Y la vi....

Si... ahí estaba ella...sentada en una esquina del bar,
En el mismo lugar...dónde se sentaba cada sábado.
Cada vez que la veía, observaba que pedía el mismo trago...
Y después de varias copas comenzaba a bailar
cómo si fuera toda una bailarina profesional.
Su sensualidad comenzó a cautivarme,
Y me quedaba embelesado al mirar
el movimiento de sus curvas,
Usted señora mía,
Ha despertado en mí, un fuego ardiente,
Soy un galante caballero,
Un demonio que vive la lujuria y el placer en la aducción,
Soy todo un dominante del alma, la mente y la piel.
Pero esta noche la quiero a usted,
Una dama llena de secretos que quiero descubrir,
Una belleza inquietante y a la vez perfecta,
Una joya divina que me ha tentado
y ha llamado toda mi atención,
¡Otórgame, misteriosa diosa!
La oportunidad de poder acariciar su soledad,
Que yo le mostraré la otra cara de la entrega,
La cara de la pasión al extremo máximo
Del disfrute sexual.
Hágase adicta a mí... al escuchar mi voz...
Y disfrute de mi osadía ante la exquisitez de mi viril mástil,
Sucumbiendo al poder de mi gran dominación,
Y en el fuego de cada latir,
Al descender mis manos brutales,
Ante tu cuerpo desnudo,
Seré el animal más despiadado y profundo,
Te arrancaré la piel a pedazos,
Te tomaré y poseeré,
Haré que tus botones quieran ser,
Bañados con mi lengua…
para luego morir en mi boca...
Mi demoníaco olor quedará grabado en tu mente,
Haré que mis malditas ganas...
Hagan lo que deseen hacer en tu desnudez,
Que sólo existe para complacer.
¡Oh señora mía!
Ya estoy completamente excitado...
Y deseo sentirte sumisa y a mi merced...
Vendaré sus ojos de miel,
Atándole de las manos,
Y usted se quedará quieta,
La haré sudar al sentir mi cálido aliento,
Recorriendo por todos tus poros,
Al robar el néctar delicioso que desprendes,
Desgarrando sin piedad su sutileza,
Y dejando sus hermosas piernas abiertas para mí.
La dejaré en la penitencia de querer que la penetre,
Con todas mis fuerzas cómo un animal en celo,
Devorando, asfixiando, mordiendo,
arañando, toda tu feminidad,
Corromperé cada pedazo de ti,
Y a susurros le diré las palabras más eróticas,
Que hagan encender sus sentidos,
Volviéndote toda una loca eufórica,
Una adicta a la lujuria,
Al hacer que mi voz le haga la súplica,
Del ruego del gemir a gritos.
Y en el momento en que la humedad involuntaria,
Desee brotar desde tus entrañas,
Me nombrarás señor, amo y demonio de tu placer...
Rey de tus tinieblas...
El terror de tu alma...
El deseo de tu cuerpo...
El único dueño de todos tus diluvios...
Y me adorarás porque fui el único que abrió
las cortinas de tu mente nublada.
Haciendo florecer en ti,
El nacimiento de una nueva mujer,
Renovada, única, perversa...
Toda una amante seductora...
La más fiel devota... de todos mis caprichos...
Nely Leiva Vila



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