La muerte del líder independentista puertorriqueño Filiberto Ojeda Ríos tras recibir un disparo en un enfrentamiento con el FBI ha suscitado la protesta generalizada de sectores políticos y sociales de Puerto Rico.
Ojeda, de 72 años, recibió un disparo el viernes en el pecho que le atravesó el cuerpo, pero murió desangrado durante las 20 horas en las que el FBI lo mantuvo acorralado.
El gobernador de Puerto Rico, Aníbal Acevedo Vilá, expresó su “profunda indignación” y anunció que pedirá a las autoridades federales una investigación.
El arzobispo de San Juan, Roberto González, mostró “consternación, indignidad y tristeza por la manera, por la forma en que se provocó la muerte de Ojeda Ríos”.