas 
 Regala Gifs 
 Libros cristianos (por Ethel) 
 Panel de PPT 
 Amigos unidos-Macbelu 
 Entregas de Caroly 
 Regala Fondos 
 Texturas p/ Fondos 
 Separadores y barritas 
 Retira tu firma 
 Tutos 
 Tareas HTML 
 COMUNIDADES AMIGAS 
 
 
  Herramientas
 
Mujer y familia: "BIEN_ESTAR O BIEN_SER-"
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: amigable pero  (Mensaje original) Enviado: 03/03/2014 15:13
   

 

 

¿Bien-estar o bien-ser?

Si te detienes un instante y observas a tu alrededor, te darás cuenta que hemos comenzado a caminar desde hace ya mucho tiempo por el sendero de una sociedad que nos ofrece un paradigma de vida hedonista e individual; un paraíso de la felicidad absoluta o “le devolvemos su dinero”.

La cultura del bienestar se ha impuesto entre nosotros y desde ella, los seres humanos intentamos crear nuestra vida

Esta tendencia hacia el “bien-estar” ha impactado en las relaciones humanas y por supuesto, en las de pareja de forma extraordinaria. Hoy en día a todos les interesa estar bien o mejor dicho el “bien-estar”, es la medida con la que se salvan o sentencian los vínculos.

Hoy día no se tolera la mínima frustración, la desdicha es signo de que algo anda mal y el amor entre dos personas es defendida siempre y cuando no nos haga perder nuestro “bienestar personal”.

Por lo general, conquistar todo con rapidez y sin esfuerzo nos genera ansiedad, intolerancia a la frustración y un descontento permanente.

La publicidad llega a nuestros ojos con pociones mágicas para obtener el cuerpo que siempre hemos soñado tener, la pareja ideal y atraer todo lo bueno que queramos a nuestra vida; todo ello en un mínimo de tiempo, sin sudar, sin sufrir y sin esfuerzo. La publicidad nos enseña que con sólo pensar bonito y ponernos en el abdomen una faja vibratoria el paraíso terrenal será nuestro, y si llamas ahora, te dan dos paraísos por el precio de uno.

El “fraude” de la mutilación de los procesos necesarios (conocer a alguien, aprender a comer en forma equilibrada, hacer ejercicio, convivir con el otro, etc) pasa desapercibido frente a nuestras necesidades y urgencias.

¿Y cuál es el problema? Que nos dejamos llevar por nuestros deseos y expectativas de “bien-estar” y no nos preocupamos por el “bien-ser”; enfocamos nuestras fuerzas en alcanzar un estado transitorio, en “estar felices” en lugar de “ser felices” y entonces cuando las circunstancias no son como las que deseamos, la insatisfacción salta presurosa e inquietante para que abandonemos lo que estamos haciendo y elijamos otro camino.

¿Cuántas cosas dejamos pendientes porque no salen como nos gustaría? ¿Por qué no mejor levantarnos de la caída y volver a empezar? ¿Por qué no comprometernos con algo hasta alcanzarlo?

El otro inconveniente que viene adjunto al esquema que estamos viviendo, es el individualismo que supone, puesto que si todos nos preocupamos por alcanzar esa comodidad, cuando no lo logramos “vamos a lo nuestro”, olvidamos que pertenecemos a un vínculo, a una familia, a una escuela, a una comunidad; nos desconectamos del mundo y nos echamos a lamer nuestras heridas, a mirar una y otra vez lo que sucedió, a protestar por lo que no sucedió, a inmovilizarnos en brazos de la queja. Empezamos a creer la historia de que “sólo nosotros importamos”, que el dolor más grande es el nuestro y nos alejamos de nuestro alrededor  Infinidad de parejas, entusiasmadas con un futuro matrimonio o de convivencia, sostienen que estarán juntos “mientras se hagan felices”, es decir ¿todos los sueños o los proyectos quedan en manos del otro? ¿El amor está sujeto a que cada sujeto haga feliz al otro? ¿No es demasiada responsabilidad? ¿Por qué no nos preocupamos por hacernos felices a nosotros mismos? ¿Y el compromiso de ese amor es tan sólo mientras las cosas sean buenas? ¿La enfermedad y la adversidad quedaron fuera? ¿Cuál es la implicancia que hoy le adjudicamos a la palabra “compromiso”? Parece que estamos frente a una nueva acepción que implica “mientras nos sintamos bien” cuando ya no sea así “partiremos”.

Concebida así  la vida, todo se torna peligroso; pues frente a la mínima diferencia, cada quién por su lado. Hay parejas que han durado años pero acaban rompiéndose porque uno de los dos sostiene que “pensaban diferentemente y les gustaba hacer cosas diferentes”. Pero, ¿acaso no somos todos observadores diferentes? ¿No es lo usual que cada ser humano tenga actividades, pensamientos y gustos personales? Quien se separa por estos motivos seguramente busca “perfectas coincidencias”, es consumidor del “amor rosa eterno” y “ los calzados deportivos que se usan 30 minutos y prometen piernas de escaladores”.

El bienestar entendido como un derecho inalienable e irrefutable, confunde el mensaje entre la experiencia y los símbolos.

En la búsqueda enloquecida hacia la  dicha, muchas personas desarrollan el verbo “adquirir” para llegar a la “experiencia” (SER) que el objeto representa.

Algunos ejemplos de ello:
Hombres que compran lujosos autos para tener mayor seguridad, autoestima y estatus. Mujeres que se casan porque el matrimonio les otorga seguridad, comodidad, respeto y confianza. Jóvenes que estudian en determinadas universidades porque ese hecho les genera estatus, valor, aprobación. O personas que utilizan determinada marca de ropa porque con ellas sienten “imagen”, respeto
, aprobación, y seguridad. Estos son ejemplos de situaciones en las que lo “exterior” es deseado para vivenciar una experiencia, en lugar de “ser” y atraer esos símbolos.

No busquemos ser mujeres exitosas en cargos jerárquicos sin antes empezar a comportarnos como mujeres exitosas desde nuestra intimidad. Reflexiona realizándote esta pregunta: ¿cómo se comportan las personas exitosas? ¿Se cuidan físicamente? ¿Son puntuales? ¿Optimistas? ¿Buscan alternativas? ¡Muy bien! Entonces consideremos comenzar a operar de ese modo en todas las áreas de nuestras vidas.

La experiencia del “ser” debe proveerse desde nuestro interior, si sólo nos adornamos con lo externo, nos conformaremos con un “estado óptimo” que tiene carácter transitorio.

Atrévete a dar vuelta la ecuación: a vivir desde el Ser > Hacer > Tener, bucear en tus recónditas aguas, conocerte y desarrollar las actitudes que te acerquen a las orillas que anheles

 

 

 



Primer  Anterior  2 a 3 de 3  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 03/03/2014 17:28



A disfrutar cada día de esta semana!
Un abrazito Adriana! Como está todo por allá??
 Araceli

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Lolis Navarrete Enviado: 06/03/2014 22:39


 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados