Te comparto una visión resumida de un texto utilizado en mi última publicación, “Enojo Inteligente”, sobre la importancia de ser sencillos a la hora de comunicarnos:
Un solo principio.
Una idea expresada con sencillez.
Eficiencia.
Menos es más.
Cada vez estoy más convencido: Simplificar es un arte que proporciona grandes beneficios.
Conversar con alguien siempre es una gran oportunidad. ¿Qué harás ante esas posibilidades que Dios presentará delante de tus narices?
Suelo disfrutar los proverbios del rey Salomón (una fuente inagotable de sabiduría), sobre todo los vinculados con el uso que hacemos de nuestras palabras. Presta atención lo que no enseñan sobre cómo cerrar la boca a tiempo:
«Cuida tu lengua y mantén la boca cerrada, y no te meterás en problemas». (Proverbios 21:23).
«Evitar la pelea es una señal de honor; solo los necios insisten en pelear». (Proverbios 20:3).
«Precipitarse a responder antes de escuchar los hechos es a la vez necio y vergonzoso». (Proverbios 18:13).
«No gastes saliva con los necios porque despreciarán hasta el más sabio consejo». (Proverbios 23:9).
Hablar es un don. Tener la posibilidad de expresar ideas a través de la voz es un privilegio que Dios nos ha concedido y al mismo tiempo implica una gran responsabilidad. Habla poco, escucha mucho y bendice al otro en cada conversación. No desperdicies oportunidades para hacer bien a través de tus palabras. En una sociedad sobrecomunicada, tenemos que simplificar el mensaje. Y que Dios te ayude a hacer foco en lo que realmente es importante. Sencillez es sinónimo de eficiencia y excelencia.
Séptimo Principio sobre Comunicación Saludable: “Se multiplican las chances de conexión cuando simplificamos el mensaje”.
GUSTAVO BEDROSSIAN