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General: ( PARTE 1) Del estalinismo al capitalismo en la URSS-Rusia (PARTE 1)
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De: ATTACmx (Mensaje original) |
Enviado: 16/03/2004 00:30 |
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Del estalinismo al capitalismo en la URSS-Rusia (reflexiones a partir de Trotski) Octavio Rodríguez Araujo Una pregunta que quizá todos nos hemos hecho es ¿por qué fue tan fácil que la Unión Soviética volviera al capitalismo después de más de 70 años de supuestos esfuerzos por construir el socialismo y cuando ya los publicistas de la URSS hablaban de “socialismo desarrollado” y de que ese país estaba a un paso del comunismo? Trotski advertía, desde 1935, que la suerte de la URSS, como Estado socialista, dependía del régimen político que reemplazara al bonapartismo estalinista. Añadía que sólo la vanguardia del proletariado podía regenerar el sistema soviético, si lograra reunir de nuevo y alrededor de sí a los trabajadores de la ciudad y del campo. En aquel entonces, Trotski hablaba del “hundimiento inevitable” del régimen político estalinista, pero señalaba que, si no intervenían conscientemente la vanguardia proletaria y los trabajadores, ese hundimiento derivaría en una contrarrevolución capitalista. En otros términos, lo que estaba sugiriendo Trotski era que había que llevar a cabo una revolución política, mediante la participación activa del proletariado con una nueva dirección, que convirtiera ese poder de la burocracia en un poder de los trabajadores, en una dictadura realmente del proletariado porque, de no llevarse a cabo, el régimen estalinista conduciría de nuevo al capitalismo . Baruch Knei-Paz, un estudioso no trotskista del pensamiento político de Trotski, escribía: “Si la Unión Soviética bajo Stalin ha llegado a ser tan debatida hasta dudar de sus aspiraciones socialistas, si su política fue tal que saboteó los prospectos de la revolución mundial, si su gobierno fue tan tiránico como para quitarle todo sentido a la idea de una democracia de los trabajadores, ¿había entonces alguna razón para que un socialista llegara a defender a la Unión Soviética, aun en especiales circunstancias? ¿No fue el mismo Trotski quien argumentó que el estalinismo, de sobrevivir, terminaría en el triunfo del capitalismo en la Unión Soviética?” . ¿Y qué significaba el estalinismo, además de un régimen totalitario especialmente a partir de 1929? En primer lugar, era la burocratización del Estado y del partido. En segundo lugar, como en todo régimen totalitario, la burocracia del Estado y del partido no permitiría la existencia de otros partidos ni oposición ni disidencia, mucho menos una revolución política de la clase obrera con una dirección distinta. Por lo mismo, puede hablarse de dominación, de la dominación que ejerce una élite sobre el resto de la sociedad, los trabajadores incluidos. Esto es, no había una dictadura del proletariado. En 1919, Lenin pensaba que el proletariado, “al derrocar a la burguesía y conquistar el poder político, se ha convertido en la clase dominante: tiene en sus manos el poder del Estado, dispone de los medios de producción ya socializados, dirige a los elementos y las clases vacilantes, intermedios, aplasta la resistencia de los explotadores, que se manifiesta con energía creciente” . Sin embargo, Lenin aceptaba que en la dictadura del proletariado “han quedado y quedarán” las clases, aunque cada una de ellas y las relaciones entre ellas se modificarían. “La lucha de clases –añadía Lenin– no desaparece bajo la dictadura del proletariado, lo que hace es adoptar nuevas formas”. ¿Qué nuevas formas adoptaría la lucha de clases en la dictadura del proletariado? Si bien el proletariado derrocó a la burguesía, ¿se convirtió en la clase dominante? ¿Tuvo realmente en sus manos el poder del Estado? ¿Dispuso en verdad de los medios de producción socializados? ¿Los medios de producción fueron socializados o estatizados? Estas son las preguntas que debieron hacerse muchos observadores y analistas críticos de lo que ocurría en la Unión Soviética, pues era claro que fue más bien la burocracia la que tuvo en sus manos el poder del Estado y que la propiedad de los medios de producción terminó siendo estatal, administrada por esa burocracia dirigente. El artículo 5 de la Constitución de la Unión Soviética, 40 años después del triunfo de la revolución, establecía que “la propiedad socialista reviste en la URSS ya la forma de propiedad del Estado (…), ya la forma de propiedad cooperativo-koljosiana (en referencia al campo) . Más adelante habría críticas, incluso debates sobre el papel de la burocracia en la Unión Soviética y si la burocracia era o no una clase social. Este debate ha sido muy importante y servirá para interpretar el fracaso del proyecto de construcción del socialismo que terminaría por conducir, de “regreso”, al capitalismo. La responsabilidad de este proceso la tuvo la dirección del Estado soviético, es decir, el poder, y no puede adjudicársele al resto de la sociedad ni mucho menos a los trabajadores, que fueron expropiados políticamente al suplantarse la “dictadura del proletariado” por la “dictadura de la burocracia”. Sabemos que había dirigentes y dirigidos, gobernantes y gobernados, y que unos tenían privilegios y otros no. Pero ¿había clases sociales? ¿La burocracia del Estado soviético y de los demás países del centro y Este europeo era una clase social? La burocracia en estos países, no era, obviamente, la propietaria de los medios de producción, pero sí la poseedora del control exclusivo de esos medios, que debieron ser de la sociedad bajo el dominio de la dictadura del proletariado, si ésta se hubiera materializado y no hubiera sido tergiversada por esa burocracia que sustituyó a los trabajadores, dominándolos. Por otro lado, los grupos dirigentes en los países llamados socialistas tampoco eran homogéneos en los últimos años, es decir, en los años anteriores a la conversión de esos países en capitalistas y después de que Stalin impuso por la fuerza la uniformidad, que no igualdad . Esa heterogeneidad llevaría, sobre todo en el periodo llamado reformista, no sólo a divisiones dentro de la burocracia dirigente, sino al surgimiento de una nueva capa social o, si se prefiere, a un nuevo grupo elitista competitivo, formado por expertos, tecnócratas, intelectuales que en varios de los países de Europa oriental formarían parte de la disidencia y luego del nuevo poder a partir de 1989, constituyendo “la primera politocracia poscomunista”, para usar el término de Eyal, Szelényi y Townsley . En la URSS, este proceso sería diferente: habría un traslape de grupos elitistas, no sin serios conflictos, que terminaría por definirse por los sectores más inclinados al capitalismo: la contrarrevolución capitalista –de la que habló Trotski–, por la incapacidad del stalinismo, en esos momentos representado por Leónid Brézhnev, para modificarse, para dar el poder a los trabajadores. “Alvin Gouldner y otros –escribía Wright – han argumentado que los beneficiarios de las revoluciones sociales en la historia no han sido las clases oprimidas del anterior modo de producción, sino ‘terceras clases’. Muy notablemente, no fue el campesinado el que devino clase dirigente (ruling class) con la desaparición del feudalismo, sino la burguesía, una clase que estaba localizada fuera de la relación principal de explotación del feudalismo. Un argumento similar puede extenderse a los directivos-burócratas (manager-bureaucrats) con respecto al capitalismo y a los expertos con respecto al socialismo burocrático de Estado (state bureaucratic socialism): en cada caso estos constituyen rivales potenciales a la clase dirigente existente”. Estas “terceras clases”, originalmente fuera de la relación principal de explotación en el sistema, fueron las que, después de las reformas desestalinizadoras, fueron conformándose no sólo en la URSS, sino en otros países “socialistas” y son las que dieron ese carácter de heterogeneidad a las burocracias dirigentes y a las oposiciones que surgieron, que se desarrollaron y que disputaron el poder en los últimos años antes de la caída del llamado comunismo. No cabe duda, que la lucha de clases, como decía Lenin, adoptaría nuevas formas. Todo el mundo ha aceptado, desde Lenin hasta Mijaíl Gorbachov, que los logros y fracasos de la Unión Soviética se han debido al papel del Estado, pero el Estado es una abstracción cuya materialización última se dio con la burocracia dirigente, en el gobierno y en el partido. En la “nota editorial” de los ensayos y cartas de Trotski recogidos bajo el título En defensa del marxismo se menciona que Boris Souvarine, en 1925, llamó a la burocracia clase explotadora , que el obrero francés Yvon, en 1937 escribió: “hay clases en la URSS: clases privilegiadas y clases explotadas, clases dominantes y clases dominadas” , que en 1938 se publicó la obra del yugoslavo Anton Ciliga, quien dijo que en la URSS, donde vivió varios años, había una nueva clase dominante y explotadora, formada por el funcionariado, los técnicos y los militares . En este mismo libro de Trotski, en los anexos, hay dos artículos críticos a Craipeau y a las posiciones de James Burnham y Joseph Carter, quienes, como Yvon, consideraban a la burocracia soviética como una clase social. El artículo de Burnham y Carter fue publicado aproximadamente en 1937. El artículo de Craipeau también fue publicado en 1937. Más adelante, en 1939, apareció el libro La bureaucratisation du monde de Bruno Rizzi , a quien dedicó Trotski el mayor de los ensayos recogidos en su libro mencionado. Diez años después de Rizzi, George Orwell escribió su libro de ficción 1984, en el que hablaba de tres capas sociales: el partido interior, es decir, el aparato del partido que ha devenido la clase dominante; el partido exterior, es decir, los intelectuales subordinados al partido interior (que tiene semejanza con la clase externa de Wright); y, en fin, los trabajadores, la clase más baja de la sociedad. Esta descripción sobre las capas sociales, obviamente referidas a la URSS, ha sido demostrada por otros autores muy alejados de la ficción, como el filósofo alemán Boris Meissner, especialista en la URSS, quien dividió a la sociedad soviética en cinco capas sociales, de las cuales la clase superior estaba constituida por los burócratas de alto nivel y por las élites muy especializadas. En 1956, sorprendentemente, apareció un estudio de Nemchinov, académico soviético, intitulado “Cambios en la estructura clasista de la población de la Unión Soviética” que citó y criticó Ralf Dahrendorf en su famoso estudio sobre las clases sociales, en la sociedad industrial . Para Nemchinov, en la URSS no podía hablarse de clases sociales pues “la propiedad socializada hace imposible que los ingresos privados se conviertan en fuente de poder” (a lo cual podría agregarse que, sin embargo, no fue imposible que a partir del poder la burocracia pudiera tener ingresos privados). Y si bien aceptaba que “los criterios objetivos para la determinación de las clases sociales lo constituyen la situación de miembro de la sociedad por razón de profesión y tipo de ingresos”, añadía que su determinación principal estaría dada por “la forma de propiedad dominante y el tipo de las relaciones de producción, en la que se hallan unos miembros individuales, respecto de otros miembros en un sistema determinado de trabajo dentro de la sociedad”. Por lo mismo, a diferencia de otros autores, para Nemchinov la intelligentsia, los altos empleados técnicos y administrativos, los ministros, los funcionarios del partido y los directores de las empresas de producción formaban un grupo social intermedio y no una clase social . Dahrendorf, en su crítica al autor soviético, decía: “si (…) los titulares de los puestos burocráticos superiores constituyen una clase en las sociedades occidentales, no se explica por qué en la Unión Soviética sólo constituyen un mero ‘sector’, una especie de representación de la clase obrera” . En 1959, otro yugoslavo, Milovan Djilas, publicó La nueva clase, libro que ha servido de reflexión a otros autores . En 1960, apareció en polaco un libro de Stawar, publicado en español 17 años después, titulado Libres ensayos marxistas . En su capítulo sobre la burocracia soviética, el autor escribía que “el aparato del Estado defiende (…) sus intereses contra esa masa y ocupa el lugar de las antiguas clases explotadoras”. Añadía que “las oposiciones sociales se reproducen sobre una nueva base: los mandarines que reciben ventajas económicas suplementarias, gracias a su ejercicio del poder y de la vigilancia, se oponen a la masa de la población que está subordinada a ellos” . Voslensky cita al checoslovaco Ota Sik, antiguo ministro de economía con Dubcek, quien decía que el análisis de Djilas era justo y concluía que “la burocracia del partido ha devenido la única clase social dominante en los países donde reina el monopolio de Estado”. También citados por Voslensky, Andrei Amalrik mencionaba la existencia de una clase privilegiada de burócratas, al igual que el filósofo ruso, ahora emigrado, Nicolá Berdiaiev. Para Jacoby, en su libro de igual título que el de Rizzi, La burocratización del mundo (publicado originalmente en alemán en 1969), la burocracia estatal dominaba a toda la sociedad soviética y el partido “se convirtió en aparato esencial del dominio burocrático. El poder político –añadió– se concentró en manos del secretario general del Partido” . Para Jacoby, la burocracia soviética era una clase social .
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