¿Qué pretendía? Si ella no contestaba ni un solo mensaje, si ahí se quedaban las palabras ancladas en el puerto de los desprecios, si ahí se quedaban mis sueños y esperanzas como se queda la luna en silencio durante horas entre la noche y la aurora, si ahí se quedaban mis suspiros que se morían lentamente entre las teclas de un ordenador y las agujas del reloj que abrían las llagas de dolor.
¿Qué esperaba? Si no tenía una respuesta que la haga sonreír, si mis alas no le ofrecían el refugio para su piel desnuda y con frío, si en la almohada de mi pecho no había espacio para su corazón, para sus impulsos y su paz, si mis labios no tenían la miel que en su boca se derretía para recorrer como un volcán en erupción todos sus rincones, si mis brazos no podían darle la pasión que necesitaba su cuerpo de mujer.
¡Amor escucha mis súplicas! Si fuera la luz llegaría como un rayo hasta tu habitación, si fuera la lluvia mojaría todo tu cuerpo para luego secarte en la fuerza de las llamas de mis venas, si fuera el viento golpearía tu ventana para que me dejes entrar y en mi huracán envolvería tus ganas y tus deseos, si fuera tus sábanas disfrutaría cada gota que desprenden tus delirios al soñar, al sentir que estoy dentro de ti en cada uno de tus orgasmos, únicos, míos...