Hola. Nuevamente estamos en contacto.
Ya ha transcurrido un mes de este nuevo año, el 2016.
En algún momento de mi vida, me resultaba estimulante expresar la frase “Lo mejor está por venir”. Podía ser una expresión dedicada a mi propia persona, o quizá la palabra de aliento hacia los demás. Era una frase pronunciada desde la más absoluta convicción.
Ha pasado el tiempo. Ya no pienso exactamente igual. Sé que es son palabras altamente motivadoras, pero nunca expresaría algo que ya no forme parte del mundo de mis convicciones.
He observado que:
- No todo lo que me ha sucedido puede ser definido desde mi perspectiva como “lo mejor”
- No todo lo que le ha sucedido a gente muy querida entra en esa categoría
- Las decisiones caprichosas e impulsivas no dejan ninguna chance para que llegue “lo mejor” a la vida de alguien
- Los descuidos personales y familiares provocan con el tiempo que “lo mejor” se transforme en “lo peor”
- Nuestra perspectiva de “lo mejor” es bastante limitada y, en muchas oportunidades, se vincula con expectativas irreales y fantasiosas
- “Lo mejor” de nuestra cultura generalmente no coincide con “lo mejor” de Dios para el ser humano.
Podría continuar con mis observaciones, pero creo que es suficiente.
Ya maté la ilusión de “lo mejor está por venir”.
Si aún era parte de tu mundo ilusorio, me sentiría muy feliz de estar brindando mi aporte para que asesines ya mismo este concepto que sólo atraerá frustración a tu existencia.
Pero espera, quiero que igual podamos tener una perspectiva alentadora.
Tú y yo podemos, de la mano de Dios, trabajar para construir mejoras en cada área de nuestra vida. Dependerá de estar atentos y enfocados en tomar buenas decisiones, de cuidar todos aquellos bienes que Dios nos ha dado para que administremos en este tiempo.
No todo dependerá de lo que hagamos. A veces “lo mejor” estará emparentado con aprender a crecer en medio del dolor, capitalizando las enseñanzas que nos dejan las adversidades de la vida.
Podemos estar convencidos que si amamos a Dios, todo ayudará a bien.
Con el tiempo, si amamos a Dios y recibimos Su Amor, todo podrá ayudar para bien.
No esperemos que se cumplan todas nuestras fantasías. Pero sí estemos expectantes por mejorar y crecer.
GUSTAVO BEDROSSIAN