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De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 25/05/2020 10:35

¡Cuántos conflictos se crean día a día en la comunicación!
Nos señalan algo que no nos agrada y reaccionamos con un espíritu defensivo.
Detectamos un comportamiento en el otro que nos resulta disfuncional y lo confrontamos sin medir el cómo, el cuándo, el dónde, o lo que sea. Sale lo que sale. Y luego nos autojustificamos afirmando que la gente está cada vez más sensible y ya no se puede decir lo que uno piensa.
Por el contrario, ¡qué buena combinación se produce cuando están presentes la palabra amable y la escucha receptiva!
A través de algunos proverbios bíblicos quiero compartir algunas sugerencias con relación a este tipo de problemas.

Una gran limitante para que lleguemos a un buen resultado en la comunicación es la necedad. El necio se caracteriza por:

  • Ser ignorante en alguna cuestión.
  • Actuar siempre como si supiera lo que no sabe.
  • Sostener la terquedad y resistencia ante cualquier advertencia sobre sus errores o su misma necedad.

Tres proverbios nos aportan tres enseñanzas:

  • El necio, al no ser permeable, tiende a repetir los errores: “Así como el perro vuelve a su vómito, el necio repite su necedad” (Proverbios 26:11).
  • Hasta que no cambie su estilo de afrontamiento, es una pérdida de tiempo animarlo a que modifique su comportamiento: “No gastes saliva con los necios, porque despreciarán hasta el más sabio consejo” (Proverbios 23:9).
  • La necedad puede ser más contagiosa que el peor virus. Cuidado de no morder el anzuelo y terminar en una escalada de violencia y necedad: “No respondas a los argumentos absurdos de los necios o te volverás tan necio como ellos” (Proverbios 26:4).

Pero como afirmaba al comenzar esta reflexión: ¡qué buena combinación se produce cuando están presentes la palabra amable y la escucha receptiva! Otro proverbio nos describe este saludable ensamble: “La crítica constructiva es, para quien la escucha, como un pendiente y otras joyas de oro” (Proverbios 25:12).
Es posible. Sí, es posible generar una bendita confrontación. Se necesitan entonces:

  • Crítica constructiva (un espíritu del mensajero que integre humildad, esperanza y deseos de edificar)
  • Permeabilidad del receptor (actitud de aprendiz).

El resultado será encontrarse con una joya de incalculable valor.
¡Que este tiempo nos encuentre siendo amables en la palabra y permeables en la escucha!

GUSTAVO BEDROSSIAN



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