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General: imperialismo cap.1
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: anel  (Mensaje original) Enviado: 10/08/2002 22:23


HOLA
ALGO INTERESANTE HASTA PARA LOS CABEZAS DURAS
ANELITA


El secreto de una política
Un contubernio indisoluble

El secreto de una política

Si se creyera lo que afirman algunos órganos de prensa se podría llegar a la
conclusión no sólo de que el bloqueo contra Cuba no existe sino que es Cuba
la que bloquea a Estados Unidos.

Circulan por el mundo, desde hace varias semanas, versiones acerca de
supuestos pasos dados por Washington para hacer más "flexible" el bloqueo y
específicamente para permitir la venta a Cuba de alimentos y medicinas
Evitan al mismo tiempo, mostrar las pruebas, analizar los datos, razonar.
Reiteran, sin embargo, como si fuera algo comprobado, lo que no son más que
falsedades deliberadamente concebidas y reproducidas.

No es la primera vez que esto ocurre. Tampoco es casual. Es un reflejo de
cómo opera el aparato de desinformación que integra orgánicamente el sistema
de dominación contemporáneo. Hace ya treinta años, cuando apenas comenzaba
la actual revolución tecnológica, antes de ser designado Asesor Nacional de
Seguridad, Brzezinski advertía las ventajas de los nuevos medios para lograr
"explotando efectivamente las últimas técnicas en las comunicaciones
manipular las emociones y controlar la razón"(째). Nadie conocía aún a la
ovejita Dolly pero ya los teóricos del imperialismo soñaban con clonar el
pensamiento y robotizar al hombre.

Cada cierto tiempo, con persistente regularidad, se escuchan patrañas
semejantes sobre la conducta norteamericana. Durante la última década no
cesan de inventarlas mientras, realmente, se han ido adoptando, una tras
otras, leyes como la Torricelli y la Helms-Burton y otras medidas que
refuerzan el bloqueo y lo aplican con mayor rigor. Son dos caras de la misma
moneda. Perpetuar la agresión contra Cuba exige diseminar la, confusión para
dividir y debilitar a la opinión pública que la rechaza.

La lucha contra la mentira es el componente esencial de la solidaridad con
Cuba. Ocultar la verdad, distorsionarla, falsificar los hechos y el lenguaje
han sido inseparables de la agresión norteamericana.

De vez en cuando deploraron los "excesos" cometidos por los colonialistas
mientras les permitían construir y artillar sus barcos de guerra y adquirir
armas y pertrechos bélicos en Norteamérica y se esforzaron por evitar que
otras naciones -sus rivales europeos pero también Bolívar y las repúblicas
hermanas de este Continente- interviniesen en el conflicto y acosaron con
saña a la emigración patriótica. Fue una política calculadora y fría cuya
maldad fue denunciada con plena claridad por José.

Estados Unidos ambicionaba adueñarse de Cuba y para lograrlo presionó a las
nuevas naciones americanas para que no llevaran a ella y a Puerto Rico el
movimiento emancipador que habla liberado al resto del Continente; ofreció
varias veces comprársela a Madrid; maniobró con las potencias europeas para
evitar que se la arrebataran a España y proclamó la doctrina Monroe; rehusó
reconocer la beligerancia de los cubanos y persiguió durante treinta años a
quienes trataron de ayudarlos. La decisión de intervenir en nuestra guerra
de independencia en 1898 no fue sino la culminación de esa política -cuya
esencia era precisamente negarle a Cuba su derecho a la libertad- y la
Resolución conjunta su cínica y embustera expresión.

La ocupación militar, la imposición de la Enmienda Platt, el apoderamiento
de los principales recursos naturales y económicos, las sucesivas
intervenciones y la creación de un régimen vasallo y corrupto, que incluyó
varios períodos de sangrientas tiranías, eran los propósitos reales que
escondía aquella Resolución. Todavía ésta aparece, sin embargo, en muchos
textos norteamericanos y en la retórica de sus políticos y en la de sus
corifeos anexionistas, como muestra de generosa solidaridad.

Esa avieso distorsión de los hechos, esa deliberada manipulación del
lenguaje, ese culto indecoroso a la mentira, ha dirigido siempre la política
imperial.



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Un contubernio indisoluble

Documentos oficiales estadounidenses, parcial y selectivamente divulgados en
1991, revelan cómo y cuando se inició el enfrentamiento actual del gobierno
de Washington con la Revolución cubana. Ellos prueban la absoluta falsedad
de las diversas y cambiantes excusas que a lo largo de cuatro décadas ha
empleado la diplomacia norteamericana para intentar justificar su animosidad
hacia Cuba (째째).

No fueron pocos los esfuerzos de la Administración Eisenhower para apoyar al
batistato hasta el final, escamotearle al pueblo la victoria y proteger a
los personeros de la dictadura, entre ellos a sus peores criminales. Según
avanzaba el año 1958 crecía la atención que a la situación cubana prestaba
el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Sus reuniones se fueron
intensificando hasta hacerse diarias en la última semana de diciembre. El
día 23 cuando el régimen de Batista estaba al borde del colapso los
dirigentes norteamericanos se afanaban por encontrar alguna fórmula que
frustrase el inminente triunfo popular. El entonces Director de la CIA
resumió la discusión con    estas palabras: "Debemos impedir la victoria de
Castro". Significativamente ese funcionario recibiría tres días después una
instrucción de¡ Presidente Eisenhower para que no presentase, ni siquiera a
ese Consejo, los informes secretos relacionados con Cuba.

Los mensajes confidenciales enviados por su Embajada en la Habana, el
primero de enero del 59 y los días subsiguientes, muestran el empeño de
Washington por ayudar a escapar a los agentes de la tiranía derrocada. Poco
después, la propaganda anticubana se dedicó a denigrar los procesos
judiciales que la Revolución llevaba a cabo contra los asesinos y
torturadores que no pudieron huir. En defensa de esos verdugos, torrentes de
mentiras fueron lanzadas por los mismos medios que habían guardado total
silencio ante sus atrocidades.

En los años finales del siglo, Washington hace ostentación de un imaginario
apego por los derechos humanos -más allá de sus fronteras, desde luego- y
utiliza el tema como parte de su arsenal de calumnias contra Cuba. La verdad
histórica es que esta cuestión fue el origen de la primera contradicción
entre ambos países cuando todavía en el gobierno cubano predominaban
individuos conservadores y moderados, una buena parte de los cuales
figurarían después, de manera prominente, en las organizaciones
contrarrevolucionarias creadas por la CIA. Pero Estados Unidos siguió al
lado de Batista y su banda de criminales y en contra del pueblo cubano,
junto a los autores de las peores fecharías y en contra de sus víctimas.
Washington rechazó todas las solicitudes de extradición que le presentó el
gobierno que dirigía Miró Cardona -el mismo personaje que presidiría dos
años después el "Consejo de Gobierno" que la CIA pensaba establecer en Playa
Girón- y condujo a la extinción, de hecho, del tratado bilateral de
extradición que existía entonces.

El compromiso carnal con Batista y los batistianos fue un aspecto central de
la política norteamericana, tan sólido que aún perdura, cuatro décadas más
tarde. Hoy día son los batistianos, sus allegados y sus descendientes el
componente principal del exilio contrarrevolucionario, como ilustra
elocuentemente la nómina de directivos de la llamada "Fundación Nacional
Cubano Americana". Todavía hoy las dos normas legislativas que constituyen
los instrumentos decisivos de la política anticubana tienen, por su origen,
contenido y finalidad un inequívoco y explícito carácter batistiano: La Ley
de Ajuste Cubano, de 1966 y la Ley Helms-Burton de 1996.El elemento clave,
en ambas, es una fecha: el día primero de enero de 1959. Por la primera se
otorgan condiciones especiales a los cubanos que arriben al territorio
norteamericano siempre que hayan llegado aquel día o después. Es claro su
sentido subversivo y desestabilizador que busca promover la emigración
ilegal, riesgosa y desordenada desde la isla para calumniarla y desvirtuar
su imagen pero también es un hecho evidente que, ante todo, otorgaba una
ventaja exclusiva a los batistianos al tiempo que discriminaba a los cubanos
emigrados quienes formaban, hasta 1958, el mayor grupo migratorio de América
Latina, superado entonces sólo por México.

La ley Helms-Burton, por su parte, enseña como, a la altura de 1996, sigue
siendo el revanchismo batistiano el fundamento y la motivación de la
política anticubana. La devolución a sus antiguos propietarios de las
propiedades que perdieron el primer  día de 1959, subraya con insistencia,
es la condición indispensable para la terminación del bloqueo y la guerra
económica y política contra Cuba. Es difícil imaginar una prueba mayor de
perseverancia en el contubernio Batista-Washington.

su mera mera petatera
anelita
SALUDOTES REVOLUCIONERIOS


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