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LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
 
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General: LOS RICOS Y LOS POBRES EN CUBA.
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De: Galo760  (Mensagem original) Enviado: 14/07/2003 17:29
Cuarenta y cuatro años después de la Revolución, los pobres en Cuba son mendigos, los ricos guían autos Mercedes-Benz y el dólar Americano es la moneda oficial .

por Lawrence Solomon - (Traducción por Alvaro Herrán Lima)
Publicado en ingles en el NATIONAL POST, Toronto, Canadá, 11 de enero de 2003.

"¿Me puede regalar los huesos" pregunta la anciana a mi hija de ocho años, señalando las sobras de un pernil de pollo que la niña había consumido al almuerzo. Viendo que mi hija no sabía qué responder, la anciana le mostró una caja que contenía huesos de pollo que le habían regalado otros clientes en el comedor de una tienda por departamentos, un establecimiento respetable que frecuentan los vecinos de la principal calle comercial del barrio de la Habana Vieja. Mi hija le obsequió los huesos cuando los meseros del establecimiento se lo permitieron hacer.

Evidentemente la anciana era una visitante frecuente al restaurante, y esta era la manera como se ganaba la cena.
¡Bienvenido a Cuba, la otrora mas próspera nación en el Caribe, donde bajo 44 años de revolución el país se industrializaría, el hambre sería erradicada y la brecha entre ricos y pobres sería eliminada! Hoy en día la antes robusta economía cubana yace cubierta de harapos, y su tan alabada red de seguridad social es un chiste cruel.
En realidad, a los pobres se les desangra a fin de que los ricos y pudientes bajo el régimen castrista puedan vivir un estilo de vida agradable. En los garajes de los poderosos del gobierno se ven estacionados los automóviles Mercedes Benz, mientras que el pueblo cubano padece de hambre.
Algunos cubanos que trabajan fuera del régimen cubano -mayormente aquellos que habiendo obtenido prebendas en la industria turística (donde reciben propinas y pagos de otra índole en dólares americanos) viven sus vidas algo más confortablemente, aunque no están exentos de padecer estrecheses. Con los dólares así obtenidos, pueden hacer compras en los almacenes "dolarizados", en donde se pueden obtener bienes de consumo, medicinas y productos lácteos (pagando en dólares). Antes de la Revolución, los cubanos tenían fácil acceso a estos bienes.
Sin embargo, la gran mayoría del pueblo cubano se las tiene que arreglar como pueda en un sistema económico despiadado. La mayoría de ellos se dedican "a los negocios", como dicen los cubanos, con el fin de sobrevivir, porque a la mayoría de ellos, el salario que ganan (fijado por el gobierno en unos 50 centavos de dólar por día) no les alcanza para subsistir. La anciana mendiga del restaurante pedía las sobras de la comida; hay otros que piden les obsequien ropas usadas, o se dedican a vender maní en las esquinas. Los jóvenes venden cigarros y otros bienes en el floreciente "mercado negro"; y las jóvenes venden sus "encantos" en el pujante comercio sexual.
La vida es triste, si se carece de dólares. Diariamente, la gente hace interminables "colas" en los centros gubernamentales de distribución de alimentos. Llevan en mano sus "libretas" -como llama el gobierno a los carnets de racionamiento- a fin de recoger su porción mensual. El racionamiento de alimentos fue establecido en 1962 "para garantizar la distribución equitativa de alimentos sin privilegios para unos pocos". Cada mes, la "libreta" da derecho a cada cubano a 2.5 kilos de arroz; 1 kg de pescado, medio kg de fríjoles, 14 huevos y otros artículos de uso diario a precios subsidiados. Gracias a la "libreta", los cubanos tienen derecho a un pedazo de pan diario. Cada dos meses los cubanos tienen derecho a una pastilla de jabón para lavarse las manos y otra pastilla para lavar la ropa. Raramente se tiene acceso a fruta fresca o verduras; es posible comer carne sólo una o dos veces por año. Hasta mediados de la década pasada, los menores de siete años tenían derecho a leche fresca, pero ahora la leche fresca y otros productos lácteos ya nadie las puede comprar. Dos litros de leche fresca costaban 15 centavos antes de la Revolución, un precio que estaba al alcance de los pobres.
Cuba, un país de "cultura cafetalera", produce café suave en la provincia de Oriente, pero el cubano "raso" no lo puede obtener. El café suave es vendido al turista o exportado para obtener divisas, o reservado para consumo privado de la elite cubana, en tanto que el gobierno importa granos de café de inferior calidad del extranjero, los muele y los mezcla con otros productos (chicoria) y les da a los ciudadanos cubanos una ración mensual de 28 gramos (menos de una onza) de aquello. El gobierno también exporta arroz cubano de alta calidad a cambio de divisas e importa arroz de baja calidad de Vietnam para consumo de los cubanos. El gobierno exporta el 90% de su producción de frutas frescas, y destina el resto para venta a los turistas extranjeros, que pagan en dólares.
En ningún lugar del mundo tiene "el todopoderoso dólar" el poder de segregar a los pobres de los ricos, como en la Cuba actual. El gobierno cubano ha adoptado el dólar americano como su moneda oficial, que circula junto al devaluado peso cubano y que mantiene al cubano "en su lugar" en esta sociedad de clases. A las compañías multinacionales extranjeras que mantienen operaciones en la Isla (que Cuba ha buscado atraer) se les prohíbe pagar dólares a sus empleados cubanos. Estas compañías tienen que entregar estos fondos en dólares a una agencia del gobierno cubano, el cual a su vez "paga" con devaluados pesos cubanos sus sueldos a los trabajadores cubanos. Los comunistas cubanos han perfeccionado el invento de un "Sistema Monetario Dual" (de dos monedas) y también han perfeccionado el "sistema de la doblez": hay una moneda para los ricos (o sea el dólar americano) y hay otra moneda para los cubanos (o sea el peso cubano), y los ricos determinan la tasa de cambio.

Los cubanos padecen de otras estrecheces. Aún en el centro de La Habana se ve a la gente cargando baldes llenos de agua, que recogen en hidrantes ubicados en la calle y los suben a sus moradas en los pisos superiores de los edificios mediante cuerdas y poleas, porque las cañerías de agua de esos edificios están averiadas y no se reparan. Los inquilinos "afortunados" (con acceso directo al agua potable), sólo pueden hacerlo a determinadas horas.
En un barrio densamente poblado que visité, sólo había agua corriente de 7 p.m. a 10 p.m. Durante este intervalo de tiempo las familias se apresuraban a llenar botellas y otros recipientes con agua potable y se utilizaban antiguos barriles de gasolina para almacenar agua para el aseo. Tras el racionamiento del agua comienza el de la electricidad (también racionada, mediante el sistema de "apagones" diarios).
Hoy viven muchas familias en edificios que antaño albergaban a una o dos familias. El patio interior de muchas residencias cubanas se ha convertido en la miniatura de un tugurio de casuchas construidas una junto a la otra. Una sola casucha -por lo general de una o dos alcobas con un área de aproximadamente 200 pies cuadrados- puede albergar una familia de siete, once o aún doce miembros. Las alcobas por lo general no tienen ventanas, o sólo una ventana, y el techo es bajo y opresivo. Entre estos edificios repletos de gente se elevan también otros edificios idénticos en los que funcionan las oficinas del gobierno. En un espacio en que podrían vivir de 50 a 100 personas hay un escritorio para uso de un funcionario del gobierno, aburrido y ocioso en su despacho, en un local casi siempre vacío.
"Por primera vez en la historia de nuestro país, tanto el Estado como el gobierno ya no están del lado de los ricos, sino que se pasaron al lado de los pobres" proclamó Fidel Castro al tomar el poder en 1959. Al cabo de 44 años de vivir bajo el régimen de la revolución castrista, los pobres hablan de otra revolución: una en la que el gobierno tendrá mucho que hacer, mucho más por su pueblo, haciendo mucho menos.


Articulo por cortesia de Noticias desde Cuba. Ediciòn Buenos Aires
Argentina.





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