UNA EXPLOSIÓN QUE DESENCADENÓ AL IMPERIO
Accidental o premeditada, interna o externa, la explosión del acorazado MAINE en la bahía habanera en febrero de mil ochocientos noventa y ocho dio pretexto a Estados Unidos para intervenir en la guerra hispano-cubana.
Los profesores Francisca López y Oscar Loyola, de la Universidad de La Habana, y Gustavo Placer Cervera, del Instituto de Historia de Cuba, explicaron en Mesa Redonda los antecedentes económicos y políticos que impulsaron la entrada estadounidense en el citado conflicto.
Expusieron que la Guerra de Secesión había retrasado el acceso norteamericano al reparto del mundo, pero en la última década del siglo diecinueve, tras un acelerado desarrollo agrícola e industrial, Estados Unidos puso en práctica su filosofía geopolítica de apoderarse de Cuba y Puerto Rico.
Los mambises derrotaban a España, que se vio obligada a ensayar en la isla un régimen autonómico para no perder la isla.
MANIPULACIONES Y PRETEXTOS
De la guerra hispano-cubano-norteamericana de mil ochocientos noventa y ocho se sacan muchas lecciones, como el uso manipulado de la prensa y de pretextos para declarar conflictos militares.
Para el doctor Raúl Garcés, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y presente en la Mesa Redonda, aquella contienda es uno de los antecedentes de las prácticas de declaración de guerra por Estados Unidos.
Explicó cómo la prensa sensacionalista reflejó interés en relacionar al público norteamericano con los sucesos de la guerra en Cuba y presentar la declaración de guerra de Washington como una ayuda para salvar al pueblo cubano y no para proteger sus propios intereses en la isla.
El académico Rolando Rodríguez se refirió a las grandes apetencias de Estados Unidos sobre Cuba y a cómo la independencia del país fue discutida en el Senado norteamericano, donde se intentó comprar a la delegación cubana.
EL PRIMER ZARPAZO
El desembarco de los soldados norteamericanos en el Oriente de Cuba fue el primer zarpazo del naciente imperialismo que paralelamente atacó a Filipinas y Puerto Rico. En la Mesa Redonda varios académicos coincidieron en detallar la marcha de las acciones militares en las cercanías de Santiago de Cuba, donde fue diezmada la flota española y desembarcaron unos dieciséis mil soldados.
Los yanquis soslayaron la actuación del General en Jefe mambí, Máximo Gómez, así como del Consejo de Gobierno y del aparato militar. Así se concretó la traición a los mambises que además ya no tenían el liderazgo de José Martí, el más profundo y preclaro de los pensadores revolucionarios de esa época.
El Tratado de París constituyó la legalización de la felonía y el cierre de una época histórica y la apertura de otra, con un imperialismo yanqui de voraz apetito hegemónico mundial. (REPORTARON: ALBERTO AJÓN, RAÚL MENCHACA Y ROGELIO DEL RÍO.)
Para recordar
Lealtad