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General: Martínez de Hoz, Harguindeguy, y ahora Videla
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De: Gran Papiyo  (message original) Envoyé: 06/09/2006 05:00
OYARBIDE DICTO LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL INDULTO A VIDELA

El genocida, sin marco legal

En coincidencia con la medida que habilitó el procesamiento de Martínez de Hoz y Harguindeguy, el juez Oyarbide declaró ayer que el indulto a Videla por el secuestro de los empresarios Gutheim es inconstitucional. Otra causa contra los represores.

Por Eduardo Tagliaferro
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El retrato de Jorge Rafael Videla fue descolgado de la galería del Colegio Militar de la Nación.

Era cuestión de horas. Luego de firmar la inconstitucionalidad de los indultos con los que habían sido beneficiados José Alfredo Martínez de Hoz y Albano Harguindeguy, el juez federal Norberto Oyarbide se pronunció ayer del mismo modo en otro indulto firmado por Carlos Menem en diciembre del ’90: el que favoreció a Jorge Rafael Videla. El perdón de Menem llegó cuando la Justicia se aprestaba a dictar sentencia en la causa en la que se investigaba el secuestro extorsivo de los empresarios Federico y Miguel Gutheim. El magistrado tuvo en cuenta los fundamentos de otros fallos en los que distintas instancias judiciales declararon inconstitucionales indultos similares. Oyarbide destacó que no ordenaba ninguna medida sobre el fondo del caso ya que “corresponderá tomarla en otro estado del proceso”. A diferencia de Martínez de Hoz y de Harguindeguy, Videla cumple arresto domiciliario acusado por el robo sistemático de bebés y por el Plan Cóndor, como se denominó a la coordinación represiva de las dictaduras latinoamericanas.

Para Oyarbide “la reapertura de la causa no implica doble juzgamiento para Videla porque no va a haber un proceso distinto o una nueva acusación sino que continuará el mismo proceso con la misma acusación”. En aquel momento la fiscalía del caso había pedido diez años de prisión para el máximo responsable de la dictadura militar.

En su fallo, el magistrado refuta la opinión de los defensores que aseguraban que había cosa juzgada luego de un debido proceso. “Mal puede hablarse de debido proceso cuando la decisión de no continuar con el mismo se debió a un acto nulo que priva de todos sus efectos la decisión posterior”, aseguró Oyarbide.

El caso en el que se investigó el secuestro de los Gutheim se inició el 20 de mayo de 1985 a partir de una investigación realizada por la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas, que por ese entonces dirigía el santafesino Ricardo Molinas. Fue él quien acercó a los tribunales una investigación que luego fue caratulada “Secretaría de Agricultura de la Nación sobre presuntas irregularidades en el trámite de exportación de la fibra de algodón”. Los Gutheim fueron detenidos a disposición del PE nacional durante cerca de 5 meses para forzar a cumplir un contrato comercial con Hong Kong. Este contrato le habría facilitado a Martínez de Hoz el acceso a millonarios créditos.

La denuncia de Molinas recayó en el por entonces juez federal Martín Irurzun. El fiscal federal que intervino en el expediente fue Aníbal Ibarra. “El único responsable por la detención de Federico Gutheim y de su hijo es el ex ministro del Interior Albano Harguindeguy, ya que él mismo asumió su total responsabilidad”, había dicho Juan Alemann cuando le tocó pasar por los tribunales. En aquel momento Alemann señaló a Página/12 que “los Gutheim fueron puestos a disposición del PE nacional porque ésos eran los métodos del momento, en que había un accionar del terrorismo”. Cuando este diario le preguntó si se podía acusar a los Gutheim de terroristas, Alemann respondió: “No, pero el incumplimiento de ese contrato perjudicó la imagen de la Argentina en el exterior”. “Trataremos de ver qué se puede hacer”, habría asegurado Martínez de Hoz en una gira a los empresarios de Hong Kong que habían firmado contratos con los Gutheim. Pocos días después de su regreso a Buenos Aires, los empresarios fueron puestos a disposición del PEN. “Previamente se trató de convencerlos para que cumplieran con el contrato”, había asegurado Alemann en la edición de Página/12 del 30 de abril de 1988. A partir de una invitación del Ministerio de Economía de la época, los empresarios de Hong Kong vinieron a negociar con los Gutheim que se encontraban detenidos. En 1988, el entonces fiscal Ibarra, aseguró que en el expediente estaba documentado que los funcionarios que intervinieron lo hicieron “en cumplimiento de instrucciones del ministro de Economía (José Alfredo Martínez de Hoz)”. Todos estos elementos fueron los que llevaron a Molinas a considerar que el hombre mimado por el poder económico fue instigador del secuestro y detención de los Gutheim.

Oyarbide insistió con que los delitos de lesa humanidad no son amnistiables ni prescriptibles. La defensa de los involucrados en el caso cuestionó la competencia del juez federal para decidir sobre la inconstitucionalidad de los indultos. También consideró que el caso estaba lejos de ser enmarcable en los casos de delitos de lesa humanidad. En sus considerandos, Oyarbide puntualizó que “si bien la privación de la libertad con fines extorsivos de por sí no constituye un delito de tales características (lesa humanidad), lo cierto es que en este caso el hecho se enmarca dentro del contexto del sistema clandestino de represión implementado por la dictadura militar”. En su análisis, el juez federal consideró que la detención a disposición del PEN de los dos empresarios estaba lejos de responder a los parámetros constitucionales del estado de sitio.

La supremacía de los tratados internacionales y la imprescriptibilidad de los delitos de lesa humanidad son criterios sobre los que la Cámara Federal ya se pronunció. En una línea similar también falló la Corte Suprema cuando firmó la inconstitucionalidad de las leyes de punto final y obediencia debida. La palabra que se demora es la de un tribunal anterior a la Corte, la Cámara de Casación. Su falta de definición es la que demora una medida definitiva sobre los indultos a los principales impulsores del terrorismo de Estado durante la última dictadura.

                                              SALUDOS REVOLUCIONARIOS

                                                                     (Gran Papiyo)



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De: Gran Papiyo Envoyé: 06/09/2006 13:14
EL JUEZ OYARBIDE DECLARO LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL INDULTO PARA MARTINEZ DE HOZ

La Justicia, cerca del ideólogo de la dictadura

El ex ministro de Economía de la última dictadura militar podría ser detenido junto al ex ministro del Interior Albano Harguindeguy. Acusados del secuestro de los empresarios Gutheim con el fin de extorsionarlos, habían sido beneficiados por los indultos dictados por Carlos Menem en 1990.

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El ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz, junto al dictador Jorge Rafael Videla.

No resulta extraño que el último escalón de una investigación judicial finalice en el autor intelectual. A veintitrés años del fin de la dictadura militar, el mentor del plan económico que dio sustento al golpe militar del 24 de marzo de 1976 podría terminar sus días en prisión. Aficionado a la caza mayor, el ex ministro de Economía José Alfredo Martínez de Hoz probablemente termine cazado. El juez federal Norberto Oyarbide declaró ayer la inconstitucionalidad del indulto con el que lo había beneficiado Carlos Menem en 1990. De esta manera podría ser procesado por su responsabilidad en el secuestro extorsivo que sufrió el empresario Federico Gutheim y su hijo Miguel Ernesto. Detenidos durante cinco meses a disposición del Poder Ejecutivo Nacional, los Gutheim fueron presionados para concretar una exportación a Hong Kong. Esto le facilitaba a Martínez de Hoz el acceso a créditos millonarios. El magistrado también declaró la inconstitucionalidad del compañero de cacería de Martínez Hoz, el por entonces ministro del Interior Albano Harguindeguy.

De esta manera quedaron sin efecto los sobreseimientos que ambos habían conseguido en diciembre del ’90, cuando Menem firmó los decretos que los beneficiaron con los indultos. Sobre ambos ya había sido dictada la prisión preventiva. Una medida que también había alcanzado a Jorge Rafael Videla. En los tribunales se repetía ayer que el indulto que benefició a Videla es un tema sobre el que Oyarbide decidirá en los próximos días.

Tanto Martínez de Hoz como Harguindeguy continuarán libres. La medida será apelada por los defensores y de esta manera comenzarán el lento camino que los llevará primero a la Cámara Federal, posteriormente a la Cámara de Casación y por último a la Corte Suprema de Justicia. En Comodoro Py se afirmaba ayer que los fundamentos a los que recurrió Oyarbide son similares a los que emplearon sus colegas Rodolfo Canicoba Corral, Sergio Torres y la Cámara Federal porteña en los casos de violaciones a los derechos humanos investigados en las causas del Primer Cuerpo y de la ESMA.

Basándose en jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en esos casos se afirmó que los delitos de lesa humanidad son imprescriptibles y por lo tanto no pasibles de ser indultados por la voluntad presidencial. Dos salas de la Cámara Federal porteña confirmaron esa declaración de inconstitucionalidad en dos de los diez decretos de indulto firmados por Carlos Menem. En esos casos, los camaristas sostuvieron que los indultos son inconstitucionales porque son contrarios a los tratados internacionales ratificados por la Argentina. Tratados que obligan a perseguir y sancionar los delitos de lesa humanidad.

“El Poder Ejecutivo se arrogó en la dictadura la potestad sobre la fortuna y vida de los ciudadanos, que según el artículo 29 de la Constitución no pueden quedar a merced de un solo poder del Estado”, fue uno de los argumentos a los que llegó Oyarbide al desmenuzar el caso y que fueron repetidos ayer en los pasillos de Comodoro Py.

En noviembre de 1976 los Gu-theim fueron arrestados y puestos a disposición del PEN por un decreto que llevaba la firma de Videla, Harguindeguy y Martínez de Hoz. La apelación a consolidar la paz interior, asegurar la tranquilidad y el orden público, así como preservar los permanentes intereses de la República formaron parte de los considerandos del decreto con el que se justificó la detención de los dueños de la algodonera Sadeco SA. Eran otros, los intereses que se pretendían garantizar detrás de esa detención. La dictadura culpaba a los empresarios por el incumplimiento con contratos de exportación algodonera a Hong Kong. El gobierno militar buscaba acceder a ese mercado para obtener millonarios créditos.

Los Gutheim habían sido detenidos el 5 de noviembre de 1976. Recuperaron su libertad cinco meses después: el 6 de abril de 1977. En ese tiempo deambularon por el Departamento de Policía y por la cárcel de Caseros. Aun estando detenidos, fueron entrevistados en varias ocasiones por funcionarios de la dictadura militar que trataron de convencerlos para que cerraran el acuerdo comercial con Hong Kong.

Cuando fueron indultados, tanto Martínez de Hoz, como Harguindeguy habían recibido prisión preventiva. El ex fiscal Ricardo Molinas había reclamado diez años de prisión para Videla. En todos los casos los cargos eran por privación ilegal de la libertad e intento de extorsión. El caso de los Gutheim salió de archivo luego de que la Asociación de ex Detenidos-Desaparecidos, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y la Secretaría de Derechos Humanos reclamaran la inconstitucionalidad de los indultos.

En diálogo con este diario, Rodolfo Yanzón, abogado de la Liga, sostuvo que “van a reclamar la detención de Martínez de Hoz y de Harguindeguy”. Para el abogado “la dictadura no fue sólo militar sino civil. Hay que avanzar sobre las implicancias económicas que ella produjo”. No es el de los Gutheim el primer caso en el que la búsqueda de un lucro económico aparecía encubierto por un hecho represivo. En el caso de los Gutheim también se vislumbra la búsqueda de otro tipo de rédito. Luis Alen, jefe de Gabinete de la Secretaría de Derechos Humanos, aplaudió la inconstitucionalidad firmada ayer por Oyarbide. “Es un paso adelante para terminar con la impunidad. Para avanzar sobre los responsables civiles. Hasta ahora no se había investigado a quienes impulsaron el golpe desde lo intelectual, a quienes se beneficiaron de él. La política neoliberal que subyacía a ese golpe fue responsable del genocidio. Por ello no es casual que la mayoría de los desaparecidos hayan sido trabajadores y militantes que resistían ese modelo”.

Uno de los pilares en la defensa de Martínez de Hoz, la tribuna de doctrina fundada por Bartolomé Mitre, afirmó a principios de julio en uno de sus editoriales que había una persecución contra Martínez de Hoz. Luego de señalar que se violaba el derecho de la cosa juzgada, de la prescripción y otros beneficios legales, La Nación aseguró que se pretendía vincular “la gestión económica con los delitos de lesa humanidad”. Con el paso de los años, todos aquellos que tuvieron roles destacados durante la dictadura se presentan más inocentes de lo que eran. Hace dos años, Martínez de Hoz negó que los grupos económicos y sus economistas buscaran a los militares para aplicar su plan. Incluso aseguró que un gobierno democrático tenía más posibilidades de llevar adelante su plan. Allí calificó a Menem y a Domingo Cavallo como los continuadores de su obra.

                                              SALUDOS REVOLUCIONARIOS

                                                                   (Gran Papiyo)



 
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