lo espiritual y el peso de la
religiosidad histórica
Los acontecimientos mundiales, guerras y rumores
de guerra de este tiempo me hacen reflexionar permanentemente sobre este
presente que vivo como miembro de la sociedad occidental y además tratar de expandir
el pensamiento para ver que mi cosmovisión no es la única, y que grupos
sociales ubicados a miles de kilómetros o a la vuelta de la esquina, pueden
hacer un análisis completamente distinto del mismo presente.
Este cristianismo que me identifica, ¿cuánto
tiene realmente de Cristo? ¿Cuánta es la influencia que han tenido a lo
largo de la historia del hombre y de la Iglesia las distintas corrientes de
pensamiento filosófico, el peso político de las formas de gobierno que han
dominado la realidad social, la influencia del contexto cultural?
¿Qué entiende cuando digo "cristiano"
una persona que vive por ejemplo en Alaska? ¿O alguien que vive en Mozambique o
China?
¿Qué valores morales y espirituales atribuye al
cristianismo por ejemplo un hombre que vivió toda su vida en un contexto
hinduista, budista o musulmán?
¿Hablamos de lo mismo cuando decimos
"cristiano" si tenemos un diálogo con un católico practicante de
nuestro país? ¿Entiende lo mismo cuando escucha esa palabra un cristiano
luterano que vive en Alemania, un bautista del sur de Estados Unidos de américa
o un metodista pentecostal del sur de Chile?
¿Está el sistema moderno verdaderamente basado en
las enseñanzas de Jesús de Nazaret, o es una complicada conglomeración de ideas
y defectos acumulados a través de siglos, en contextos culturales e históricos
distintos?
¿Es la misma imagen la que construye de Jesús
cualquier habitante del mundo? ¿O está teñida de los colores del pincel con los
que su propia historia y contexto le han permitido verlo?
Si caminamos la historia de la cristiandad desde
el siglo I hasta este tiempo, podremos ver que el pensamiento del hombre ha
tejido una religiosidad demasiado racional dejando en un segundo plano la
respuesta espiritual desde el corazón.
Nos concentramos en doctrinas religiosas,
enseñanzas psicológicas, en lugar de enfatizar las enseñanzas de Jesús y la
guía del Espíritu Santo.
Jones
Stanley viajó en misión cristiana a la India en 1920 para llevar el
Evangelio a hindúes, musulmanes y budistas que vivían allí por generaciones y
generaciones.
Al comenzar la tarea se encontró con la
disyuntiva sobre de qué debía predicar. ¿Antiguo o Nuevo Testamento?
¿cristianismo o Iglesia Cristiana? ¿Debía respetar la cultura propia de esos
hombres o llevarles junto con su mensaje todo el bagaje cultural que traía de
occidente?
En sus palabras:
·
" Yo tenía una vaga, pero instintiva
intuición de que el quid de la cuestión estaba siendo dejado de lado. Luego vi
que podía, y debía, abreviar mi discurso. Que podía tomar mi posición
en Cristo y ante ese mundo no cristiano, negarme a conocer nada excepto a
Jesucristo y a su crucifixión. (...) Entendí que el Evangelio se expresa en
Jesús, que Él mismo es la Buena Noticia, y que mi única tarea es vivir y
presentarlo a los demás. Entonces mi tarea se simplificó".
¿Qué Evangelio estamos predicando?
¿Qué pasaría si nos damos cuenta que Dios nunca
pretendió ni pretende que seamos católicos, protestantes o evangélicos? ¿Que
Jesús nunca quiso instaurar una nueva religión?
¿Qué pasaría si todas nuestras explicaciones
estuvieran mal, no porque estén equivocadas, sino porque no se centran en la
persona de Jesús?
Cuando intentamos hacer tarea de evangelismo nos
encontramos con la historia religiosa del que nos escucha. Fue maltratado por
los religiosos que dirigían su escuela primaria, quizá abusado por un ministro
cristiano, vivió una religiosidad vacía en su casa, porque sus padres mostraban
una apariencia de puertas afuera que no era la que vivían en el hogar... quizá
diga que no acepta nuestro mensaje porque "siempre fue de otra tendencia
religiosa, o porque vio demasiados líderes enriquecerse a partir del engaño a
sus feligreses. ¿Cómo responderemos? ¿Qué mensaje debemos darles a estas
personas?
Hace dos días estuvo en mi oficina un médico ya
anciano que me conoce hace más de 30 años y sabe que soy cristiano. Vino por
razones comerciales como excusa, pero al sentarse me preguntó: "¿vos creés
que todo eso de las sanaciones milagrosas, es realmente cierto, que creer en
Jesús y entregarle tu vida puede obrar milagros o todo es charlatanería?
Se trataba de un científico, un hombre formado en
el Evangelio en su infancia pero que había sufrido la religiosidad vacía de
quienes debían llevarle el primer alimento espiritual. ¿Qué le diría? ¿Le contaría
las experiencias de las que fui testigo? ¿Lo invitaría a mi congregación?
Como diría Stanley Jones, el centro, el verdadero
corazón del mensaje que este hombre necesitaba debía llevarlo a conmover su
corazón, no su mente, para que le fuera revelado por el Espíritu Santo que ese
Jesús del que habla la historia humana y la Biblia, realmente murió por él,
pensando en él, viendo su rostro, aunque pasaran dos mil años hasta que él
naciera después de la Cruz. Que murió para que tenga oportunidad de Salvación,
para que ya en su ancianidad, tenga la oportunidad de encontrarle un sentido a
su vida, y que tuviera experiencia de eternidad aún antes de su muerte
física.
Donald Miller menciona en su libro
"Blue Like Jazz" que en cierta ocasión fue entrevistado para un
programa comercial por un periodista no cristiano. La razón era que pudiera dar
defensa del cristianismo... y se negó a hacerlo.
El periodista estaba desconcertado y le preguntó
¿por qué no quieres defender el cristianismo? La respuesta de Donald tiene que
ver con lo que vengo reflexionando hoy:
·
"Ya realmente no sé qué significa ese
término. De los cientos de miles de oyentes que están escuchando el programa,
algunos han vivido experiencias terribles con el cristianismo; quizá algún
maestro les haya gritado en la catequesis o la escuela bíblica, quizá hayan
sido abusados por un ministro, o intimidados por sus padres, que eran
cristianos. Para estas personas, el término cristianismo representaría algo que
ningún cristiano quisiera defender. Si trato de hacerlo frente a este
micrófono, lo único que voy a conseguir es que se enojen más o que terminen
cambiando de emisora. Si pregunto a diez personas en la calle en qué piensan
cuando oyen la palabra cristianismo, recibiré diez respuestas distintas sin
dudas. Prefiero hablar de Jesús, en cómo llegué a creer en Él y descubrir
cuánto me ama"
He hecho radio y televisión cristiana diariamente
por diez años, en medios de comunicación comerciales y confesionales. Leyendo a
Donald Miller me pregunto qué respuesta hubiera dado yo al periodista, y si
realmente todas aquellas horas invertidas frente al micrófono han servido para
algo en cuanto a labor evangelista.
¿Qué mensaje debo dar? ¿De quién tengo que hablar
cuando Dios me da la oportunidad de que pueda predicar Su Palabra?
¿Estoy siendo eficiente en mi misión aquí en la
Tierra?
Me quedo pensando en esto, y te invito a que
también reflexiones en esa dirección.
HÉCTOR
SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
inspirado en Carlos
Medearis "Hablando de Jesús, el arte del no evangelismo" (editorial
Certeza)
inspirado en Stanley Jones
"el Cristo del camino de la India" Nashville, Abingdon
Inspirado en Donald Miller
"Tal como el Jazz, pensamientos no religiosos sobre la espiritualidad
cristiana" (Nashville: Thomas Nelson, 2003)