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Da: Mambi  (Messaggio originale) Inviato: 06/05/2006 04:17
 

Ayuda de Estados Unidos al Desarrollo

Departamento de Estado de Estados Unidos
Programas de Información Internacional
7 de diciembre de 2004

HOJA INFORMATIVA: AYUDA DE ESTADOS UNIDOS AL DESARROLLO

"Luchamos contra la pobreza porque la esperanza es la respuesta al terrorismo. Luchamos contra la pobreza porque la oportunidad es un derecho fundamental de la dignidad humana. Luchamos contra la pobreza porque la fe lo requiere y la conciencia lo exige. Y luchamos contra la pobreza con una creciente convicción de que está a nuestro alcance un progreso importante".
-- Presidente George W. Bush

Ayuda alimentaría

Estados Unidos es desde hace tiempo líder en la lucha contra el hambre y la pobreza.

Estados Unidos es el mayor proveedor de ayuda alimentaría del mundo (2.400 millones de dólares en 2003) y el principal contribuyente al Programa Mundial de Alimentos, al donar 1.400 millones de dólares en 2003.

En 2002, Estados Unidos contribuyó el 64,9 por ciento del total de la ayuda alimentaría mundial, informa el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Para mayores detalles, véase, información en inglés en:
http://www.ers.usda.gov/AmberWaves/SeptemberFeatures/usfoodaid.htm

Estados Unidos promueve activamente programas de desarrollo agrícola en todo el mundo, al proveer en 2003 casi 500 millones de dólares en esa ayuda. Las nuevas tecnologías, con los incentivos de mercado apropiados, pueden ser la clave del aumento de la productividad agrícola y el fin del hambre.

Ayuda al desarrollo económico y la Corporación del Reto del Milenio

En 2002 el presidente Bush propuso un nuevo pacto de desarrollo que aumenta la rendición de cuentas por parte de las naciones tanto ricas como pobres, al vincular con una mayor responsabilidad de las naciones en desarrollo las contribuciones incrementadas de las naciones desarrolladas. Este nuevo pacto reconoce que la ayuda al desarrollo económico sólo puede tener éxito si está vinculada a políticas sólidas en los países en desarrollo.

Como parte de este compromiso, la Corporación del Reto del Milenio (MCC) apunta a dirigir asignaciones significativas de ayuda oficial al desarrollo (AOD) a apoyar políticas internas propicias al crecimiento y el desarrollo perdurable. El Congreso de Estados Unidos aprobó cerca de 1.000 millones de dólares en el año fiscal 2004 para la llamada Cuenta del Reto del Milenio (MCC), y 1.500 millones para el 2005.

La MCC asigna recursos sobre la base de medidas cuantitativas relacionadas a cómo los gobiernos de los países en desarrollo cumplen con sus compromisos de gobernar con justicia, invertir en el pueblo de su país y permitir la libertad económica.

Estados Unidos es actualmente el mayor contribuyente de la AOD, en dólares corrientes, al proveer 15.800 millones de dólares en 2003, o sea 23 por ciento del total mundial de 68.500 millones. La ODA de Estados Unidos aumentó 16,9 por ciento en 2003 en términos reales, en tanto que la AOD de la Unión Europea aumentó 2,2 por ciento en términos reales. (Fuente: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos)

Lo que es más importante, Estados Unidos lidera los esfuerzos internacionales para llevar buen gobierno, transparencia, espíritu de empresa y otras políticas económicas sólidas a los países en desarrollo, de modo que puedan liberar capital inutilizado y crear incentivos para el crecimiento perdurable.

Ayuda del sector privado de Estados Unidos al desarrollo

Pero la ayuda oficial al desarrollo es sólo parte del conjunto. Como lo deja sentado el informe de 2004 de las Naciones Unidas "Unleashing Entrepreneurship: Making Business Work for the Poor", los recursos del sector privado interno dejan pequeña a la ayuda al desarrollo tradicional.

Estados Unidos es el máximo importador de bienes de los países al desarrollo, al importar 680.000 millones de dólares en 2003, diez veces más que toda la AOD a los países en desarrollo, procedente de todos los donantes.

Estados Unidos es la fuente número uno de capital privado para los países en desarrollo, con una media de 36.000 millones de dólares anuales entre 1997 y 2000. Y Estados Unidos encabeza el mundo en cuanto a donaciones caritativas a los países en desarrollo: 4.000 millones de dólares en 2000.

Remesas

Si bien las remesas que envían los trabajadores a los países en desarrollo sólo pueden ser estimadas, los expertos creen que el valor total de las remesas es considerablemente mayor que la AOD y, en ocasiones, para las economías en desarrollo es más importante. El Banco Mundial estima que, de un total mundial de 111.000 millones de dólares en remesas en 2001, 65 por ciento, o sea 72.300 millones de dólares fueron a los países en desarrollo. El Banco Interamericano de Fomento estima que el 75 por ciento de las remesas a América Latina y el Caribe provienen de Estados Unidos.

Ayuda de Estados Unidos en casos de desastres

La Oficina de Ayuda en Casos de Desastre en el Extranjero (OFDA), que forma parte de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), dentro del Departamento de Estado, provee ayuda en todo el mundo a la recuperación luego de un desastre. En 2004, con un presupuesto de más de 300 millones de dólares, la OFDA había respondido en noviembre a 69 declaraciones de desastres en 58 países. La OFDA ha brindado ayuda a través de asociados y/o ha desplegado equipos en África, Asia, el Caribe y América Latina. La ayuda incluyó apoyo a Irán y Marruecos luego de terremotos, la emergencia de langostas que amenaza las cosechas de alimentos en el noroeste de África, y la sequía y las emergencias alimentarías en países como Angola y Eritrea.

Plan de Emergencia para el Alivio del SIDA

Esta iniciativa de 15.000 millones de dólares para combatir la enfermedad en más de 100 países de todo el mundo se concentra especialmente en 15 naciones de África, el Caribe y Asia. El Plan de Emergencia apunta a tratar con terapia antirretroviral, prevenir siete millones de nuevas infecciones y ofrecer cuidado y apoyo a dos millones de personas infectadas con el VIH o afectadas por él, inclusive huérfanos y niños en condiciones vulnerables.

Estados Unidos es el mayor donante para el alivio del SIDA, al contribuir, para aliviar y prevenirlo, más del doble de la cantidad de todos los otros donantes juntos.

Otras iniciativas de desarrollo internacional

Hay muchas otras iniciativas estadounidenses de desarrollo internacional; sólo en marzo de 2003, el presidente Bush anunció 19 de esas iniciativas. Las iniciativas presidenciales ya puestas en efecto, parcial o totalmente, por la USAID, se dirigen a financiar programas claves en salud, educación, medio ambiente, infraestructura y comercio en 143 países en desarrollo. Unos cuantos ejemplos:

Iniciativa de mejoramiento de la higiene y los servicios sanitarios

La USAID anunció en abril de 2004 planes para invertir 70 millones de dólares en nueve años en programas tomados como objetivo, dirigidos a la prevención de las enfermedades diarreicas, una de las principales asesinas de las poblaciones vulnerables, inclusive aproximadamente 2 millones anuales de niños menores de cinco años

Iniciativas viales en Afganistán

Todos los 389 kilómetros de la porción estadounidense de la carretera Kabul-Kandahar quedaron completados en diciembre de 2003. Como resultado, más del 35 por ciento de los 20,6 millones de habitantes de Afganistán, que viven cerca de esta porción de la carretera y la usan para aprovechar oportunidades económicas, reducirán a la mitad el tiempo que les llevan sus viajes.

Iniciativas educativas en África

Conforme a estas iniciativas han sido entrenados, hasta ahora, tantos como 25.000 educadores, y se ha identificado, para becarlos, a candidatos de más de 30 países al sur del Sahara.

Iniciativa para terminar con el hambre en África

Miles de comunidades se beneficiaron de más de 30 nuevas tecnologías agrícolas basadas en esfuerzos de la USAID. Las tecnologías incluyen: nuevas técnicas de fertilización para ayudar a 10.000 hogares; hibridación de plantas, dirigida a ayudar a 4.000 agricultores y distribuir más de 64.000 plantas; cultivos tolerantes a las tensiones a ser entregados a 250.000 hogares en más de nueve países. Se iniciaron también nueve programas nuevos de biotecnología.

Iniciativa de la energía limpia

Como resultado de esta iniciativa, en las comunidades subdesarrolladas de la India la electrificación ha ampliado la cantidad de horas durante las cuales los individuos pueden trabajar, ha ayudado a enviar niños a la escuela y ha reducido la factura mensual de electricidad en una media de 50 por ciento por familia. De acuerdo con la Asociación Energética de la Aldea Mundial, las fuentes de energía mejoradas han contribuido a que haya mejores servicios económicos y sociales para más de cinco millones de personas.

Iniciativa de la libertad digital

Desde su comienzo en marzo de 2003, la iniciativa ha emprendido en Senegal esfuerzos innovadores para ampliar las tecnologías de información y telecomunicaciones para las empresas de tamaño micro, pequeño y mediano. Trabaja también para representar a la industria de la TI ante los gobiernos y los responsables regionales de la toma de decisiones, en un esfuerzo de adelantar las reformas de las telecomunicaciones en Senegal. Este año comenzarán en Perú e Indonesia actividades conforme a este programa.

Agua para los pobres

Esta iniciativa ayudó a darles a 19 millones de personas acceso mejorado a suministros de agua innocua y saneada. En Cisjordania, los pozos y acueductos casi duplicaron la cantidad de agua disponible para 400.000 residentes. En Eritrea, la USAID financió la provisión de suministros de agua de emergencia y la creación de un sistema de administración sostenible, ayudando a 35.000 personas afectadas por sequías recurrentes.



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Rispondi  Messaggio 2 di 36 di questo argomento 
Da: matilda Inviato: 06/05/2006 09:16
Reynaldo,yo te tengo una pregunta un poco ingenua quizás...vos realmente crees todo esto?
sino qué parte crees?
Que programa pensás que va a implementar EEUU ahora para con Irak?
Y una acotación,  lo referido a Africa es  sencillamente Impresentable.
Otra inquietud más (vos te arriesgastes a exponer esto así que supongo te hacés cargo)...... cuando se apropien del agua, como lo hacen con el petróleo ya tienen planificado los planes??
En Iroshima por ejemplo,que planes implementaron???
Por otro lado una opinión personal.....el discursete de falsoymedia Bush del inicio , es de muy mal gusto porque uno puede acopiar paciencia pero hasta el límite de lo infra no creo.
Espero que no lo veas como algo personal,ni agresivo y mucho menos calificador pero, mira ya me iba a dormir con un poquito de licor en mi sonrisa y me dió por leer el foro,no me indigesto porque el vino era de los buenos ahora , si tengo pesadillas las apunto en tu cuenta.
 
saludos
matildita
saludos

Rispondi  Messaggio 3 di 36 di questo argomento 
Da: mfelix28 Inviato: 06/05/2006 14:10
Mambí:
Ya por los años 70, estudiaba en libros del Nobel de Economía yanqui, Samuelson, como la "ayuda" USA siempre retornaba en aumento a USA, no había un solo país que recibiera más de lo que daba a USA.
Si de la "ayuda"  de USA quitas la que le suministra a Israel, para que le haga de gendarme en la zona, las cifras son una miseria.
Y si miramos las cifras en "per cápita" o sea diviendola entre la población, USA está por debajo de todos los países de la Unión Europea .
Voy a buscar las cifras actuales y te lo demuestro.

Si le doy a Zambia 1000 millones de USD para que compre tractores USA ( de los descatalogados) traspaso la crisis de una empresa yanqui a Zambia, que como es gratis, piensa que a caballo regalado no se le mira diente, pero cuando las piezas de repsuesto solo las pueda adquirir en USA y no entren dentro de la "ayuda" y las pague, habrá pagado mas de 1.000 millones de USD por tractores malos.
¿Sabías que entre la "ayuda" a las victimas del tsunami en Asía había salsa fabricada con grasa de cerdo que los musulmanes ( mayoría en la zona) no consumen por su religión?
La mejor ayuda que puedan dar al subdesarrollo es que no subvencionen su producción agrícola para que la africana pueda competir en igualdad y aplicar de verdad el "libre mercado".

Saludos

Rispondi  Messaggio 4 di 36 di questo argomento 
Da: mfelix28 Inviato: 06/05/2006 19:05
Las cuentas totales de la ayuda de EEUU a Israel

David R. Francis
Comité de Solidaridad con la Causa Arabe

Desde 1973, el mantenimiento del Estado de Israel ha supuesto un impacto global para la economía de EEUU de cerca de 1,6 billones de dólares. Si esa cantidad se divide entre la población actual de EEUU, alcanza la cifra de 5.700 dólares por persona. Israel es el mayor receptor de la ayuda exterior de EEUU. Para el año fiscal 2003 se le han asignado ya en ayudas directas 2.040 millones de dólares en asistencia militar y 720 millones en ayuda económica. Desde hace años viene recibiendo 3.000 millones de dólares por año en estos conceptos.

Desde 1973 Israel ha costado a EEUU unos 1,6 billones de dólares. Si esa cantidad se divide entre la población actual [de EEUU], alcanza a más de 5.700 dólares por persona. Este cálculo es una estimación de Thomas Stauffer, consultor económico de Washington [1]. Durante décadas, sus análisis de la escena de Oriente Medio han sido una espina clavada para el lobby israelí. Por primera vez en muchos años, Stauffer ha hecho cuadrar el coste total del apoyo de EEUU a Israel en su interminable y violenta disputa con los palestinos. Hasta ahora, calcula Stauffer, la suma asciende a más de dos veces el coste de la Guerra de Vietnam.

Y ahora Israel quiere más. En una reunión celebrada en la Casa Blanca el mes pasado, representantes del gobierno de Israel hicieron una solicitud de 4 mil millones de dólares en ayuda militar adicional para pagar los elevados costes que conlleva hacer frente a la Intifada y a las "bombas humanas" [suicidas]. Asimismo, también solicitaron un crédito garantizado de más de 8 mil millones para hacer frente a la recesión económica de Israel.

Teniendo en cuentas los profundos problemas económicos de Israel, Stauffer duda de que los depósitos israelíes que cubren las garantías del crédito sean reembolsados en el futuro. Los depósitos son probablemente estructurados de manera que no se pagan intereses hasta que vencen. Si Stauffer está en lo cierto, EEUU acabará pagando tanto el principal del capital concedido como los intereses, quizá durante10 años.

La solicitud de Israel podría formar parte de una ley de gastos suplementarios que será aprobada probablemente a comienzos del año próximo, encubierta quizá en el coste de la guerra contra Iraq.

El mayor receptor

Israel es el mayor receptor de la ayuda exterior de EEUU [2]. Para el año fiscal 2003 se le han asignado ya 2,04 mil millones de dólares en asistencia militar y 720 millones en ayuda económica. Desde hace años viene recibiendo 3 mil millones de dólares por año.

Calculando la ayuda oficial al valor del poder adquisitivo del dólar del año 2000, Stauffer estima que se ha concedido a Israel 240 mil millones de dólares desde 1973. Además, EEUU ha concedido a Egipto 117 mil millones de dólares y a Jordania otros 22 mil millones de dólares de ayuda exterior a cambio de firmar tratados de paz con Israel.

"En consecuencia, desde el punto de vista político, si no administrativo, estos desembolsos forman parte del paquete total del apoyo a Israel", sostiene Stauffer en una intervención sobre el coste total de la política de EEUU en Oriente Medio, en el marco de una conferencia reciente en la Universidad de Maine, organizada por el US Army War College.

Estos costes de ayuda exterior son bien conocidos. Muchos estadounidenses dirían probablemente que se trata de un dinero gastado para poyar a una democracia cercada por ciertos intereses estratégicos. Pero Stauffer se pregunta si los estadounidenses son conscientes de lo que cuesta en su totalidad apoyar a Israel ya que algunos gastos, si no ocultados, son poco conocidos.

Existe un gasto descomunal que no es secreto. Es el gasto más elevado del petróleo y de los daños económicos tras las guerras israelo-árabes. En 1973, por ejemplo, los Estados árabes atacaron Israel en un intento de recuperar los territorios que Israel había conquistado en la guerra de 1967. El presidente Nixon reforzó el abastecimiento de armas estadounidenses a Israel desatando el embargo del petróleo árabe contra EEUU. La caída de la distribución de petróleo inició una profunda recesión. Como resultado, según los cálculos de Stauffer, EEUU perdió 420 mil millones de dólares (en dólares de 2001) en producción. La subida de los precios del petróleo costó otros 450 mil millones de dólares.

Temiendo que las naciones árabes pudieran hacer uso de su arma petrolera, EEUU puso en marcha una Reserva Estratégica de Petróleo. Stauffer ha estimado a la baja que ello ha costado 134 mil millones de dólares.

Otras ayudas de EEUU

Otras ayudas de EEUU a Israel son:
- Sociedades benéficas y organizaciones judías estadounidenses han enviado ayudas o comprado bonos israelíes por valor de entre 50 mil y 60 mil millones de dólares. Aunque tiene un origen privado, este dinero es un "sumidero neto" para la economía de EEUU, afirma Stauffer.

- EEUU ha garantizado 10 mil millones de dólares en créditos comerciales a Israel y 600 mil millones en "créditos para la vivienda". Stauffer supone que es el Tesoro quien cubre tales créditos.

- EEUU ha donado 2,5 mil millones de dólares para apoyar el proyecto militar del avión de combate Lavi Fighter y el proyecto de misiles Arrow.

- Israel compra a precio rebajado el "excedente" de equipamiento militar estadounidense en servicio. Stauffer considera que esos descuentos han alcanzado "varios miles de millones de dólares" en los últimos años.

- Israel utiliza cerca del 40% de los 1,8 mil millones de dólares anuales que recibe en concepto de ayuda militar (aparentemente destinados para la adquisición de armas de EEUU) para comprar armamento y material informático israelí. Igualmente, Israel ha adquirido el derecho de exigir al Departamento de Defensa de EEUU o a los contratistas de la industria de defensa de EEUU que compren equipamiento militar israelí o subsistemas, debiendo pagar aquellos entre 50 y 60 céntimos por cada dólar que EEUU destina a gastos de defensa concedidos a Israel.

- La ayuda de EEUU a Israel -financiera o técnica- ha permitido a Israel convertirse en un importante proveedor de armamento. Las armas constituyen casi la mitad de las exportaciones manufacturadas de Israel. Los contratistas de la industria de defensa de EEUU se quejan con frecuencia de los requisitos de compra impuestos por Israel y de su extraordinaria competitividad por estar subsidiada con los impuestos que pagan los estadounidenses.

- La política de EEUU y las sanciones comerciales reducen las exportaciones estadounidenses a Oriente Medio a unos 5 mil millones de dólares anuales, con un coste de unos 70.000 empleos estadounidenses, según Stauffer. El hecho de que no se exija a Israel que utilice la ayuda que le concede EEUU para comprar productos estadounidenses (como es habitual en la ayuda exterior) cuesta otros 125.000 empleos.

- Israel ha bloqueado algunas importantes ventas de armas estadounidenses [a terceros países], como en el caso del avión de combate F-15 a Arabia Saudí a mediados de los años 80. Ello tuvo un coste mantenido durante diez años de 40 mil millones, afirma Satuffer.

La lista de Stauffer será controvertida. Para su investigación ha recibido asistencia de un número de oficiales militares y diplomáticos en su mayoría retirados quienes no se han dado a conocer por temor a ser acusados de antisemitas si critican la política de EEUU hacia Israel.

* David R. Francis es redactor de The Christian Science Monitor.
© 2002: The Christian Science Monitor
Traducción: Loles Oliván, CSCAweb

Notas

1. Este artículo está basado en la intervención de Thomas Stauffer dedicada al coste total de la política de EEUU en Oriente Medio en una conferencia recientemente celebrada en la Universidad de Maine y organizada por el US Army War College (http://carlisle-www.army.mil).

2. Véase en CSCAweb: La ayuda estadounidense a Israel. Informe de la organización palestina MIFTAH

Rispondi  Messaggio 5 di 36 di questo argomento 
Da: mfelix28 Inviato: 06/05/2006 19:05
EL COMPROMISO DE LOS DONANTES CON EL DESARROLLO: COMENTARIOS AL COMMITMENT TO DEVELOPMENT INDEX (ARI)
ARI Nº 77/2004 -- Análisis
Iliana Olivié   ( 27/4/2004 )


Tema: El compromiso del mundo desarrollado en el desarrollo de los países pobres no se puede medir exclusivamente en función de los fondos destinados por los donantes a la cooperación al desarrollo. De esta idea parte el “Índice de Compromiso con el Desarrollo”, un indicador elaborado por el Center for Global Development y la revista Foreign Policy que mide el esfuerzo de los donantes en materia de cooperación al desarrollo, comercio, inversión, medio ambiente, inmigración y participación en operaciones de mantenimiento de la paz.

Resumen: Este análisis se dedica al “Índice de Compromiso con el Desarrollo”, elaborado conjuntamente por el Center for Global Development y la revista Foreign Policy, y que pretende evaluar el compromiso de los donantes con sus receptores. Superando mediciones más tradicionales de los esfuerzos en cooperación internacional (como la proporción de fondos destinados a la ayuda al desarrollo respecto del tamaño de la economía del donante), en este índice también se incluyen aspectos tales como las políticas comercial, financiera o de inmigración de los donantes con respecto de los países en desarrollo, sus esfuerzos en materia medioambiental y sus intervenciones en las operaciones de mantenimiento de la paz. Tras describir brevemente el diseño del Índice, se comentan aspectos metodológicos del mismo.

Análisis: El Center for Global Development ha elaborado, en colaboración con la revista Foreign Policy, un indicador que pretende medir el compromiso de los donantes con el desarrollo de los países pobres, más allá de sus políticas de cooperación y teniendo en consideración otras políticas que también se consideran relevantes para su desarrollo. Éstas son las políticas de ayuda al desarrollo, comercial, medioambiental, de inversión, de inmigración y las operaciones de mantenimiento de la paz. A continuación se recuerda la medida tradicional para valorar el esfuerzo de los donantes (AOD/PNB) para luego describir y analizar brevemente el “Índice de Compromiso con el Desarrollo”.

La medición tradicional del compromiso de los donantes

Tradicionalmente, la medición del esfuerzo de los países ricos en promover el desarrollo en los países pobres se ha basado en las políticas de cooperación de los primeros. Concretamente, la magnitud del esfuerzo se ha equiparado al esfuerzo financiero relativo de cada donante; es decir, la proporción de AOD (Ayuda Oficial al Desarrollo) respecto del tamaño de la economía (PNB –Producto Nacional Bruto–). Según este criterio, los cinco donantes más comprometidos serían Dinamarca (1,03% del PNB), Noruega (0,83%), Holanda (0,82%), Luxemburgo (0,82%) y Suecia (0,81%), mientras que el grupo de países ricos menos comprometidos con el desarrollo está compuesto por EEUU (0,11%), Italia (0,15%), Grecia (0,17%), Canadá (0,22%) y Japón (0,23%).

Tabla. Distintas mediciones del compromiso de los donantes con el desarrollo
 

( la tabla completa está en:
http://www.realinstitutoelcano.org/analisis/489.asp
 




Fuente: Banco Mundial (2003): World Development Report, Washington D.C.; Birdsall, N. y D. Roodman (2003): “The Commitment to Development Index: A Scorecard of Rich-Country Policies”, Center for Global Development, Washington D.C., abril.

El “Índice de Compromiso con el Desarrollo”: descripción

El “Índice de Compromiso con el Desarrollo” (ICD; en inglés CDI, Commitment to Development Index), diseñado recientemente por el Center for Global Development con el apoyo de la revista Foreign Policy, tiene como finalidad valorar el compromiso general de los países ricos con el desarrollo de los países pobres, partiendo de la idea de que la política de cooperación al desarrollo es tan sólo una del conjunto de políticas a través de las cuales los donantes influyen en el mayor o menor desarrollo de los demás países. De este modo, según este índice, el compromiso de los países ricos con el desarrollo puede evaluarse en función de seis políticas: la política de ayuda al desarrollo, la política comercial, la medioambiental, la política de inversión extranjera, la de inmigración y las operaciones de mantenimiento de la paz. Una característica a resaltar de este índice es que no pretende evaluar los resultados, en el mundo en desarrollo, de las políticas que se adoptan en el mundo desarrollado sino las políticas mismas. Por lo tanto, el ICD es un índice sintético que recoge la valoración combinada de seis políticas de cada uno de los países donantes de ayuda (miembros del CAD –Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE–, exceptuando Luxemburgo) en base a una serie de criterios de valoración que se establecen para cada una de estas políticas. A continuación se recoge brevemente el diseño de cada uno de los subíndices.

En primer lugar, y por lo que respecta a la política de ayuda, el ICD va más allá de la valoración tradicional recogida en el anterior epígrafe. La puntuación de la ayuda también se establece en función del volumen de la financiación para el desarrollo, pero dicha financiación en relación al PNB se ajusta en función de una serie de elementos que pretenden medir la calidad de la ayuda. Partiendo de los desembolsos brutos de los donantes (donaciones y préstamos concesionales tanto a países en desarrollo como a países en transición), se introducen las siguientes correcciones: (1) descuento de los costes administrativos; (2) descuento parcial de la ayuda ligada (ayuda que obliga al receptor a adquirir bienes o servicios del país donante); (3) descuento de los intereses reembolsados por los receptores de ayuda (además del principal de los préstamos); y, finalmente, (4) una valoración de la elección de los receptores en función del “buen gobierno” de dichos gobiernos receptores (valoración en la que se consideran, por ejemplo, los niveles de corrupción del país receptor) y de la pobreza del país (medida por su renta per cápita).

En materia de política comercial, se está valorando fundamentalmente la magnitud de las barreras impuestas por los países ricos a las exportaciones de los países pobres. Y dicha valoración se establece en función de una medida agregada de protección y de lo que los diseñadores del Índice han denominado la “apertura revelada”. La medida agregada de protección combina información acerca de las medidas de protección arancelarias y no arancelarias y los subsidios a la producción local (en el caso de los países miembros de la Unión Europea, esta medida considera fundamentalmente los subsidios derivados de la PAC –Política Agrícola Común–). Esta información se recoge para cuatro tipos de productos que se consideran de especial importancia para el desarrollo de los países pobres: productos textiles, agrícolas, otras manufacturas y productos energéticos. Por su parte, la “apertura revelada” pretende recoger las barreras “tácitas” que frenan la compra de productos provenientes de países en desarrollo y se emplea como proxy de esta variable una combinación de importaciones totales provenientes de países en desarrollo, de manufacturas del mismo origen e importaciones totales de los países más pobres (considerados en situación de riesgo). Conviene señalar que, a pesar de los múltiples factores que determinan la calidad de la política comercial según el Índice, lo cierto es que son, fundamentalmente, los subsidios a la producción agrícola local de los países ricos los que determinan en mayor medida la puntuación final de cada país donante en materia de comercio exterior.

La tercera política que se evalúa es la medioambiental y, en este ámbito, se ha considerado de gran importancia la merma de los bienes públicos por parte de los países ricos (con una ponderación del 67% en el índice medioambiental) y, en menor medida, la contribución de estos países a los esfuerzos internacionales en materia medioambiental. Así, en la valoración de las políticas medioambientales se están considerando aspectos que van desde la emisión de gases invernadero o la merma de los recursos marítimos hasta la participación en instituciones o acuerdos internacionales como el protocolo de Kyoto o el gasto nacional en I+D dirigido a la investigación en energías alternativas.

En cuarto lugar, el ICD considera que la política de inversión es otro eje básico que permite medir el esfuerzo de los donantes con los países pobres. Por política de inversión se entiende fundamentalmente las facilidades para la inversión en los países en desarrollo o el volumen de dicha inversión: la proporción de IDE (Inversión Directa Extranjera) en relación al PIB (Producto Interior Bruto) que cada país rico mantiene en el conjunto de los países en desarrollo y las restricciones gubernamentales que se imponen a los fondos de pensiones (públicos y privados) para invertir en el extranjero. Para asegurar que se está valorando positivamente sólo la inversión extranjera que promueve mayores niveles de desarrollo, el volumen de inversión en el extranjero se ha ajustado al índice de transparencia internacional elaborado por el Banco de Basilea (índice que puntúa negativamente la existencia de corrupción en los acuerdos de inversión).

El mayor o menor esfuerzo en materia de inmigración se mide, básicamente, con la proporción de inmigrantes legales que cada país rico acepta, anualmente, en relación a su población total. En mucha menor medida, se está considerando también la ayuda a refugiados.

En último lugar y por lo que respecta a las operaciones de mantenimiento de la paz, el ICD sólo valora positivamente aquellas intervenciones que se realizan bajo el auspicio de Naciones Unidas. Así, se valoran positivamente dos tipos de intervenciones: las contribuciones a operaciones realizadas por Naciones Unidas y las conducidas por otros organismos, como la OTAN, pero aprobadas por Naciones Unidas.

Para cada país rico, el ICD final será el resultado de la media de los seis índices obtenidos para cada una de las categorías. Cada tipo de política recibe la misma ponderación a la hora de valorar el esfuerzo global de cada donante con el desarrollo de los países pobres.

Comentarios al Índice

En términos generales, puede decirse que el ICD representa un avance importante en la medición del esfuerzo del mundo desarrollado en promover el desarrollo en el resto de los países. Está aceptado de forma generalizada que las políticas de cooperación al desarrollo de los donantes son tan sólo una de las medidas que influyen en la situación de los países en desarrollo. Es más, en la mayoría de los casos no es siquiera la política de cooperación el principal determinante del esfuerzo que un donante realiza respecto del desarrollo de otros países, pudiendo tener un impacto muy superior en el desarrollo económico otras políticas como la comercial o la financiera. La importancia de estas otras políticas, y principalmente de las políticas comercial y financiera, se lleva enfatizando varias décadas en la comunidad internacional. Ya en los años setenta, el CAD insistía en la necesidad de dotar de mayor coherencia a las políticas de los donantes (refiriéndose principalmente a la coherencia entre las políticas de cooperación, por una parte, y las comerciales, por otra). La Comisión Europea también ha lanzado iniciativas para alinear en mayor medida los objetivos de los Estados miembros en materia de cooperación al desarrollo y en materia comercial. Más recientemente, la importancia de estas políticas ha sido asumida por el conjunto de la comunidad internacional en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y en el Consenso de Monterrey. El octavo ODM persigue el desarrollo de un partenariado global para el desarrollo (entendiendo como tal el establecimiento de relaciones comerciales, financieras y productivas más equitativas entre países ricos y pobres). Asimismo, en marzo de 2002 en Monterrey, se asumió la necesidad de crear un sistema económico global más equitativo y no discriminatorio. En estos compromisos se considera que para crear un sistema económico mundial más equitativo son necesarias medidas como el levantamiento de las barreras a la importación por parte de los países ricos, el aumento de la inversión privada extranjera en los países en desarrollo, o la condonación de la deuda insostenible en los países en desarrollo. Sin embargo, se suele evaluar la calidad de las políticas de los donantes en base a sus políticas de cooperación y, principalmente, a través del esfuerzo financiero que éstos realizan para la ejecución de dicha política.

Con todo, el ICD sufre de algunas deficiencias en su elaboración que quizá merece la pena mencionar. En primer lugar, se trata de un índice sintético compuesto de varios subíndices que, a su vez, se formulan con multitud de variables de muy distinta naturaleza (véase el índice que evalúa la política medioambiental). Al margen de los problemas metodológicos que puedan surgir a la hora de combinar variables de distinta naturaleza, está el problema de reducir numerosos factores a una sola puntuación media que puede esconder enormes divergencias entre la valoración de unos factores frente a otros. Tal es el caso de Noruega, por ejemplo, que tras una puntuación media relativamente buena (4,3, ocupando el décimo puesto), esconde una valoración pésima de su política de comercio exterior (1,0, ocupando el último puesto de la lista). Este problema obviamente se acentúa si se observa la valoración de cada uno de los factores que componen los subíndices de las seis políticas.

En segundo lugar, y por lo que respecta a los subíndices por políticas concretas, conviene mencionar algunos aspectos relativos a la valoración de las políticas de ayuda, comercial y de inversión.

Para evaluar la calidad de las políticas de cooperación al desarrollo, se está puntuando positivamente a aquellos países que seleccionan los destinatarios de la ayuda en función del “buen gobierno” de los receptores. La idea de que el “buen gobierno” debe ser, además de un objetivo de las actuaciones en materia de cooperación, un criterio de selección de la ayuda, ha sido defendida por diversos organismos y expertos (como el Banco Mundial) y está inspirando las políticas de cooperación de algunos donantes (como la de EEUU a través del MCA –Millenium Challenge Account–). Sin embargo, el “buen gobierno” como criterio de selección geográfica de la ayuda es discutible. Si, precisamente, se entiende el “mal gobierno” (niveles altos de corrupción, ineficacia de la gestión de la Administración) como una manifestación de un bajo nivel de desarrollo político y social, difícilmente se puede excluir a un país de la lista de receptores en base a este argumento. Por el contrario, para estos casos, los donantes deberán buscar las vías para canalizar la ayuda al desarrollo efectivamente a los beneficiarios de la ayuda a pesar de la debilidad de las instituciones administrativas locales.

El ICD también valora positivamente la selección geográfica de la ayuda en función de la pobreza del receptor. Para medir el nivel de pobreza se recurre a la renta per cápita del destinatario; indicador medio que oculta, para muchos países (como lo son los latinoamericanos), la existencia de grandes bolsas de pobreza.

Por otra parte, se deducen los costes administrativos, considerando que una alta proporción de los mismos refleja cierta ineficacia en la distribución de la ayuda por parte del donante. Lo cierto es que en los últimos años han surgido distintos instrumentos de cooperación al desarrollo que buscan una mayor eficacia de la ayuda. En el caso del apoyo presupuestario (budget support), el donante desembolsa los fondos de ayuda al gobierno receptor para que éste los integre en sus presupuestos generales. Con ello, el donante consigue un ahorro considerable en costes administrativos pero, sin unos mecanismos de control sólidos, se corre el riesgo de que los fondos de ayuda se desvíen hacia objetivos divergentes de los marcados para el desembolso de la ayuda, con lo que no se asegura un mayor impacto de la cooperación al desarrollo.

Finalmente, con el ajuste a los desembolsos de ayuda, el ICD está introduciendo criterios que permitan valorar la calidad de dichos desembolsos. Sin embargo, se está evaluando principalmente cómo se desembolsa la ayuda y a quién, obviando para qué se realizan los desembolsos. En otras palabras, al margen de la calidad de los instrumentos y de la selección de los destinatarios, los diseñadores del índice no establecen una valoración de los objetivos de la ayuda. Por lo que respecta al “cómo”, los propios autores del índice señalan que la calidad de la ayuda no se puede medir exclusivamente con los criterios seleccionados y que se están dejando de lado criterios importantes (pero muy difíciles de medir) como la apropiación de receptores y beneficiarios de las actuaciones en materia de cooperación o la participación de la sociedad civil.

En el diseño del índice de valoración de la política comercial también se está considerando positivamente el volumen de importaciones provenientes de lo que los autores consideran países en situación de riesgo. En este caso, la situación de riesgo se equipara a la renta per cápita del país exportador. Esto es, corren mayores riesgos los países con menor renta per cápita. Este punto es discutible. Como se ha mencionado, la vulnerabilidad de un país en desarrollo difícilmente se puede expresar exclusivamente en función de su renta per cápita.

Existe un amplio consenso acerca de que la inversión directa es, frente a otras inversiones más volátiles como las inversiones en títulos de deuda y acciones cotizables o derivados financieros, el tipo de inversión que mejor impacto puede tener en los niveles de desarrollo económico del país receptor. Sin embargo, en la elaboración del Índice se puntúa favorablemente la permisividad del gobierno del país inversor ante la internacionalización de las inversiones de los fondos de pensiones (inversiones que suelen darse en forma de inversión en cartera y, por tanto, de naturaleza altamente volátil). Es más, desde el desencadenamiento de las crisis asiáticas a finales del decenio pasado, han surgido multitud de estudios que denuncian (tanto desde el punto de vista teórico como desde el empírico) el efecto desestabilizador de las inversiones líquidas y a corto plazo y sus vínculos con el desencadenamiento de crisis financieras como las sufridas por los países del sudeste asiático, México, Brasil y Rusia.

Conclusiones: El ICD supone un avance en la medición del esfuerzo de los donantes en el desarrollo de los países receptores de ayuda. Frente a otras mediciones como la mera financiación para la cooperación al desarrollo respecto del tamaño de la economía nacional, este índice incorpora elementos que se reconocen en acuerdos internacionales y foros multilaterales como factores clave en el desarrollo de América Latina, África o Asia. Sin embargo, puede decirse que su diseño presenta ciertas deficiencias, muchas de ellas insalvables y relacionadas con los problemas propios de cualquier índice sintético o con la carencia de fuentes estadísticas para muchas variables. Otros elementos, como el indicador de renta per cápita como criterio de selección para el destino de la ayuda al desarrollo o la inversión, la calidad de la “gobernabilidad” como criterio de elegibilidad de la ayuda o la valoración positiva de la promoción de inversiones en cartera en los países en desarrollo son más discutibles si con ellos se pretende evaluar el esfuerzo del donante con los países en desarrollo.

Iliana Olivié

Investigadora principal, Área de Cooperación Internacional, Real Instituto Elcano



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Da: matilda Inviato: 07/05/2006 04:47
ESO, HABLEMOS DE LOS "AMERICANO
06-05-2006
Diagnosticando el “carácter nacional” usamericano: Trastorno Narcisista de la Personalidad

Robert Jensen

Traducido del inglés para Tlaxcala y Rebelión por Ulises Juárez Polanco (www.juarezpolanco.com)

Los políticos y opinadores profesionales en Usamérica adoran hablar sobre el “carácter nacional”, en especial con tonos entusiastas de triunfalismo.

Con frecuencia, ese carácter se tiene como una fuerza noble pero no definida: temprano este año, por ejemplo, el secretario de Seguridad Nacional Michael Chertoff dijo que nuestro carácter nacional –que se presume es benevolente- nos exige acoger a los inmigrantes legales.

Otras veces se debe defender de extranjeros que no nos entienden: el pasado mes, el columnista del Washington Post Jim Hoagland explicó que demasiadas personas de Oriente Próximo son víctimas de la “representación de usamericanos violando, asesinando, bombardeando mezquitas y torturando inocentes, en nombre del carácter nacional”.

Y algunas veces el carácter es un destino político: en Nueva Delhi, durante el mes pasado, el presidente Bush proclamó que “la democracia es más que una forma de gobierno, es la promesa central de nuestro carácter nacional”. Con suerte para India, su carácter nacional comparte la misma característica, de acuerdo con Bush.

¿Puede una nación tener un carácter coherente? Si tomamos la pregunta con seriedad –analizando la realidad más que afirmando nobleza- miramos en el carácter nacional usamericano señales de patología y decadencia, tanto como de salud y vigor. ¿Qué tal si, por motivos de análisis, tratáramos a la nación como a una persona? Una hojeada al Manual de Diagnóstico y Estadístico (DSM, por sus siglas en inglés) de la Asociación de Psiquiatría Usamericana (la Biblia de los profesionales mentales, ahora en su cuarta edición) y una categoría resalta: Trastorno Narcisista de la Personalidad.

El DSM describe el trastorno como un “patrón dominante de gran necesidad de admiración (en fantasía o comportamiento), y de falta de empatía” que puede diagnosticarse cuando cualesquiera cinco de estos nueve criterios se cumplen:

  1. un sentido ostentoso de auto-importancia 
  2. interés en fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez, belleza o amor ideal. 
  3. creencia de ser especial y único 
  4. necesidad de admiración excesiva 
  5. sentido de derecho propio 
  6. explotación interpersonal, tomando ventaja de los otros para alcanzar sus propias metas 
  7. falta de empatía 
  8. con frecuencia envidia de los otros o creencia que los otros son envidiosos de él. 
  9. muestra de comportamientos o actitudes arrogantes o altivas

Claro que las tendencias narcisistas de auto-agrandamiento no son únicas de Estados Unidos. Pero dado el predominio del poder usamericano en el mundo, aquí debemos preocuparnos más de las consecuencias de dicho narcisismo.

Este trastorno está presente en los dos partidos, y es necesario prácticamente por todos los políticos dominantes. Cuando la Casa de Representantes debatió la creación del Departamento de Seguridad Nacional en 2002, el demócrata californiano Nancy Pelosi declaró que Usamérica es el “mejor país que alguna vez existió sobre la Tierra”. El republicano texano Dick Armey describió Estados Unidos como “la mejor y más libre nación que el mundo ha conocido”. Respecto al “sentido ostentoso de auto-importancia”, los políticos agrandan los dramáticos gestos retóricos al afirmar que el país es “único y especial”.

Y en cuanto a arrogancia y altivez: al preguntársele en marzo de 2003, durante su conferencia antes de la guerra, si Estados Unidos desafiaría a las Naciones Unidas si fuese a invadir Iraq sin autorización legal, Bush dijo, “si necesitamos actuar, actuaremos, y realmente no necesitamos aprobación de Naciones Unidas para hacerlo”. Bush prologó la promesa de desafiar las leyes usamericanas e internacionales con la frase “cuando se trate de nuestra seguridad”, pero la invasión de Iraq tuvo poco o nada que ver con la seguridad de Estados Unidos para que pudiéramos ignorar esa regla. Aquí, el joven Bush estaba sólo imitando a su padre, quien en febrero de 1991 comentó, mientras Estados Unidos destruía Iraq por primera vez: “EE.UU. tiene una nueva credibilidad. Lo que decimos, se hace.”

Sobre la Guerra del Golfo y la “falta de empatía”: el 13 de febrero de 1991, un avión usamericano disparó contra un bunker en Bagdad. Sin importar que los planificadores militares sabían que era un refugio o pensaban que era un “sitio de control y comando”, un estimado de 300-400 civiles murieron. Colin Powell, entonces Presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor, se refirió a esto como “un inconveniente del poder aéreo”, y dijo que el incidente lo llevó a discutir con el Gral. Norman Schwarzkopf la necesidad “de mirar la lista de objetivos con un poco más de atención”. ¿Era la meta de ese crítica discutir las bajas civiles? No, era cuestionar la eficiencia de bombardear una Bagdad ya bombardeada. En las palabras de Powell: “Hice preguntas como, ‘¿por qué estamos bombardeando los cuarteles generales del Partido Baaz por octava vez? (…) ¿Por qué tenemos en la mira escombros con misiles de un millón de dólares?’”

A Powell, quien después se convertiría en Secretario de Estado durante la primera administración de George W. Bush, se le señaló con regularidad como “la paloma” de esa administración. Quizá podríamos llamar este rango de empatía la marca de una “paloma severa”.

El tema incómodo de la actual Guerra de Iraq nos trae las “fantasías de éxito ilimitado, poder, brillantez”. Aunque hace poco la Secretaria de Estado Condoleezza Rice reconoció errores en la actual Guerra de Iraq –“Hemos cometido errores tácticos, miles de ellos, estoy segura”-, dejó claro que la historia reinvindicará a los oficiales usamericanos por tomar “la decisión estratégica correcta” de invadir. Pero esa pequeña concesión a la realidad fue demasiado para el Secretario de Defensa Donald Rumsfeld, quien respondió, “no sé de qué estaba hablando, para ser perfectamente honesto”.

Si bien es fácil apuntar el narcisismo de líderes desalmados y autoindulgentes, este diagnóstico del Trastorno Narcisista de la Personalidad se aplica al país como conjunto. La creencia que Estados Unidos es único –una brillante “ciudad sobre la colina- tiene raíces profundas, y para muchos un origen divino: 48% de los usamericanos creen que Estados Unidos tiene “una protección especial de Dios”, según un estudio de 2002.

El narcicismo de una sociedad completa también es evidente en su divulgado “sentido de derecho”, definido como “expectativas no razonables de tratamiento especialmente favorable, o conformidad automática a sus expectativas”. Esto es díficl de confrontar, precisamente porque echa raíces de alguna forma en todos nosotros, que no pueden ser removidas con facilidad de su parte más patológica. La amplia mayoría del público usamericano –en comparación con el resto del mundo- vive un estilo de vida tan derrochador que damos pocas señales de estar de acuerdo en renunciar a éste.

Somos el 5% de la población mundial y consumimos cerca de la cuarta parte de toda la energía mundial. Esta estado actual de las cosas es claramente injusto, hecho posible por la coerción y la violencia, y no por una superioridad nacional de los usamericanos. Aún así, la vasta mayoría del público usamericano, e incluso gran parte de la comunidad política de izquierda/progresista, actúan como si la expectativa para este estado actual de las cosas es que continuara. Eso es un narcisismo real, y es el corazón del problema político de Estados Unidos. Aunque limpiáramos los pasillos del Congreso y de la Casa Blanca de cada político corrupto y cruel, la autoindulgencia más profunda de una cultura opulenta quedaría sin tocarse.

El activismo político debe continuar si queremos deshacer las políticas patológicas de aquellos políticos. La crítica hacia el poder concentrando en las élites corporativas que soportan esas políticas es esencial. Pero la auto-reflección necesaria en las esferas colectivas también debe venir a cada uno de nuestros hogares.

Robert Jensen es profesor de periodismo en la Universidad de Texas, y miembro de la junta del Third Coast Activist Resource Center. Es el autor de The Heart of Whiteness : Confronting Race, Racism and White Privilege , y Citizens of the Empire : The Struggle to Claim Our Humanity (ambos de City Lights Books).

http://www.altpr.org/modules.php?op=modload&name=News&file=article&sid=632&mode=nocomments&order=0&thold=0

Ulises Juárez Polanco es miembro del colectivo de traductores de Rebelión y asimismo de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística (www.tlaxcala.es). Esta traducción es copyleft.





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