Defendamos la idea y la revolución
HOY ES CUBA MAÑANA.....ARGENTINA..??
Cuando tenemos que defender a las ideas, lo hacemos utilizando nuestras vidas como si estas fueran un código de honor genético y con una valentía no racionalizada y fuera de contemplación. Así morimos, hambrientos, olvidados, perseguidos; elegantemente objeto de risotadas por aquellos que en privado nos abrazan y luego, en público piden que no les hablemos. Todo esto por el mero fin de defender las ideas, al grado de ser físicamente eliminados al tiro de mansalva e incluso desaparecidos.
Por la vida, morirás;
por la vida, te vamos a matar;
por la vida, juntos sacudiremos al mundo;
y por la vida, la verdad con sus normas
desmenuza la imaginación
como a un gato muerto en la autorruta.
Así se muere y así se construye el nuevo día. Las sociedades se crean con un conjunto de normas y directivas destinadas a establecer una igualdad y un orden de justicia ante el castigo, y para construir estas sociedades se requieren ideas.
Cuando el individuo asalta, roba o mata, se le castiga en función a las normas y a la realidad de los hechos y pese a que muchos incurren en los mismos delitos, no necesariamente reciben la misma sentencia y castigo. Prevalece en los procesos el juicio subjetivo y la libertad de conciencia de aquel que aplica las penas, al grado de que el culpable puede ser declarado inocente: la ecuanimidad de las sentencias, en los procesos es dictada por el estado anímico de la colectividad y las necesidades que esta realidad impone.
Ahora, cuando el crimen cometido transciende los pilares del Estado y se transforma en una amenaza para la idea de Estado, entonces este delito sólo puede ser enfrentado con la pena capital. Aquí se eleva la idea a un estado de guerra y se sobrevive destruyendo al enemigo o a aquel que pone en peligro la idea del Estado.
La pena capital, en estos casos, es una medida destinada a frenar, mediante el ejemplo, toda posibilidad de subversión o sabotaje a la idea de Estado y con ello, a advertir al enemigo de la determinación a defender la existencia del Estado mediante la fuerza.
Pero, para que exista este estado de beligerancia que lleva a unos seres humanos a transformarse en una amenaza para la idea; la idea que defendemos tiene que sentirse amenazada como si estuviera en una trinchera y al frente se encontrara la trinchera del enemigo, el que, en un vil arrebato y descuido, nos tratará de transformar en esclavos.
Estar contra la pena de muerte es legítimo y es una posición humanista de gran valor. De ninguna manera podría oponerme a aquellos que están contra esta oprobiosa manifestación humana, como tampoco me atrevería a tacharlos con nombres inadecuados sólo por que ellos manifiestan su desacuerdo y no ser capaces de ver la realidad y las correlaciones de fuerzas que demandan compartimientos, desde lo titánico a lo déspota y decadente como es la ejecución del peligro inmediato.
Los fusilados en Cuba fueron otras víctimas del imperialismo. Si, ellos siempre han sido las primeras victimas en las escaladas imperialistas del capitalismo. Es por eso que ponen canales de televisión, radios y satélites apuntando contra la isla cubana, para vender una idea de otra sociedad, para prometerles el paraíso de Hollywood, de la misma manera como ayer nos vendían las vidas de los santos.
Hace tiempo que estamos en guerra y el imperialismo ha sido responsable de la radicalización de esta guerra de sabotaje y bloqueos, la que posee un repertorio que varía desde la invasión física al espionaje, hasta el azuzamiento de la población por ondas de radios piratas para que cometan crímenes que desestabilicen el Estado y justifiquen una invasión y/u otro acto de guerra.
La realidad cubana no es sólo una confrontación entre capitalismo y socialismo, sino que es toda una cultura revolucionaria, aguerrida y sobreviviente después de muchos años de resistencia y, como los aguerridos la tildan: “La isla de la dignidad” Este comportamiento e insistencia de existir mediante el uso de la razón, se ha transformado en una esperanza y en la supervivencia de la ideología para América latina y con ella, la esperanza de la justicia y la libertad no lograda en el continente:
Con esta actitud de resistencia, Cuba se ha transformado en la ventana para mirar el sol y quebrar la monotonía de los linajes de explotados y explotadores en el continente. Así, Cuba es el anhelo de justicia y de cambios en América y esa resistencia tan inmensa contra un enemigo tan despiadado y feroz, hace que repensemos nuestra actitud e insistamos en soñar con la libertad.
Entonces, en medio de la guerra consuetudinaria liderada contra la idea de Estado, las vidas de los tres inocentes se transforman en víctimas de la guerra, por que, con el acto de esas vidas se ponen en peligro el Estado y esto, en una confrontación de fuerza, hace que la trasgresión cometida por los bandidos sea muy superior al crimen que comete el delincuente común, el que mata en su acto de latrocinio y lujuria.
Para ellos, para los desertores que se transforman en instrumento de guerra, se establece la inapelable pena de muerte, sólo por pasarse, en medio de un espiral subversiva, al campo del enemigo, el que hace tiempo que les pide que hagan actos de sabotaje a la superestructura del Estado, y en este caso es la idea de Estado, la que se protege con toda su capacidad y fuerza.
Los traidores, engañados y equivocados optaron por secuestrar otras vidas y ponerlas en peligro, sólo por el hecho de que querían usufructuar del mundo que les vendían con la irradiación de la propaganda y al hacerlo empujaron al Estado a demostrar que el centinela de la revolución estaba dormido y que la isla del tesoro estaba lista para ser asaltada
Para el capitalismo y su naturaleza imperialista, la existencia de Cuba pasa por demostrar el valor contrario al valor de la mercancía y por ende, del rol del hombre en la sociedad. Para impedir esto, el capitalismo hará todo lo posible para destruir la esperanza de la humanidad, la que exige la existencia de un sistema más justo y donde el hombre no sea una mera mercancía.
Ahora, los tres ejecutados en Cuba son meramente circunstanciales y las vidas de aquellas víctimas que fueron utilizadas por el imperialismo que los incitó a violar las leyes del Estado cubano y ahora los hace víctimas de una guerra sucia liderada por los Estados Unidos. Sin dudas que debemos lamentarlas como perdidas humanas o bajas de guerra y talvez, nosotros debiéramos hacer como el soldado que, defendiendo su patria, llora desconsoladamente ante el cadáver de su primera víctima, que en el caso cubano, que, desde los primeros días de la revolución, no ha dejado de caer en la celada estratégica de las incursiones militaristas del Pentágono.
El problema de los fusilados es que estas dos ideas están en pugna: el imperialismo se quiere imponer por la fuerza y nos obliga a tomar las armas para sobrevivir, como en Nicaragua, que ahora se muere de hambre.
Cuba es una nación que no conoce la libertad y nunca ha tenido esa posibilidad. A esta nación le ha sido negada esta posibilidad desde el nacimiento. Es un pueblo con una gran voluntada heroica y que lucha para lograr grandes cambios en el modelo de vida, tratando cada día de poner al individuo al centro del universo. Esta insistencia por rescatar al hombre lleva a esta pequeña nación aguerrida a la titanería de establecer un desafío con su existencia.
Si, esa es la “Isla del Tesoro”, el lugar mágico de nuestros cuentos infantiles, aquella que si no defendemos nos transformará en esclavos y aquella que si el capitalismo destruye, se transformará en mercancía: Cuba es la utopía posible y por ende nuestra esperanza.
¿De qué estamos hablando. ¿De tres hombres que fueron víctimas y murieron sin saber por que morían? ¡No! Las vidas de estas víctimas son circunstanciales y lo que hoy esta en juego es la revolución cubana y con ella todas nuestras esperanzas.
Cuba no se ha podido desarrollar como una nación libre e independiente y entre todo el chantaje, en medio de todas las medidas que se toman, cada día para derruirla, esta pequeña nación ha logrado avances históricos en el desarrollo de inteligencia humana, con una intelectualidad que constituyen una sola clase revolucionaria. Entonces, a esta nación pobre la tienen que destruir por que su exigencia social pone en peligro el sistema que todo lo transforma en mercancía, incluso la humanidad del ser humano que termina como esclavo de otras mercancías, en una espiral sin fin.
Así, en este descuido fueron engañados los tres cubanos que se convirtieron en bandidos al cometer el secuestro que los llevaría al paraíso ofrecido por el imperialismo. Azuzados por la codicia cayeron en el juego y pusieron en peligro, con esta escalada, los pilares del Estado y la idea de Estado anticapitalista.
¿Dónde está la crueldad y la deshumanización del gobierno cubano, el que es aguerrido y actúa en función del enemigo que trastoca los pilares de su existencia y cada día busca excusas para establecer un frente de guerra contra esa heroica isla que se ha transformado en un bastión de la libertad para América y el mundo?
Son muchas las críticas que le podemos hacer al gobierno cubano pero también tenemos que reconocer que en medio de una guerra fría, a la cual se arrastra a la mayoría de las naciones dependientes, Cuba es una nación que mantiene una gran preocupación por la vida y los anhelos de libertad y autogestión como Estado.
¿Pero cuándo existe el momento correcto para defenderse?
A veces la intelectualidad está muy encandilada, distante y perdida entre sus mundos creativos, al grado de perder las nociones de la realidad para juzgar correctamente lo bueno de lo malo y de esta forma emitir un juicio justo. Sí, a veces pareciera que debiéramos ser más prácticos y explicar las cosas a nuestros intelectuales, con unos dibujitos.
Sin dudas que Cuba es culpable de las ejecuciones y esto pudo haber sido remediado hace mucho tiempo, mediante el uso y empleo de severas medidas punitivas y de reducción física de los aparatos conspirativos, empleándose para ellos tácticas de guerra adecuadas para tal fin. Si se hubieran dictado políticas y normas legales punitivas adecuadas a la situación de ingerencia y sabotaje existente desde el primer día de la revolución hoy no tendríamos este escándalo, empleado como mera propaganda imperialista contra la idea de un Estado distinto y que se opone a ser esclavo (Estado cliente) como los demás países del tercer mundo. Al parecer, el centinela de la revolución se había acostumbrado a estos ejercicios y la inteligencia no contempló esta escalada y la vigilancia revolucionaria había perdido la brújula. Sin dudas que el poder político tiene que ser responsable de esto. No sólo por poner en peligro a Cuba, sino también, por poner en peligro a todas las luchas de emancipación de la tierra.
El gobierno de Cuba no está exento de críticas y no puede estar exento de críticas y cuando se dice que la administración ha cometido un grave error, esa crítica no pude manipularse y ser transformada en un comportamiento antirrevolucionario.
Existen muchos intelectuales que pese a mantener una actitud progresista, también mantienen un profundo sentimiento ambivalente y anticomunista que se traduce en una sucesión de peros y excusas, todas bien intencionadas y bien elaboradas.
Ahora, ¿porqué llorar tanto por estos tres bandidos, mientras que en los Estados Unidos se ejecuta a diestra y siniestra? ¿Porqué este doble estándar y desde cuándo la intelectualidad hace causa común en la condena de la pena de muerte? ¿Quién los une y quién los mueve y en beneficio de qué?
En Cuba se mata a tres bandidos por traición a la patria, al prestarse a realizar titanerías que desestabilizarían los pilare de orden del estado cubano y de pronto se arman comités y manifestaciones mundiales, todas coordinadas, llenas de listas y de declaraciones sobre el humanismo y la libertad.
Es importante, creo que debemos imaginar una isla sin bloqueo y sin la constante amenaza del imperialismo: todo lo que han logrado hasta hoy, ha sido en medio de la hostilidad más grande que se conoce contra un estado tan pequeño. Entonces volvemos al principio: Es la idea lo que está en peligro y hay que defenderla, se tienen que imponer severas medidas que salvaguarden las conquistas de la revolución y el proceso de cambios. Aquí, los fusilamientos son meros síntomas de una guerra sucia impuesta por el imperialismo y estos fusilamientos y los próximos fusilamientos son y serán profundamente legítimos.
La proclama es ¡patria o muerte!
HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.