PARA IR ENTRANDO EN EL TEMA , UN BREVE RELATO SOBRE EL ASALTO AL CUARTEL MONCADA Simiente de uno de los procesos revolucionarios mundiales más raigales del siglo XX que reivindicó los derechos del pueblo cubano. Por Alberto Vilamala Conde EL 26 de julio de 1953 un grupo de jóvenes revolucionarios lidereados por Fidel Castro, asaltaron los cuarteles "Moncada", en Santiago de Cuba, y el "Carlos Manuel de Céspedes", en Bayamo. Lo integraban profesionales, empleados, trabajadores y también cubanos castigados por el desempleo, uno de los estigmas que caracterizaba a la sociedad cubana de los años cincuenta. La acción, -que no por casualidad se realizó en el año del centenario de José Martí, prócer y guía de la independencia de Cuba- si bien no tuvo éxito desde el punto de vista militar, sirvió para despertar conciencias; pero sobre todo, para lavar la afrenta que la dictadura había arrojado sobre el pueblo, tras el golpe militar del 10 de marzo de 1952. Concluido el asalto, la soldadesca batistiana se lanzó como fiera enfurecida sobre la ciudad de Santiago de Cuba, la segunda en importancia del país, y contra la población indefensa sació las primeras iras. Las pérdidas de los asaltantes fueron mínimas. El propio dictador había calificado como "una vergüenza y un deshonor para el Ejército haber tenido en el combate tres veces más bajas que los atacantes". En consecuencia, ordenó a sus lacayos castrenses matar diez prisioneros por cada soldado muerto. Y la orden se sobrecumplía: fueron más de 80 los asesinados, buena parte de ellos inocentes entre los que no faltaron ancianos y niños. Fidel Castro y un grupo de sus compañeros salvaron la vida gracias a la intervención de monseñor Pérez Serantes y el teniente Sarría, militar de honor, que salvaguardó la vida de los detenidos. En tales circunstancias, la dictadura se vio forzada a iniciar un proceso penal contra los que sobrevivieron a sus desmanes, no sin antes intentar todas las artimañas posibles, que incluía la eliminación física de Fidel, para evitar su presencia acusadora ante los tribunales. Descubierto el plan, no hubo más remedio que montar la farsa judicial. El juicio no se realizó en una sala de justicia como marcaba la Ley, sino en un pequeño cuarto del Hospital Municipal de Santiago de Cuba, infestado de guardias con armas caladas que impidieron el acceso al recinto de fotógrafos, periodistas y cualquier otra persona ajena al Ejército. Luego de varias sesiones, el 16 de octubre de 1956, Fidel asumió su propia defensa ante los magistrados que lo juzgaron como jefe y organizador del asalto al cuartel "Moncada". Durante el histórico proceso, el Jefe del Movimiento pronunció su famoso alegato que trascendería el marco histórico con el nombre de La historia me absolverá. Entonces no solo se juzgó a la tiranía surgida del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952, sino también al régimen que, desde hacía 50 años, desgobernaba y obstruía el horizonte político y social de la nación cubana. El juicio fue también marco para fijar los postulados esenciales que, con el nombre de Programa del Moncada, nutriría el pensamiento político de los cubanos honestos y serviría, años más tarde, como guía de acción de la Revolución Cubana.  | "Traigo en el corazón las doctrinas del Maestro y en el pensamiento las nobles ideas de todos los hombres que han defendido la libertad de los pueblos", afirmó Fidel ante el Tribunal que lo juzgó por los hechos del Moncada. | SARRIA CONTACTA CON FIDEL EN UN BOHIO Y LO CONDUCE DETENIDO AL VIVAC Detenido un considerable número de los asaltantes que lograron sobrevivir de las "operaciones de limpieza" hasta ese día, todas las patrullas del ejército se dispusieron a la búsqueda incesante de Fidel. El tristemente célebre comandante Andrés Pérez Chaumont quería para sí ese preso; tenía instrucciones precisas de darle muerte "en combate". Pero fue un militar honesto y digno, el teniente Pedro Sarría Tartabull, quien sorprendió, exhausto y durmiendo en un bohío, al jefe del movimiento, juntamente con otros de sus compañeros que se mantenían en el monte. La digna postura de Sarría y el valor de que hizo gala al enfrentarse al sanguinario Chaumont, que exigía la entrega del prisionero para su traslado al Moncada, es conocida de todos. Sarría condujo a Fidel al Vivac de Santiago de Cuba. En el Vivac, Fidel se responsabilizó con el asalto al Moncada y explicó el plan que los atacantes llevaron a cabo, así como los propósitos de ese movimiento que se había gestado en el marco de la conmemoración del Centenario del Apóstol José Martí, cuyos más grandes ideales se plasmarían a partir de la empresa revolucionaria, que tras larga y cruenta lucha culminó en la más absoluta victoria de nuestro pueblo. Carta al Coronel del Río Chaviano Mons. Enrique Pérez Serantes, Arzobispo de Santiago de Cuba 30 de Julio de 1953 Santiago de Cuba, 30 de Julio de 1953 Coronel Alberto del Río Chaviano, Jefe del Regimiento No. 1 "Maceo". Ciudad. Muy distinguido amigo: Gustoso me brindo a ir en busca de los fugitivos que atacaron el Cuartel Moncada en la mañana del domingo pasado, y agradezco mucho a Ud. las facilidades que me dé para lograr el noble propósito que Ud. y a mí nos anima en este caso. Asimismo agradezco las garantías que a los fugitivos y a mí nos brinde Ud. para llevar a vías de hecho nobilísimo fin de que aquellos depongan las armas y vuelvan a la normalidad, llevando la tranquilidad a sus desolados hogares y a toda familia cubana, que está sufriendo preocupada por la suerte de es muchachos y por la tranquilidad de la República. Prestar este servicio y cualquier otro por arduo que sea, que esté mi alcance, nunca será demasiado para quien está tan obligado como estoy yo, a procurar el bienestar de la familia cubana, y a sacrifica cuanto sea necesario para servir a sus hermanos. Sólo espero que Ud. me haga el favor de facilitarme la manera poder encontrar pronto a los fugitivos, donde quiera que se encuentra con tal que pueda llegar al lugar donde ellos se hallan, o acercarme a ellos a un lugar seguro convenido de antemano. Espero, pues, sus indicaciones para dar comienzo sin más dilación a esta labor. Aprovecho esta oportunidad para felicitar a Ud. una vez más por sus nobles y cristianos sentimientos, por este rasgo propio de un militar altamente pundonoroso, honra y prez del Ejército, digno del alto cargo que desempeña, de tanta responsabilidad siempre, pero de modo especial en estos críticos momentos. Suerte para la República, y suerte grande para Santiago de Cuba contar con un jefe así a la hora presente. Bendiga el Señor esta empresa, y bendíganos a todos. Bendiga la República. Su S.S. amigo y Prelado que le bendice, +ENRIQUE, Arzobispo de Santiago de Cuba Carta de Mons. Enrique Pérez Serantes, procurando salvar por todos los medios, la vida del Dr. Fidel Castro y Ruz y de sus compañeros, después del asalto a Cuartel Moncada en el mes de julio de 1953.. QUIEN ERA EL CORONEL CHAVIANO ????? En horas de la tarde, el coronel Alberto del Río Chaviano, que no se encontraba en el Moncada en el momento de producirse el asalto revolucionario, ofreció una conferencia de prensa. En su informe oficial acusaba directamente al ex presidente Carlos Prío, a "Millo" Ochoa, dirigente del Partido Ortodoxo, y en tercer lugar al doctor Fidel Castro. A Prío lo acusaba de promotor y financista de la acción (¡La gran mentira!) y al joven abogado Fidel Castro de jefe del grupo que asaltó el Moncada (¡la única verdad que dijo Chaviano!). En su informe plagado de falsedades, Chaviano que tuvo bien ganado el sobrenombre de "El Chacal", atribuyó a los revolucionarios crímenes que sólo él y sus subalternos -asesinos natos- cometieron. Después de la conferencia de prensa, Chaviano mostró lo que él llamaba "el teatro de los hechos", burdamente preparado. La prueba de los crímenes era evidente: se veían los cadáveres de los revolucionarios macerados por las torturas. A simple vista se comprendía que los habían vestido con uniformes nuevos, después de haberles dado muerte; ningún uniforme tenía huellas de bala. Aun cuando se tomaran numerosas fotos que evidenciaban el crimen que se pretendía ocultar, se prohibió la publicación del testimonio gráfico. Casi en su totalidad las fotos fueron requisadas e igualmente las películas. SALUDOS REVOLUCIONARIOS ! ! ! ! ! ! ! (Gran Papiyo) |