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Tiempo devocional-Hector Spaccarotella: ¿para el Señor?
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De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 16/07/2013 18:15

¿Para el Señor?

 

Génesis 4:1 al 6  Y el hombre conoció a Eva, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Caín, y dijo: He adquirido varón con la ayuda del SEÑOR.

Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas y Caín fue labrador de la tierra.

Y aconteció que al transcurrir el tiempo, Caín trajo al SEÑOR una ofrenda del fruto de la tierra.

También Abel, por su parte, trajo de los primogénitos de sus ovejas y de la grosura de los mismos. Y el SEÑOR miró con agrado a Abel y a su ofrenda, pero a Caín y su ofrenda no miró con agrado. Y Caín se enojó mucho y su semblante se demudó.

Entonces el SEÑOR dijo a Caín: ¿Por qué estás enojado, y por qué se ha demudado tu semblante?

 

Llevo muchos años, (34 a la fecha en que escribo esto), en la actividad empresara privada. Un comercio en el que en buenos tiempos llegué a tener 12 empleados y que con la ayuda de Dios ha sobrevivido a la hiperinflación del presidente argentino Alfonsín en el 83, a todas las crisis y devaluaciones del dinero, al salto del 1 a 1 al 1 a 3 del dólar, al corralito financiero y todos los hitos económicos y políticos que tanto vos como yo conocemos y que vivió esta bendita Argentina.

Aprendí a preocuparme permanentemente por mantener un estandar de eficiencia en mi actividad, como una condición necesaria para sobrevivir.

Elijo y preparo a mis empleados de modo que tomen conciencia que cada cliente que entra por la puerta del comercio es quien le paga el sueldo y justifica su puesto de trabajo.

Se pueden cometer errores en la actividad privada (y he cometido muchos) pero no hay espacio para mediocres. No hay espacio para tibios. Se paga un alto precio.

Creo que muchos de mis problemas de salud a lo largo de estos años han tenido origen en que no supe manejar adecuadamente la presión interna en la lucha pór sobrevivir en la calle. Por salir del montón, por ofrecer un servicio que sobresalga del resto.

Muchas veces imaginé qué sucedería si esa misma necesidad de eficiencia se plasmara en nuestras iglesias.

Imaginemos por un momento el sacrificio y la dedicación que cualquier actividad comercial o empresaria lleva consigo. El esmero que deben poner las personas elegidas. Imaginemos los nervios. Las tensiones, las horas de discuciones y cambios de opiniones, las reuniones gerenciales.

Imaginemos el estado de ánimo durante la preparación antes de abrir las puertas al público. El encargado de compras preocupado por estar seguro de disponer para la venta del material adecuado y haber calculado con un lápiz de punta finita los márgenes para que el precio sea el justo. La elección de los detalles. El descarte de algo que pueda deslucir. La selección del vestuario. La iluminación, la elección de la música del salón de ventas. La adecuada exibición de la mercadería a ofrecer. 
Con la intención no basta. Todo debe brillar con fuerza.
¿Qué pasaría si pusiéramos el mismo esmero en nuestra dedicación a Dios? ¿No nos duele profundamente cuando, en numerosas ocasiones, al preparar algo especial para glorificar a Dios, terminemos entregando algo mediocre y sin brillo?
Si tuviéramos conciencia de la seriedad de nuestra tarea para el Señor, si pudiéramos entender que nos va la vida en ello, que el éxito o el fracaso están en nuestras manos, que estamos preparando una ofrenda de sacrificio para el Señor de Señores al que decimos servir, ¿Cuántos problemas de última hora podrían evitarse?
Una herramienta vital en la actividad empresaria es la preparación permanente. Dedico muchas horas de estudio para entender los procesos, para aprender sobre cambios y estrategias. Recurro a personas que saben más que yo, que tienen más experiencia.

Con dolor tengo que admitir que no es eso lo que veo en muchas de nuestras iglesias. Y no estoy hablando de Río Gallegos solamente.

Me han llamado la atención varias veces porque generalizo. Y es cierto que estos comentarios no se aplican a todas las comunidades cristianas… pero sí a muchas. Demasiadas para la imagen que creo que tenemos que construir en la sociedad.

Es triste admitir que el ambiente cristiano está lleno de mediocridad. Que los servicios a Dios no son preparados adecuadamente.

Radios y canales de TV cristianos cuyos producción/programación/publicidad, etc. No están en manos de comunicadores sociales entrenados. Ni aún en las grandes ciudades… y entonces se convierten en medios de comunicación evangélicos que solamente escuchan o miran evangélicos, con lo que pierden valor como herramienta de difusión del Evangelio de Jesús.

Los grupos musicales para alabanza y adoración están formados por personas que no saben leer música escrita. No hay músicos instrumentistas ni directores profesionales en los grupos de alabanza y adoración.

Se prepara una obra de teatro en una semana, porque el domingo hay que presentarla. ¿Qué pasaría si un espectáculo de teatro comercial se preparara en una semana?

 

¿No nos cansamos de dar siempre las mismas excusas?
Termina la obra o el programa y alguien dice:

 

—      …bueno, no ha salido como esperábamos, pero como es para el Señor. (Y aplaudimos el desastre).
…No hemos tenido tiempo para prepararlo bien, pero el Señor sabe que lo amamos. (Y aplaudimos el desastre).
—…Bendito sea el Señor en los problemas. (Y aplaudimos el desastre).
—…Nos ha fallado tal o cual cosa, pero..., como el Señor es bueno... (Y aplaudimos el desastre).

—      …Lo que pasa es que el diablo metió la cola.

—      …

Podría seguir enumerando intentos de justificación porque igual que vos, escuché muchos. Somos expertos en encontrar justificantes.

Pero la respuesta última es que no hicimos las cosas como Dios quiere. Con la calidad que Él se merece.

¡Vaya torpeza la nuestra!

En un texto de la escritora Isabel Pavón encontré una cita bíblica que me puso la piel de gallina. Está en el Antiguo Testamento donde podemos leer lo que el Señor le dice a sus sacerdotes en cuanto a la ofrenda de los sacrificios. Creo que puede ilustrarnos.

Malaquías 1:6-9 ...Pues si yo soy vuestro Padre, ¿por qué no me honráis? Si soy vuestro Amo, ¿por qué no me respetáis? Vosotros me despreciáis, y todavía decís: ´¿En qué te hemos despreciado?´ Traéis a mi altar pan indigno, y todavía preguntáis: ´¿En qué te ofendemos?´ Vosotros me ofendéis cuando pensáis que mi altar puede ser despreciado y que no hay nada malo en ofrecerme animales ciegos, cojos o enfermos.” ¡Id, pues, y llevádselos a vuestros gobernantes! ¡Ved si ellos os aceptan con gusto el regalo! Ahora pues, pedidle a Dios que tenga compasión de vosotros. Pero si le hacéis esa clase de ofrendas, no esperéis que Dios os acepte con gusto...”

Para el Señor tenemos que dar lo mejor de lo mejor. Lo máximo. El mayor esfuerzo. La más hermosa reverencia. El mejor programa, la mejor interpretación, la mejor actuación.

Hacerlo por amor a Él, pero además porque como decía antes, nos va la vida en esto. Y está la salvación de muchas personas colgada de nuestro trabajo.

¡Cuántas y cuántas veces se habrá reído el diablo al ver como le ofrecemos tanta baratija al Rey de reyes! ¡Cuántas veces habrá disfrutado con nuestras actuaciones! ¡Cuántas habrá aplaudido nuestra pobreza!

 

Años atrás cuando hablaba con un pastor de estos temas, él me dijo: ¿Vos te fijaste a quienes eligió como sus discípulos Jesus?

Todos eran hombres de mercado. Profesionales, médicos, militares, comerciantes, contadores públicos. Todas personas que sabían que no había espacio para la mediocridad. Para hacer las cosas a medias. Ellos estaban acostumbrados a ganarse con esfuerzo cada logro, a aprender de los fracasos, a aceptar los desafíos.

¿Porqué no fue a buscar religiosos a las sinagogas como para discipularlos?

Posiblemente, pensaba yo, porque le iban a llenar los oídos de excusas.

Es una realidad que caracteriza el ser argentino. Esto de “lo atamos con alambre transitoriamente… y termina quedando así para siempre.

No es así en otros países. Tuve la ocación más de una vez de visitar iglesias cristianas en otros países latinoamericanos y me sorprendí al ver la calidad de la ofrenda ofrecida desde cada ministerio.

En una iglesia de Sao Pablo Brasil, por ejemplo, el grupo de alabanza estaba formado por una treintena de músicos cada uno con su partitura. Hasta el que tocaba la batería tenía el texto musical escrito. Y el que dirigía era un profesional egresado del conservatorio oficial de música de esa ciudad como director de orquesta.

Me pregunto si será esta una de las razones por las que el cristianismo no crece en nuestra amada Argentina.

 

Como te digo siempre, démonos por lo menos el espacio para pensarlo.

 

Creo firmemente que cuando se te asigna una responsabilidad o un ministerio, es porque tenés la habilidad para llevarlo adelante con éxito. Es un talento que Dios pone en tus manos, como en aquella parábola relatada por Jesús.

Algún día vendrán a preguntarnos cómo lo administramos, cómo nos fue y cuánto fuimos capaces de multiplicarlo.

Porque fue puesto en tus manos para que lo multipliques, no tengas dudas.

Hay un libro que te recomiendo. “Liderando talentos, liderando equipos” de Lee Ellis, (Editorial Vida).

De allí tomé el siguiente párrafo:

 

“Como regla, la clave del éxito en el trabajo es mantener involucrados nuestros talentos al máximo, y tener la mínima exposición en áreas en las cuales no somos tan talentosos. Las fortalezas representan los mejores talentos de la persona, y de modo usual esos son los que nos sentimos impulsados a usar. Cuando los usamos nos sentimos bien y sentimos que vamos en la dirección de la corriente.”

 

Algún día Dios nos dará la devolución de aquello que desarrollemos… y no nos enojemos cuando el Señor nos muestre que no quedó conforme con lo que hicimos, ni le endilguemos la culpa a cuestiones de enemigos espirituales cuando la realidad es que las cosas no salieron bien porque no las hicimos “como para el Señor”.

 

HECTOR SPACCAROTELLA          

tiempodevocional@hotmail.com

www.puntospacca.net

 

Inspirado en un artículo de Isabel Pavón (escritora y miembro de una Iglesia evangélica en Málaga) que adapté para compartirlo y al que agregué mis propios comentarios.

 



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Dios es mi paz Enviado: 25/06/2015 01:05




Gracias Hermano. Buenisimo este mensaje, 
como decis, es bueno tomar responsabilidad 
en aquello que Dios pone en nuestras manos, 
muy buen mensaje. Bendiciones, Araceli


 
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