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من: OmarComas1  (الرسالة الأصلية) مبعوث: 09/03/2004 17:49

Salud compas y a los que no lo son:

 

Lo que nos espera bajo el ACARAJO.

Omar

 


Nicaragua
Pan y Rosas. La vida en la
maquila

Silvia Torralba


Documental "Maquiladoras": Durante ocho
años, Miriam V. trabajó los siete días de la semana, catorce horas diarias, en
varias maquilas de Nicaragua

Por sólo 60 dólares al mes, la joven
nicaragüense Miriam V. trabajó durante ocho años hasta 90 horas a la semana en
una maquila, industrias manufactureras ubicadas en zonas francas de México y
Centroamérica, principalmente. La explotación que sufren estas trabajadoras se
retrata en el documental "Maquiladoras", que actualmente se difunde en
España.


Durante ocho años, Miriam V. trabajó los siete
días de la semana, catorce horas diarias, en varias maquilas de Nicaragua. La
necesidad de alimentar y vestir a sus tres hijos llevó a esta joven de 26 años a
trabajar en condiciones de explotación, "como una máquina" como ella misma dice,
y por unos quince dólares a la semana. Un día, sin embargo, se presentó en la
"pequeña" maquila textil en la que trabajaba y que tiene empleadas a 600
personas y anunció a su superior que era más importante su salud que trabajar de
sol a sol.


La historia de Miriam y de muchas otras mujeres
nicaragüenses que trabajan en las maquilas se narra en el documental
Maquiladoras, realizado por el Fons Català de Cooperació al Desenvolupament y
que estos días se presenta en Barcelona.


Para explicar de primera mano las condiciones en
las que trabajan las maquiladoras, Miriam viajó hasta España. "Espero que el
documental sea un granito de arena y ayude a mejorar las condiciones en las
maquilas", explica esperanzada.


-¿Cómo es un día de trabajo en una
maquila?


-Mi jornada comenzaba a las seis de la mañana y
acababa a las siete o las ocho de la tarde, sábados y domingos incluidos, era
una casualidad que nos dieran un domingo libre. La jornada era bien dura porque
trabajaba numerando un montón de piezas de tela, para después poder armar los
pantalones, y el trabajo venía y venía sin cesar. En un sólo día podía contar
miles de piezas y pantalones, siempre de pie, en un área con mucho polvo y sin
descanso en todo el día, sólo con 45 minutos para almorzar.


-¿Qué derechos tenías como
trabajadora?


-Tenemos el derecho al pago de nuestras horas
extras, pero no a un salario digno. También tenemos derecho a ir a la clínica,
pero siempre y cuando en tu tarjeta del seguro especifique la fecha en la que
vas, así que si tienes dolor de cabeza o te sientes mal no puedes ausentarte. En
toda nuestra jornada laboral, además, sólo podemos ir dos veces al baño y si
tardas más del tiempo establecido te toman por una persona indisciplinada y te
quitan parte de la paga.


-¿Cuánto se cobra por realizar este
trabajo?


-En una de las cuatro fábricas en las que
trabajé tenía un salario básico de 15 dólares a la semana, trabajando las 48
horas legales más un mínimo de 24 horas extra. En alguna ocasión he llegado a
trabajar hasta 60 hora extras en una quincena, y no he llegado a sacar más de 20
dólares.


-En comparación con otros empleos, ¿es un
trabajo bien pagado?


-Está mal pagado. Mucha gente me pregunta cómo
entré a trabajar en una maquila. La verdad es que me casé a los 16 años, ahora
tengo 26 y tres niñas, una de 9 años y un par de gemelas de 8 años. Me siento
orgullosa de ver a mis hijas y sé que algún día tendrán una oportunidad gracias
al esfuerzo que hago. Empecé a trabajar en una maquila para verlas alimentadas,
vestidas y con su salud pagada porque al cotizar, mi seguro de asistencia médica
también las cubría a ellas.


¿Crees que en las maquilas se trata a las y
los trabajadores como a esclavos?


-En cierta manera, sí. Llega un momento en el
que sientes que tienes derecho a caminar, a hablar, a ir al servicio tantas
veces como necesites, a relacionarte y a conversar con los compañeros... pero en
la maquila el tiempo que perdiste para cruzar dos palabras con el de al lado lo
podrías haber aprovechado para montar millones de piezas. De pronto ves que te
gritan, que te dicen palabras que jamás te habían dicho, que quieren que
trabajemos como máquinas.


¿Todas las prendas de ropa que confeccionan
se exportan o algunas se comercializan en Nicaragua?


-Todo lo que producen las maquilas sale al
exterior, sólo se instalan en Nicaragua para explotar la mano de obra. Si alguna
prenda se queda en el país es porque antes se exportó y regresó con otra marca
en la etiqueta. La verdad es que me he quedado muy sorprendida de ver prendas
confeccionadas por nosotros y que en las etiquetas ponen 'made in
USA'.


Es algo impresionante, porque por poner un
ejemplo, una camiseta sencilla para una niña pequeña la pueden vender por 18
dólares, ¡más de uno de mis sueldos semanales! ¿Puedes imaginar un encargo de
100000 camisas a la maquila, que con cada prenda gana 18 dólares y produce en un
país donde no paga impuestos? Sólo deben pagar los
gastos de la mano de obra
y el resto es ganancia.


La actitud del gobierno


-A pesar de las malas condiciones laborales
en las maquilas, ¿favorece el gobierno la entrada de estas fábricas en
Nicaragua?


-Sí, porque al Estado no le conviene tener a
tanta gente desempleada, habría una crisis increíble en el país. El trabajo que
ofrecen las maquilas no respeta las leyes laborales, pero eso el Estado no lo
tiene en cuenta, no piensa en crear una ley que obligue a estas fábricas a
respetar a los ciudadanos, sino que prioriza que el hecho de que la población
tenga trabajo. El sueldo y el trato que reciban los trabajadores no les
importa.


Por ley, en Nicaragua se trabaja 48 horas a la
semana, pero en las maquilas he trabajado muchísimo más. Cuando entras a
trabajar en una maquila te programan tu horario en una plantilla, te ponen las
48 horas y el tiempo restante, como horas extras o como bonificaciones de la
empresa, así que finalmente no todas las horas de trabajo real quedan reflejadas
y el Estado y el Ministerio de Trabajo no se dan cuenta de ello.


-Durante ocho años trabajaste en varias
maquilas pero finalmente abandonaste este trabajo, ¿cómo te
decidiste?


-Llevaba nueve meses trabajando en una maquila
y, a causa de las condiciones en las que tenemos que trabajar, tuve problemas de
salud. Pero no me querían dar permiso para ir al médico porque había mucho
trabajo y tenían que hacer una entrega. Me dio neumonía, padecí de asma, tuve
fiebre muy alta... lleve un documento en el que constaba que debía hacer 15 días
de reposo, de tan grave que estaba, y estuve dos días internada en una
clínica.


Hasta que el jefe me dijo que era demasiado
tiempo de permiso, que tenía que trabajar. Yo todavía andaba mal y al final me
planté en su despacho y le dije que no trabajaba, que priorizaba mi salud, y
salí de la maquila.


El documental, un 'granito de
arena'


-Tu historia es una de las protagonistas en
el documental Maquiladoras, ¿ha tenido alguna repercusión para ti el hecho de
participar en este trabajo?


-En mis primeras jornadas en una maquila nunca
había tenido valentía, ¡pero una va conociendo sus derechos y viendo tantas
injusticias! Cuando hice el documental jamás se me ocurrió la idea de venir a
España ni pensé que la gente de fuera se pudiera interesar tanto por lo que nos
ocurre.


Espero que este documental ayude a mejorar las
condiciones laborales en las maquilas, aunque sea un granito de arena. De hecho,
con el interés que veo aquí y la tarea de tantas organizaciones que reclaman que
se respeten nuestros derechos creo que tal vez, con el tiempo, las cosas podrían
cambiar para mejor.


-Ahora que has dejado de trabajar en las
maquilas, que has pasado unas semanas en España y que regresas a tu país con tu
marido y tus hijas, ¿cómo ves tu futuro?


-En ocho años no he tenido la oportunidad de
estudiar. Mi sueño es estudiar Derecho. Hubo un momento en que trunqué mi vida y
dejé mi cuarto año de secundaria para entrar a trabajar, pero desde años atrás
pienso que también tengo derecho a estudiar y que me gustaría darle otra imagen
a mi vida, no tanto por mí como por mis hijas, para que valoren el estudio y no
tengan que trabajar en una maquila.


Fuente: Canal
Solidario



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