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General: ORACIÓN Y SANTIDAD
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Néstor Barbarito  (Mensaje original) Enviado: 02/06/2017 14:24

 


 

La  santidad no se adquiere. Como la gracia misma, se recibe gratis. ¿Pero de veras es gratis; totalmente gratis? Tengo para mí que algo habré de poner de mi parte. Santos son aquellos que hacen cosas extraordinarias, o bien cosas ordinarias extraordinariamente bien hechas, en favor de los demás. Los que contagian con su vida guardando la palabra de Dios. Pero en todos los casos, estoy seguro de que estas cosas sólo se pueden hacer impulsados por una vida interior fuerte y auténtica. Pero esa vida interior no se puede desarrollar en alguien que recorra un camino de extraversión, frivolidad y ligereza. Nadie que viva fuera de sí mismo; que lleve una vida trivial, o intrascendente puede arrimarse a ese ideal. De eso estoy bien seguro.

 

Leer las biografías de hombres y mujeres que han alcanzado altas cumbres de fidelidad al Evangelio me hace desear fuertemente acercarme a esa vida de relación con Dios. Por supuesto que no es necesario ser un monje o un ermitaño para  eso, pero una vida interior rica y fecunda no puede ser engendrada más que por el Espíritu, y sólo puede crecer al calor de la oración; en intimidad con Dios.

 

 Sin embargo me pregunto por qué alguien que está convencido de esto, no pondría de sí lo necesario para que ese crecimiento se obre en su alma. Y me digo: ¡tantos años intentando alcanzar aquella meta, y lejos de crecer hacia la cumbre, me hallo una y otra vez en el llano! A veces me consuelo pensando que quizás es porque a medida que las nubes que ocultaban la cumbre a los ojos de mi espíritu se van desvaneciendo; cuando más conciencia tengo de la meta que me propone Jesús, más claramente puedo evaluar la distancia que me separa de ella. Esto sería porque la veo en todo su esplendor y más la deseo.

 

Aunque algo de esto sea verdad, es consuelo que dura poco. Bien pronto caigo en la cuenta de que la pobreza de mi oración es la causa principal de que esa distancia no disminuya. El Espíritu quiere -sé que no lo necesita pero creo que lo desea- que nosotros pongamos algo de nuestra parte para crecer. Y ese algo es, sin dudas, nuestro esfuerzo por estar en su presencia; vivir su intimidad.

 

Como en el amor humano la pareja necesita intimidad para compartir, conocerse, comunicarse y hacerse uno, así en la vida espiritual. Intimidad es encuentro, oración es encuentro. En ella  el Espíritu mismo “intercede por nosotros” (Ro. 8,26) para salvar nuestra pobreza y debilidad, e ir acercándonos a la meta en que se habrá de cumplir el sueño de Dios para nosotros: que seamos totalmente a imagen y semejanza de su Hijo amado; a Su imagen. Claro está que a ella hemos de llegar plenamente en el encuentro definitivo, cuando Dios quiera llevarnos a su Reino. Entonces allí alcanzaremos nuestra plenitud para la eternidad.

 

Pero es válido preguntarse qué tiene uno que poner de sí para lograr en esta vida una verdadera intimidad con Dios por la oración. A mi entender, y quizás porque son virtudes humanas de las que más me escasean, lo principal es la constancia y tenacidad. Proponerse orar con voluntad firme y decidida, “con ocasión o sin ella” (como diría Pablo, aunque refiriéndose a la proclamación de la Palabra). Del resto, estoy seguro, habrá de encargarse el Espíritu Santo.

 

Pero bien sé yo que también esa, nuestra floja voluntad, necesita de la ayuda del Espíritu para llevar a cabo este esfuerzo, por eso ruego que el  Señor quiera soplar su Espíritu sobre mí y cada uno de mis hermanos, e impulsar nuestra nave hacia esta meta anhelada.  



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: PEDRO PABLO 2 Enviado: 05/06/2017 20:13
Muy edificante mensaje hermano Nestor
Gracias.
Pedro Pablo


 
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