De acuerdo con el testimonio de testigos presenciales y de algunos de
los 92 supervivientes, el desastre se produjo poco después de la
medianoche del sábado, cuando una fuerte tormenta hizo naufragar la
barcaza de 10 metros de eslora en la que intentaban ganar la orilla unos
150 inmigrantes sin papeles, de nacionalidad liberiana.
El pánico provocado por la fuerte lluvia y las condiciones de
hacinamiento en que viajaban hizo zozobrar la embarcación que quedó medio
hundida, a poco más de media milla de Cabo Rosello.
El grueso de los ocupantes de la barcaza logró ponerse a salvo, algunos
por sus propios medios, otros fueron rescatados por la guardia costera que
envió cuatro motonaves a las que se añadió otra enviada por la Capitanía
de Porto Empedocle.
El naufragio se produjo ante los ojos de un grupo de clientes de un
restaurante de la playa de Montallegro, en la provincia de Agrigento, que
habían observado las luces de una embarcación que se desvaneció después en
la oscuridad. Poco después se dieron cuenta de la presencia de algunas
personas con las ropas empapadas y decidieron avisar a los militares.
La guardia costera logró recoger a varios náufragos en el mar, dos de
ellos refugiados todavía en el interior de la barcaza medio hundida, y
recuperar 14 cadáveres, entre ellos el de una joven de unos 15 años. Los
militares italianos temían ayer que la cifra de ahogados fuera más alta, a
la luz de los primeros relatos incompletos de los supervivientes que
hablaban de unas 150 personas a bordo de la embarcación. La hipótesis de
la Marina italiana es que la barcaza fue abandonada por un mercante en
aguas italianas.
El ministro italiano del Interior, Giuseppe Pisanu, decidió enviar una
fuerza especial de su departamento para colaborar en la búsqueda de otros
supervivientes, o en la recuperación de cadáveres. La policía sospecha, en
todo caso, que algunos de los inmigrantes que lograron salvarse podrían
haber intentado huir, para evitar ser repatriados. Dos supuestos miembros
de la tripulación fueron detenidos.
El sur de la isla de Sicilia es una de las zonas elegidas por los
traficantes de inmigrantes para desembarcar su carga humana. Sólo el
sábado fueron detenidos más de 200 inmigrantes ilegales que pretendían
ganar la costa en diversos barcos.
El sábado llegaron 95 inmigrantes clandestinos a la isla mediterránea
de Lampedusa, mientras que otros 116 fueron localizados en aguas del canal
de Sicilia, que separa esta isla de las costas de Túnez. Otro grupo fue
detenido frente a la costa de la localidad siciliana de Trapani y dos
marroquíes lograron alcanzar la isla de Pantelleria.
El subsecretario del Interior, Antonino D'Ali, recordó ayer que en
Italia se han endurecido las penas para los traficantes de seres humanos,
pero que la solución al problema pasa por acuerdos internacionales con los
países de los que proceden los inmigrantes. La nueva y restrictiva ley de
inmigración vigente en Italia desde el pasado julio y conocida como 'ley
Fini-Bossi' prevé además la utilización de barcos militares para controlar
las aguas territoriales y evitar los desembarcos de inmigrantes
clandestinos.