“Como
está escrito: No hay justo ni aún uno; no hay quien entienda, no hay
quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no
hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.” Romanos 3: 10- "
Cada
ser humano al mirarse en el espejo de la autoridad de Dios sabe que hay
culpas. Que hay justicias de las cuales hemos estado muy lejos.
Perdones que no hemos otorgado, obras que no hemos realizado, ayudas que
no hemos brindado. Consejos que no hemos dado, verdades que no hemos
dicho. Vicios que ocultamos, pensamientos que no queremos que nadie
sepa. Pecados que no confesamos y no queremos que nadie se entere.
Sabemos perfectamente que no somos justos.
No lo somos en la
medida de la honestidad de cómo nos evaluamos a nosotros mismos,
pensando con ternura en nuestras debilidades. Teniendo siempre excusas
para nuestras conductas. Tratando siempre de que no haya castigo para
nosotros, pero juzgando duramente las debilidades de los demás, sin
ninguna misericordia. Lo cierto es que la Palabra de Dios es objetiva y
Dios no hace diferencia con las personas.
Para El todos somos
iguales y El llama a las cosas por su nombre. Al pecado lo llama pecado
no importa el nombre de la excusa que le hayamos puesto. Dios dice que
no hay justo ni siquiera uno, no hay quien entienda, no hay quien busque
a Dios. Sí, no podemos seguir justificándonos. No nos damos cuenta que
mirando la pureza de Dios, lo que para nosotros no es nada, para El es
pecado. No entendemos que lo que necesitamos es buscar a Dios, porque
nuestras justicias no son suficientes para que podamos tener paz. Dios
dice: “se desviaron, se hicieron inútiles”.
No hace falta hacer
pecados groseros para apartarse del camino de Dios. Dios dice que “el
pecado está en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace”. Dejar de
hacer lo bueno es pecado. Cuando uno comienza a alejarse de Dios,
empieza de a poco y cada vez, le cuesta menos hacer las cosas que a Dios
no le agradan. Cuando uno se aleja así de Dios ya no somos mas útiles
en el plan de Dios, ya no servimos y Dios tiene que decir: “se hicieron
inútiles”. El no puede usar, instrumentos que no lo honran, y todos
nosotros hemos pecado “no hay justo ni aún uno”. Sin embargo Dios espera
que volvamos a El, para hacernos útiles en su obra.
¡Señor ayúdame para reconocer que mis justicias, son solo las tuyas!