GP, me encontré este mensage, que no entiendo,
empiezas preguntando si conocemos a max Lesnik, a lo que te contesto que sí, lo
conozco de mis años en Miami cuando dirigia la revista "Replica", mucho antes de
que se hiciera millonario, aunque te anticipo que no tengo mala opinión de
él.
No puedo decifrar con qué intención enviaste este
escrito, pero te tengo que decir estoy de acuerdo con casi todo lo que plantea
Max, la mayoria de los cubanos que vivimos en el exterior, aún los que viven en
Miami nos solidarizamos con el pueblo cubano cuando azotaron ambos huracanes y
nos alegramos que la victimas hubieran sido mínimas.
Que hubo algúno con tanta falta de visión que
se alegro de estos hechos, es posible, es más, es casi seguro, lo que me
demuestra que la sociedad cubana que vive fuera de Cuba, es totalmente tolerante
con las opiniones ajenas, aún cuando vienen de los sectores más radicales de
nuestra sociedad, cosa que no ocurre en Cuba.
Solo me queda hacerte una pregunta, no existen en
tu país gente como esta que hablan sin pensar?
Omar Comas
Un dato curioso sobre Max, el y Fidel pertenecian a
el PRC Ortodoxo, ambos fueron como candidátos para presidente de las juventudes
de ese partido, Max ganó abrumadoramente, serían las últimas elecciones en
las cuales Fidel participaría.
Omar
Locura de odio en Miami
Por Max Lesnik
Como si fueran hermanos jimaguas, los ciclones Isidore y Lili siguieron
casi el mismo curso por el sur de Cuba, afectando con el paso de sus vientos y
fuertes lluvias, la Isla de la Juventud y gran parte de la provincia occidental
de Pinar del Río.
Dos veces con solo once días de separación entre un ciclón y otro nos da la
medida de las afectaciones provocadas por donde pasaron los vientos huracanados
y la gran precipitación pluvial. Para decirlo con pocas palabras: lo que acaba
de ocurrir en esas zonas del país ha sido un verdadero desastre. Por suerte y
gracias a las medidas de seguridad adoptadas por la Defensa Civil de Cuba, solo
hubo una víctima que lamentar.
Los cubanos han sabido curarse de espanto entre desgracia y desgracia. No
es el primer huracán devastador ni será el último que azote a la Isla ya que
desgraciadamente el archipiélago cubano está precisamente en la zona del mar
Caribe escogida por la naturaleza para el paso de sus ciclones. En Cuba no
ocurren terremotos de gran intensidad ni otros desastres naturales, pero en
cuanto a los ciclones, somos los campeones.
El pueblo cubano ha sido siempre solidario ante la desgracia. Ese espíritu
de sentido humanitario también existe entre la inmensa mayoría de los cubanos
que viven en el extranjero, y la ciudad de Miami no es una excepción. Pero, y
aquí viene el pero, no todos están consternados ante la desgracia ni se sienten
hermanados con el pueblo cubano ante tanta tragedia.
Los hay —y hasta así lo han expresado algunas voces por la radio miamense—
que han manifestado con regocijo que el paso de estos huracanes sobre Cuba “le
pone más mala las cosas a Fidel.” ¿Se quiere mayor insensatez ante la
desgracia?
A esa conducta hay que calificarla de enfermedad crónica. Es una especie de
locura de odio que llevan por dentro, como una rabia en el cuerpo inspirada por
los demonios.
Es tal el resentimiento acumulado en tantos años de frustraciones políticas
por no haber logrado sus objetivos de revancha y reconquista, que ya apelan al
último recurso, a la furia de los elementos, como antes han estado apelando a
los norteamericanos para que hagan el trabajo de muerte que por cobardía ellos
no se han atrevido a realizar.
Se llaman cristianos pero la caridad no se ve por ninguna parte. Dicen
defender los derechos humanos pero no practican lo que pregonan. Tienen el
nombre de Cuba y de la patria siempre en boca, pero cuando Cuba y la patria
sufren, ellos se alegran de la desgracia de Cuba y de la patria porque así
conviene más a la causa del odio y la venganza que es lo que los guía en el
camino de la vida.
Por suerte no todos los cubanos somos así. Pero como se dice de los
fantasmas, de que los hay, los hay. Y son los mismos que llevan en esos andares
tantos años como los que llevan fuera de Cuba rumiando su odio y sus
frustraciones.
¿Dónde está el amor al pueblo cubano, la caridad cristiana y los derechos
humanos que dicen defender estos patriotas de pacotilla?
Son peores que los ciclones porque llevan la rabia por dentro. Los enfermos
de odio no tienen cura.
(Max Lesnik es periodista cubano radicado en
Miami)