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General: PARABOLA DEL FARISEO Y EL PUBLICANO PARTE1
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De: Atlacath  (Mensaje original) Enviado: 27/03/2020 16:06

 

 

6

Una lección acerca de

La justificación por fe.

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios

Nuestro salvador, y su amor para con los hombres,

Nos salvo, no por obras de justicia que

Nosotros hubiéramos  hecho,

Sino por su misericordia y por

El lavamiento de la generación

Y por la renovación del Espíritu santo,

El cual derramo en nosotros abundantemente

Por Jesucristo nuestro Salvador, para que

Justificados por su gracia, viniésemos  a ser

Herederos conforme a la esperanza

De la vida eterna.

----Tito 3:4-7.

 

 

 

Los fariseos del tiempo de Jesús eran la secta religiosa más estricta y más influyente en todo Israel. El Nuevo Testamento no los pinta de manera positiva. Uno de los momentos clave en el ministerio de Juan el Bautista fue su reprensión impactante de algunos fariseos que vinieron para ser bautizados. Juan se negó diciéndoles: <<¡Generación de víboras! ¿Quién os enseño a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento>> (Mateo 3:7-8; Lucas 3:7-8).

            No mucho tiempo después de esto, Juan el Bautista señalo a Jesús como el verdadero Cordero de Dios (Juan 1:29-30). Como era de esperar, este respaldo inmediato de Juan no quedo bien con los fariseos. Tan pronto como se hizo evidente que Jesús estaba ganando más seguidores que Juan, los fariseos se opusieron a El (Juan 4:1-3). A lo largo del ministerio terrenal de Jesús, los fariseos eran sus opositores más visibles e implacables. Los principales fariseos fueron los que en última instancia iniciaron y planearon la conspiración para matar a Jesús (Juan 11:46-53).

            El desprecio de Cristo de parte de los fariseos continuo incluso después de su resurrección, especialmente mientras la iglesia primitiva echaba raíces. En hechos 7:58---8:1 se nos dice que Saulo de Tarso superviso la lapidación del primer mártir cristiano, Esteban. En hechos 26:10 se da entender que la lapidación de Esteban fue solo el inicio de una campaña brutal de terror que Saulo emprendió contra los creyentes. Saulo era <> (Hechos 23:6). En otras palabras, provenía de un linaje de fariseos y fue adiestrado desde su nacimiento en las doctrinas del fariseísmo, tratando de observar la ley de Moisés durante toda su vida. Él era el fariseo ideal, <> (Filipenses 3:5-6).

            Así que nacido y criado en el fariseísmo, Saulo se convirtió en una figura destacada en la secta cuando aún era muy joven. Fue nombrado personalmente por los jefes de los sacerdotes para hostigar y encarcelar a los primeros cristianos por su fe. Cada vez que los seguidores de Jesús iban a juicio por su vida ante el consejo judío, Saulo emitía su voto a favor de la lapidación (Hechos 26:10). El hecho de que tenia voto en el asunto sugiere que el propio Saulo era para entonces un miembro del Sanedrín. El había llegado a la cima de la influencia en la secta y la devoción a sus enseñanzas. Su celo inusual por el fariseísmo se refleja claramente en su odio del cristianismo.

            Todo esto, por supuesto, precedió su famoso encuentro con Cristo en el camino a Damasco, cuando Saulo de Tarso fue transformado al instante y por completo en el apóstol Pablo. Al dar su testimonio años después, Pablo dijo que veía como <> (Filipenses 3:8) todos sus esfuerzos como fariseo para ser justo. La versión Reina – Valera antigua traduce la palabra más literal y mas vívidamente como <>. Esta era la evaluación franca de Pablo del fariseísmo, al escribir como un santo experimentado y un apóstol maduro.

            De principio a fin, el Nuevo Testamento deja claro que el fariseísmo y el cristianismo no se mesclan. De hecho, ciertos principios fundamentales de la religión y la visión del mundo de los fariseos son hostiles al mensaje fundamental del evangelio.

            Esto no quiere decir que el fariseísmo es la más extrema perversión de la religión. Lejos de ello, los fariseos enseñaban mucho que era cierto, debido a que sus creencias estaban estrechamente ligadas a las Escrituras. Jesús mismo dijo de ellos: <> (Mateo 23:3). A diferencia de tantas sectas y religiones falsas que son extremadamente poco ortodoxas, abiertamente diabólicas o despreocupadamente indiferentes a la ley de Dios, los fariseo eran tradicionalistas e idealistas bien conocidos por su obsesión puntillosa con los detalles más pequeños de la ley. El fariseísmo sobresale en el Nuevo Testamento no porque era algo casi inverosímil fruto de la superstición humana extrema, sino porque representaba la más fácil y sutil manera de apartarse de la verdad bíblica. Los peligros espirituales encarnados en el fariseísmo pueden ser una tentación y lazo incluso para el más devoto estudiante de las Escrituras.

            ¿Por qué era tan mortal esta rama en particular del judaísmo? Después de todo, los fariseos tenían toda la apariencia de ser campeones de la justicia. De hecho, las apariencias externas eran las que más les preocupaban. La idea de la justicia de ellos era principalmente cosmética. Ellos sobresalieron en ocultar su propia maldad y tapar sus pecados secretos con obras religiosas, mientras que declamaban apasionadamente en contra de los pecados más visibles de los demás. Lejos de ser descuidados con respecto a la ley, hicieron un gran espectáculo de la obediencia a los pequeños puntos de la ley de una manera exagerada y ostentosa (Mateo 23:5). Su uso de la ley como una excusa por su pecado invirtió todo el propósito de la ley. Mientras que la ley debía revelar el pecado y mostrar su pecaminosidad, la utilizaban para ocultar lo que realmente estaba en sus corazones; y resolvían su propia culpa por la rectitud propia comparándose con los demás. La sutileza de su error, oscurecida por la pretensión de que estaban fuertemente comprometidos con la ley de Dios, es lo que hizo de la religión de ellos algo tan peligroso.

            Sin embargo, los fariseos eran de hecho estudiantes rigurosos del texto bíblico. Algunos elementos nobles y loables se destacan en sus creencias y enseñanzas. Por ejemplo, se opusieron a todas las formas paganas de idolatría y estaban decididos a no permitir que su nación cayera en el tipo de transigencia y decadencia que matizaba la historia de Israel en el Antiguo Testamento. Era de muchas maneras lo mejor de todas las sectas del judaísmo del primer siglo.

            De manera específica, los fariseos eran menos místicos y más comprometidos con la práctica de la fe en el mundo real que los esenios, ascetas que Vivian en grupos comunales. Estaban mucho más doctrinalmente correctos que los saduceos, quienes eran escépticos acerca de todo lo sobrenatural (Mateo 22:23; Hechos 23:8). Ellos no produjeron los extremistas políticos, rufianes, bandidos y asesinos que surgieron del partido de los zelotes.

            Por el contrario, los fariseos eran tan meticulosos en el cumplimiento de las minucias legales que filtrarían cuidadosamente cualquier bebida mientras la servían para asegurarse que ningún mosquito se había metido en el vino mientras era puesto en contacto con el aire. (Los mosquitos son insectos y por lo tanto contaminaban ceremonialmente. Ellos cuidadosamente contaban las pequeñas semillas con el fin de asegurarse que su diezmo era exacto (Lucas 11:42). Después de todo, Levíticos 27:30 afirma: <>.

            Jesús no los reprendió por la obsesión particular de contar las semillas, colar los mosquitos y otras observancias insignificantes. Mas bien, Jesús afirmo: <>, pero sin abandonar los principios morales más importantes de la ley (Mateo 23:23). A pesar de toda la atención de ellos a los detalles externos de la ley, eran totalmente ajenos al mensaje central de la ley. Ella debió haberlos humillado mostrándoles la magnitud de su culpa. En cambio, se convirtió en un asunto de orgullo extremo para ellos.

             Jesús llamo a los fariseos <<¡Guías ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello!>>  (v. 24). Los mosquitos por supuesto, son las criaturas más diminutas que se describen en la ley de Moisés; los camellos son las más grandes. Las figuras evocadas por las palabras de Jesús provocan una imagen mental de humor, pero su punto era totalmente serio: todos los exigentes esfuerzos de ellos para mantener las apariencias no habían disminuido su culpabilidad. Mucho menos habían reducido la expresión del pecado en sus propios corazones. El les dijo: <

Inmundicia. Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad>> (Mateo 23:27-28). Eran pecadores culpables. Estaban tan perdidos, depravados y espiritualmente ciegos como las personas parias e impuras a las que trataban con extremo desprecio. A pesar de su legalismo bien afinado que oscurecía la maldad de ellos a los ojos humanos, no engañaban a Dios. La hipocresía de los fariseos era en sí misma un pecado condenable.

 

 

 

 

Dos hombres en el templo.

 

A pesar de lo que ellos pensaban, no había absolutamente ningún valor justificante en la preocupación de los fariseos con minucias legales. Por el contrario, su piadosa ostentación en realidad magnificaba su culpabilidad, mientras que producía una falsa confianza en ellos mismos.

Esta lección precisa fue el asunto central de la parábola que Jesús narra en Lucas 18:9-14. Esta parábola también se erige como clara afirmación de los propios labios de nuestro Señor en relación con el principio de la Reforma de la sola fidelidad, la fe es el único instrumento de justificación:

A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola:

Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, se propicio a mí, pecador’

                        Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

Tal como es el caso de muchas de las historias de nuestro Señor, la parábola no era solo contraria a la intuición, sino también impactante y vergonzosa para toda norma religiosa de la época. Al decir que un pecador confeso salió el templo justificado mientras que esencialmente se considero totalmente sin valor las muchas buenas obras de un fariseo meticuloso, Jesús se puso a sí mismo en abierta oposición a la teología de la salvación predominante en el judaísmo. Más que esto, se estableció su evangelio en contra de la enseñanza de todas las grandes religiones del mundo, contra toda doctrina que se deriva de la teología natural y contra toda noción innata del corazón humano caído.

            Esta parábola fue una lección grafica acerca de la gracia hacia los humildes, cuidadosamente calculada para penetrar el orgullo de la justicia propia de los fariseos. Como tal, proporciono a los líderes judíos que escuchaban a Jesús una razón más para rechazarlo. La historia les ofendió, degradando toda su religión. La gente hoy día que está más preocupada por el protocolo y de no ofender a nadie podría considerar esto como una forma de discurso de odio. Los seguidores de los fariseos en la reunión original de Jesús probablemente consideraron la historia como un sacrilegio. Es probable que la hayan visto como un descenso de la norma divina. Dar a entender que el más bajo de los pecadores puede ser justificado, mientras que un líder religioso devoto es rechazado les sonaba como un ataque completo contra la justicia divina, la ley mosaico y todas las reglas de la justicia y la piedad. ¿Cómo puede Dios ser justo si El justifica al impío?

            Por supuesto, esta es la misma pregunta a la que responde el evangelio. Porque Dios ha proporcionado bondadosamente una expiación mediante la muerte de Cristo, El es a la vez <> (Romanos 3:26). <> (1 Juan 1:9, énfasis añadido).

 

El problema para los pecadores.

 

Sin embargo, es fácil ver por  qué la justificación de los pecadores planteaba un dilema imposible para la gente antes de la muerte y resurrección de Cristo. Ellos no tenían idea de lo que una perfecta expiación por el pecado podría ser posible. De hecho, en los términos de la ley por sí sola, el perdón podría parecer completamente fuera de alcance.

            La dificultad comienza con una comprensión del requerimiento de justicia de la ley. En Levítico 19:2, dios mismo afirma: <>. Por lo tanto, la propia santidad perfecta de Dios establece la norma jurídica y la exigencia moral para una buena relación con dios. Jesús reitera el mismo estándar en el Nuevo Testamento, esta vez con un lenguaje claramente diseñado para subrayar la total imposibilidad de alcanzar un nivel tan alto. En su Sermón del Monte El declaro: << Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entrareis en el reino de los cielos>> (Mateo 5:20).

            Esto fue, sin duda, muy desconcertante para todos los que escuchaban. No importaba lo que se dijera acerca de la hipocresía de los fariseos y de la maldad oculta, ellos ya habían elevado la obediencia a los mandatos externos de ley a un nivel sin precedentes. Si Dios calificara el comportamiento humano, los fariseos estarían a la cabeza. Pero Jesús estaba señalando que Dios no ajusta la escala de la justicia para dar cabida a la insuficiencia humana. Su propia justicia es perfecta, y rebajar ese nivel incluso un poco con el fin de dar cabida a nuestro pecado le haría a El impuro.

            Así que la justicia que Dios exige debe exceder aun Lajusticia al parecer superior de los fariseos. ¿Qué exactamente requiere esto de nosotros? Jesús responde esta pregunta también, y en términos inequívocos: <> (Mateo 5:48). La verdadera justicia, tal como se define por el carácter de Dios mismo, exige perfección absoluta y sin transigencia. Jesucristo mismo es la medida estándar y verdadera de la perfección que El requiere de nosotros.



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De: Dios es mi paz Enviado: 06/04/2020 23:45




 
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