Es posible que te parezca un poco rara esta propuesta de dar gracias por aquellas circunstancias imposibles de superar, ¿no?
        
        
Al
 mismo tiempo es posible que a lo largo de este año, que ya está 
concluyendo, hayas pasado por situaciones que se presentaron como 
imposibles de resolver, de encauzar, de ver la salida, etc.
        
Quizás estés intentando cruzar un río profundo de dificultades o que aún no veas la luz al final del túnel.
        
Sin
 dudas son circunstancias que más de una vez hemos vivido personalmente 
como imposibles de solucionar, tanto en el plano personal como en el 
familiar, o comunitario.
        
¿Recordás
 que actitud tuviste en esas ocasiones? ¿Cómo te pegó tal o cual 
problema? ¿Qué huellas quedaron marcadas en tus emociones? 
        
Son
 parte de tu historia de vida o de la vida familiar. Es así, sin 
vueltas. Es verdad, están anotadas en la bitácora de nuestro corazón.
        
 Me
 parece que aquello que debemos rescatar de estas situaciones penosas, 
donde el dolor dice: ¡presente!, es cómo cruzamos el río y también con 
quién lo hicimos.
        
Para
 los que creemos en un Dios real, que forma parte inseparable de 
nuestras circunstancias, podemos decir con total seguridad que la única 
manera posible de pasar las circunstancias imposibles es “aferrándonos 
firmemente en El”. Es decir que podemos salir delante de los imposibles 
en la manera que El nos indica y con su compañía, tomados de su mano, o 
quizás en sus brazos.
        
¿Por
 qué? Porque Dios es el especialista en imposibles. Creo firmemente que 
Dios hace todo lo imposible, lo extraordinario, lo que rompe nuestros 
paradigmas mentales.
        
Como
 ya lo declaré “Es allí donde comprobamos que Dios es extraordinario y 
solamente hace cosas extraordinarias, si no sería un dios con 
minúsculas”, 
        
Por
 favor recordá esta afirmación, sea cual sea la situación que pasaste o 
con la que te encontrarás a la vuelta de la esquina de la vida.
        
 El escritor Oscar C. Eliason lo expresó con claridad usando estas palabras:
        
¿Hay algún río que cruzar no puedas? 
        
¿Un monte imposible de atravesar? 
        
¡En lo imposible Dios se especializa, 
        
y donde otros fallan habrá de triunfar!. 
        
 “¡Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible”. (Jeremías 32.17, NVI)
        
 ORACIÓN:
 Ayúdame, Dios, a creer que puedo pasar toda circunstancia de la vida, 
por más imposible que sea, tomado de tu mano y confiando plenamente en 
ti.
        
Hector Braga