El Primero de Enero de 1959 marca, sin duda alguna, un momento trascendente en la vida del pueblo cubano. La fecha se ha convertido en el antes y el después en las luchas más que centenarias del país antillano y alcanza a los 46 años, una significación insospechada entonces. Este aniversario corona un año caracterizado por el recrudecimiento de la hostilidad norteamericana, pero también por el aumento de la unidad, el espíritu de
resistencia y victoria y de la confIanza del pueblo en la dirección histórica de la Revolución, representada por el Comandante en Jefe Fidel Castro.
Importantes signos del año que concluye fueron la contundente victoria alcanzada en la ONU contra el criminal bloqueo económico impuesto por Estados Unidos y las crecientes muestras de solidaridad y amistad de los pueblos
con la Revolución Cubana, que configuran un panorama político propicio para la celebración.
Estímulo mayor en el duro bregar diario es la marcha exitosa de la Batalla de Ideas al arribar a su quinto año, en la que se palpan ya los resultados con beneficios directos para millones de compatriotas, confirmatorios de la Isla como referente internacional en no pocos indicadores en terrenos como salud, educación y seguridad social.
Cada vez deviene más sólida la conciencia popular acerca de la capacidad del Socialismo para garantizar derechos fundamentales determinantes en aras de alcanzar una existencia espiritualmente plena y materialmente decorosa.
La igualdad de oportunidades, la equidad económica y social, el pleno empleo y el derecho a una vida culta y saludable sin humillantes discriminaciones por razones raciales, de sexo y religiosas, entre otros derechos, son también realizaciones que el país puede mostrar con legítimo orgullo el Día de la Liberación Nacional.
Nada de esto ha sido fácil. Cada logro tiene el mérito adicional por haberse obtenido en medio de las más sucias y descaradas provocaciones y amenazas, guerra mediática, presiones sicológicas, aislamiento diplomático y un cruel
bloqueo, conformadores de una política aplicada contra el pequeño país por la potencia poseedora del mayor poderío conocido de la historia.
Forjada en tales circunstancias, la Revolución Cubana, conoce muy bien los peligros derivados de la existencia en EE.UU. de una Administración de corte fascista, envalentonada con la reciente victoria electoral conseguida.
Por ello, los cubanos no pierden ni el tiempo ni el rumbo. Se aprestan a celebrar el nuevo aniversario, pero tienen muy presente la necesidad de estar preparados
militarmente y de mantenerse alertas, como lo único sensato para asegurar las conquistas de estos 46 años y el derecho a continuar la obra.
Si alguna duda podían abrigar los enemigos históricos de la Isla acerca de esa voluntad, el desarrollo exitoso del Ejercicio Estratégico Bastión 2004 se encargó de situar las cosas en su lugar.
Los cubanos saben lo que quieren y han aprendido a conseguirlo y también a defenderlo a cualquier precio, como les enseñan cada día, desde la soledad de sus celdas en el Imperio, los Cinco Héroes prisioneros por luchar contra el
terrorismo.
En la Antilla Mayor nadie se llama a engaño. El nuevo año será también difícil, pero se enfrentará con el espíritu de siempre, el de los próceres de todas las épocas desde 1868 hasta nuestros días.
Con estas fuertes motivaciones continuarán, bajo la guía certera y segura de Fidel y el Partido, llevando adelante los más de 170 programas de la Batalla de Ideas, fortaleciendo su capacidad defensiva y exigiendo justicia para René González, Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero y Fernando González.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)