El congresista republicano Lincoln Díaz-Balart hizo un llamado ayer a la Casa Blanca para que lleve ''a otra dimensión'' su política hacia Cuba, en un esfuerzo por lograr que el Ejecutivo reaccione a la ola represiva en la isla.

En medio de una polémica y de versiones de que la administración de George W. Bush no parece estar prestando mucha atención a la isla ni tampoco escuchando recomendaciones de los congresistas cubanoamericanos, Díaz-Balart agradeció ``profundamente la solidaridad con la libertad de Cuba que el presidente Bush ha demostrado claramente en su amenaza de veto para mantener el embargo''.

Pero ''el sufrimiento actual de Cuba requiere ahora otra dimensión de esa solidaridad, [que] es lo que unánimemente espera nuestro pueblo'', añadió el congresista republicano.

En los últimos días, fuentes republicanas en el Capitolio manifestaron a El Nuevo Herald su disgusto por la aparente inactividad de la Casa Blanca en cuanto a su política hacia Cuba, en un momento en el que, opinaron, se impone una respuesta firme a la ola de arrestos de disidentes en la isla.

La congresista Ileana Ros-Lehtinen manifestó el miércoles que la Casa Blanca no le ha contestado una carta que envió hace tres meses en la cual exhortaba a Bush a poner en práctica las promesas que hizo en Miami el pasado 20 de mayo.

Ayer, Ros-Lehtinen aún no había recibido respuesta, pero El Nuevo Herald supo que, por la mañana, la Oficina de Asuntos Congresionales de la Casa Blanca se interesó por la molestia de la congresista. Aparentemente, la respuesta le debía haber sido enviada por un miembro del Consejo Nacional de Seguridad, pero no ha sido preparada aún porque ''no saben qué decirle'', dijo una fuente legislativa.

El domingo pasado, en el programa Meet the Press, el secretario de Estado Colin Powell estableció lo que parece ser una curiosa visión de la administración hacia la isla.

''Cuba está ahí, aislada, cada vez más pobre, más irrelevante en la escena mundial, y tarde o temprano el régimen pasará. Es un anacronismo que será atrapado por la historia'', dijo.

La aparente apatía presidencial tampoco ha pasado desapercibida para los demócratas.

''Estoy al tanto del discurso del Presidente el 20 de mayo. Hasta donde sé, la implementación de lo prometido en ese discurso ha sido muy pobre. No ha habido un apoyo adecuado volcado hacia la creación de una sociedad civil en Cuba; no existe un apoyo adecuado hacia los disidentes. Me pregunto qué están haciendo'', dijo ayer en Miami el senador y candidato presidencial Joe Lieberman.

''Una de la razones por las cuales Lech Walesa se alzó [en Polonia], y más tarde lo mismo sucedió en Checoslovaquia y Hungría, es porque durante mucho tiempo antes el gobierno de Estados Unidos ya los estaba apoyando. Ahora, esta administración no ha hecho eso. [Radio y TV Martí], por ejemplo, merecen un mayor apoyo'', añadió Lieberman.

Mientras la polémica sigue, los congresistas republicanos por el sur de la Florida no parecen muy dispuestos a esperar por la Casa Blanca. Ayer, Ros-Lehtinen dio un ejemplo claro de independencia legislativa al lograr que fueran incluidas en el presupuesto federal de política exterior cuatro medidas relacionadas con la actitud hacia la isla.

Una de ellas establece la entrega de ''no menos'' de $15 millones anuales a los programas de ayuda a la disidencia, con lo cual se recupera, al menos parcialmente, la discreta decisión de la Casa Blanca de reducir los fondos de la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID) destinados a ese fin, como El Nuevo Herald reveló ayer.

Otra medida obliga a la administración a enviar a la Cámara de Representantes un informe sobre todos los esfuerzos que ha hecho para mejorar y hacer más viable las transmisiones de Radio y TV Martí, así como el otorgamiento de más fondos para las emisoras y la emisión en más frecuencias.

El paquete también obliga al Presidente a crear un fondo especial en el marco de la Organización de los Estados Americanos, para enviar observadores de derechos humanos a la isla.

Fin del mensaje.