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General: “”” EL KOTECITO.”””
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De: esteban_casa챰as  (Mensagem original) Enviado: 22/04/2004 14:18
  “”” EL KOTECITO.”””





  Llevaba dos días tumbado con tremenda gripe y sin deseos de nada, me había sentado frente a la computadora solo para leer los mensajes, luego regresaba nuevamente al sofá y los medicamentos no me han permitido ver una película completa, me quedo dormido a los pocos minutos. Hoy entré un rato más prolongado, me permití visitar algunos foros y leer noticias frescas, aún así, el malestar no ha pasado. Entro unos minutos en un foro de camagüeyanos y leo un mensaje muy pequeño, decía más o menos así; “No sean tan hipócritas preocupándose por la menstruación de las mujeres cubanas, ustedes saben bien que en Nicaragua, El Salvador, Honduras, etc., hay mujeres que no tienen dinero para comprar almohaditas sanitarias cuando están con la regla.” No es exactamente lo que decía aquel mensaje y no pude hacer copia fiel, porque después de leerlo me fui a bañar y comer. Sentí un deseo incontenible de contestarle a aquella persona; ¡Bueno chico! Y a nosotros qué nos importa.

Estando bajo la ducha no dejé de pensar en aquel mensaje, no iba dirigido a nadie en particular, me comía ese bichito de la duda. Luego de terminar todo, entré nuevamente a ese foro y ya lo habían borrado, me dediqué entonces a buscar la razón de su origen. No me demoré mucho, leo el encabezamiento de otro tema más abajo que se titula así; “Se regula más el uso de las Intimas en Cuba”.

No puedo negar que me sentí flechado rápidamente por el título y devoré el mensaje en pocos minutos, enseguida comenzaron a trabajar mis neuronas, y yo no sé por qué, pero siempre salen a laborar las más malas de todas. Bueno, el lío es sobre una noticia transmitida por la radio de Camagüey, donde se le informaba a la masa femenina sobre un nuevo censo que se realizará para distribuir almohaditas sanitarias, o como le decimos los cubanos, “kotex”. El fenómeno no es tan sencillo como muchos piensan, hay que llevar la libreta de racionamiento y el carné de identidad. Esas toallitas serán distribuidas a las féminas comprendidas entre 10 y 55 años. Le pregunto a mi mujer y me dice que antes, cuando eran repartidas por la misma libreta, distribuían tres paquetes de diez almohaditas para tres meses. Indago un poco más y me dice que lo normal sería cambiarlo con relativa frecuencia, pero que en las condiciones de aquellos tiempos solo se podía hacer tres veces al día. Pero nos queda una sobrante, se dirán ustedes, está bien, no olviden que a unas les da más fuerte que a otra y en esos casos tampoco eran suficientes. Todo aquello generó la presencia de los kotecitos en el mercado negro. Bueno, de todas maneras siempre les quedaba uno de repuesto por si acaso se les escapaba un peíto cuando estuvieran mal del estómago. ¡Rayos, que son humanas también! Pero, nunca existirían privilegios por simples declaraciones de que si a mí me da más o me da menos, ¿saben por que?, porque la revolución no es boba, y no está dispuesta a cederle un solo milímetro de terreno al enemigo.

¡La isla cará! Esa isla la inventó Picasso con todas sus locuras, bueno, la gobierna un loco que desciende de su tierra, que para el caso es lo mismo. Yo no sé si se les caerá la cara de vergüenza cuando anuncian estas cosas por la prensa o la radio, porque caballeros, saquen cuenta y no se hagan los bobitos, ya llevamos 45 años en esta rumba y ni los kotecitos han garantizado.

Pero no crean que lo van a agarrar así de jamón, ustedes no saben todos los sacrificios que ha hecho esa revolución para lograr un kotecito. Ya me imagino al loco rodeado de tarugos en el centro de biotecnología, y uno de ellos explicándole al comandante los experimentos que se realizaron con animales. (En eso pasa una jutía conga con un kotex en el fondillo) Y el comandante oyendo al tarugo, porque eso no se puede negar, el loco se interesa por todo lo que ocurra en su feudo. ¿Lo dudan? Busquen a otro gobernante que haya dirigido como una batalla y luego expresado en un extenso discurso, cómo diablos se repartiría la cerveza, o el jabón, o que te suene una trova sobre bicicletas, o que agarre lucha con el picadillo de soya, y no sigo porque siempre voy a parar en lo mismo y aparece su foto junto a la teta de Ubre Blanca. Miren que el tipo me cae mal, pero coño, más mal me caen los periodistas con sus estúpidas preguntas, o los mismos tarugos, como aquel comemierda que le dice al loco en el documental de Oliver Stalone; “Comandante, usted tiene un corazón de 32 años”, y el loco que se ríe, pero no solo eso, es tan HP que se lo cree también. Aún no me explico cómo rayos no ha fusilado al degenerado que le hizo la prótesis dental. Entonces el ministro del interior agarra al loco y le llena la cabeza de humo;

-Comandante, ¿usted va a dejar que lo vacilen?- El tipo gira sobre sus talones y deja de oír al tarugo con bata blanca, la jutía conga que tiene el kotecito en el culito para las orejas también.

-¡Fíjate bien en lo que voy a decirte Ramiro! A mí no me vacila nadie, primero lo fusilo. ¿Por qué me dices eso?- La jutía conga que tenía el kotecito en el culito llamó a otras compañeras, aquellas llegaron portando banderitas.

-Comandante, no se lo digo por nada malo, usted sabe como es el enemigo, van a querer aprovecharse de este logro revolucionario.-

-¡Coño Ramiro! No seas extremista, ni que estuviéramos vendiendo carne.-

-Yo sé lo que le digo, van a inventar, van a inventar, usted no conoce a los cubanos. Va a ver que mañana esos kotecitos se venderán en la bolsa negra.-

-Pues ya sabes, confecciona un plan para combatirlos, pero esta revolución no cederá jamás.- Todas las jutías congas aplaudieron, hablo de las que tenían el kotecito en el fondillo y banderitas.

Pues se jodió la cosa, con la revolución no se juega coño, y menos con el loco. Al otro día se repartió un espéculo a cada médico de la familia y un cubo plástico donado por unos pastores americanos. Se confeccionó una ley relámpago, como casi todas las que se inventan a diario, donde se establecía que; “Toda mujer debía presentar un certificado médico donde se hiciera constar que no la habían “vaciado”. Bueno, así le dicen las mujeres del barrio a esa operación donde le sacan todas las cosas de allá adentro y luego no les baja la regla. Pero eso no fue todo, ustedes saben que allá existe esa Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadotes, y siempre, fíjense bien, siempre va a aparecer uno de esos tipos inventando algo con el fin de ganarse un carro. Entonces uno de esos otros tarugos le dijo al comandante que; “A las máquinas para fabricar los kotecitos, se les podía hacer una innovación para confeccionarlos por tallas”. Y el loco mandó entonces a variar también la ley, y a los médicos se les entregó una lienza de origen chino, eran de esas metálicas y que se recogen muy rápido apretando un botoncito. No quieran saber ustedes los líos que se formaron en los consultorios de los médicos de la familia, si no era por una cosa era por la otra, fueron muchas las veces que aquellas cintas métricas se enrollaron con los pelitos y se oyeron gritos de protestas. Pero ya ustedes saben, los médicos (que en su mayoría eran militantes del partido) las callaban rápido; “Compañera, usted tiene problemas ideológicos.” ¡Cualquiera se calla caballeros! No es problema de miedo, no es lo mismo estar del lado de acá que allá, aquí ustedes no tienen que luchar un tiví Panda por méritos. Bueno, otro de los bateos ocurría de noche con las prietas, ya deben imaginarse los días de apagones, no se podía medir nada.

Según explicó la radio, la medida obedece al necesario y exhaustivo control que debe tener cada farmacia. Ya saben ustedes, control, mucho control, con la revolución no se puede. ¿Y qué va a pasar con las mujeres que tengan su reglita después de los 55? ¡Las operamos coño! ¡Qué pa’eso somos una potencia médica! Pero que ni se lo laven pensando que le daremos kotecitos, la revolución es así, invencible.

La pobre Chichi, cada día aumentan sus problemas, porque aunque esté algo enferma todavía le da eso que anda todos los meses. Ahora resulta que le subieron el precio, ya saben, tirada en la cama y con tres hijas hembras, y lo peor de todo, ya no está ganando lo mismo. Después de todo hay que darle gracias a Dios, y no es cuento, se imaginan ustedes que los animales tuvieran eso todos los meses, o que a las gallinas se les tuviera que colocar un kotecito después de poner un huevo. No digo yo si somos dichosos y el Señor es grande, entonces sí fuera una crisis nacional. ¡Bahhh! Bueno, quizás hubiera acelerado un cambio, ¿quién sabe?

Y para que lo sepan todas esas mujeres gusanas que piensan abandonar el país, si el día del inventario a la casa no entregan los kotecitos que les sobraron, no les damos la tarjeta blanca. Eso es pa’que vean que con el loco no se juega coño. ¡Ah! El cubo plástico que se les entregó a los médicos es para que laven el espéculo, eso es pa’ que vean que la revolución está conciente de los problemas del agua.





                                  Esteban Casañas Lostal.

                                  Montreal..Canadá.

                                  2004-04-21


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