La concentración de la tierra es más notoria en el departamento de Santa Cruz, el más extenso del país, donde los latifundios se construyeron primero con la ayuda de ex dictadores y luego por funcionarios y políticos corruptos de viejos partidos políticos extinguidos como ADN, MIR y MNR después de la “segunda reforma agraria” de 1996. [3]
El clan es poderoso porque además de tierras, es dueño de ríos, bosques, haciendas y hasta de la vida de sus peones. Controla la agroindustria, el comercio exterior, la banca y los medios de comunicación en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. Maneja las principales organizaciones empresariales, cívicas e inclusive populares. Ahora la oligarquía ejerce, en los hechos, el poder político y gobierna en Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija, cuatro de los nueve departamentos del país.
Viendo amenazados sus intereses porque la nueva Constitución restringe la propiedad individual de la tierra a un máximo de 5 mil o 10 mil hectáreas, las clases dominantes conspiran abiertamente contra el gobierno e intentan armar republiquetas autónomas, con Parlamento y Policía propia y con tuición absoluta sobre la tierra, el régimen impositivo, la educación y los recursos naturales regionales.
Las minorías conservadoras recobraron influencia reivindicando la autonomía y luchando contra del centralismo, que según ellos es el causante de todos los males nacionales. âLa pobreza de Bolivia y de los indígenas, sobre todo del Occidente, ha sido responsabilidad del centralismo estatal y de la concentración de la toma de decisiones en el gobierno central representado por La Paz. (â¦) Frente a la pobreza imperante en el país, el Oriente planteó la descentralización y democratización del poder en Bolivia, por medio de las Autonomías Departamentalesâ, afirma Arrázola y argumenta que la rica región cruceña (donde se producen cerca de 2/3 del PIB Nacional; Santa Cruz produce 1/3 del PIB, el 50% de los impuestos y aranceles aduaneros y poco más de la mitad de los alimentos de Bolivia) creció âgracias al trabajo, el esfuerzo y la visión liberal y emprendedora de su genteâ.
Empresarios, políticos de partidos tradicionales y algunos profesionales de clase media articulan el sólido bloque antipopular capaz de movilizar a multitudes, con el apoyo decidido del Comité Cívico Pro Santa Cruz y de la burguesía en pleno: la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), la Cámara de Industria, Comercio, Servicios y Turismo de Santa Cruz (Cainco), la Federación de Empresarios y la Federación de Ganaderos de Santa Cruz (Fegasacruz).
Lidera circunstancialmente el clan Branco Marinkovic, presidente del Comité Cívico por Santa Cruz, quien junto al prefecto Costas, son la cabeza visible del movimiento secesionista. El 6 de diciembre, Marinkovic envió una carta al Presidente Evo Morales para informarle que emprendía una lucha “por la democracia y la libertad y contra la dictadura”, asegurando que la lucha autonómica de Santa Cruz no tiene móviles políticos ni obedece a intereses personales “de ningún personaje”, aunque él es el primer latifundista que podría ser perjudicado por la Ley de Reconducción Comunitaria de la Reforma Agraria. [4]
La Embajada de Estados Unidos promueve y financia al clan. Philip Goldberg tiene una relación estrecha con Costas y Marinkovic; mientras que USAID financia a los políticos derechistas. Goldberg trabajó entre 1994 y 1996 como asistente especial del embajador Richard Holbrooke, uno de los estrategas de la desintegración de Yugoslavia y de la caída del presidente Slobodan Milosevic en 2000. Goldberg promovió la separación de Serbia y Montenegro y también estuvo en Kosovo, generando conflictos entre serbios y albaneses. Ahora alienta la rebelión de los autonomistas.
La rebelión cívico-empresarial en cuatro departamentos deja al descubierto que la sociedad boliviana aún no ha superado las taras del pasado. En los últimos meses, centenas de campesinos e indígenas han sido denigrados, insultados, escupidos y golpeados en las calles de Santa Cruz y Sucre por el solo hecho de tener la piel más oscura y vestir pollera y abarcas.
Es como haber retrocedido décadas en pocos meses. De pronto, pequeños sectores blancos y mestizos reincorporan a su vocabulario expresiones racistas y discriminatorias que se creía enterradas. En Sucre y Santa Cruz, principalmente, a diario se escucha denigrar a la âindiada hedionda e incultaâ, a los âindios de mierdaâ, a los âcollas suciosâ, a las âindias alzadasâ. Hoy las oligarquías desafían la autoridad del Presidente legítimo sólo porque es âindioâ, âmacacoâ, âignoranteââ¦
Se quiebra la hegemonía política del clan
El escenario de crisis política generado por los sectores más conservadores de la sociedad aparentemente ha frenado el proceso de transformaciones en el país, pero al mismo tiempo radicaliza el discurso del movimiento popular. El 10 de septiembre de 2007, una âCumbre de organizaciones sociales de pueblos y naciones indígenas originarias campesinas y organizaciones populares de las ciudadesâ aprobó la necesidad urgente de âexpropiación sin indemnización del latifundio y su distribución inmediata entre productores y del campo y la ciudad que estén dispuestos hacerla producir en beneficio de la sociedadâ.
La prioridad del Presidente Morales en su tercer año de gobierno es acelerar el programa de transformaciones estructurales y la “descolonización” del Estado con la ayuda de una inédita Coordinadora Nacional por el Cambio. Una de las primeras medidas es la reversión y expropiación de tierras de hacendados que esclavizan a indígenas en el Chaco boliviano. [5]
La descolonización es un proceso irreversible; no es un discurso político sino una realidad dolorosa que debe enfrentarse con audacia, pues la única vía para transformar el Estado es cerrar la profunda herida que el colonialismo dejó en América Latina, afirma Morales.
El gobierno asegura haber cumplido las bases programáticas de la campaña electoral de 2005 como la nacionalización de hidrocarburos, la instalación de una Asamblea Constituyente, y ahora se apresta a incorporar al nuevo Estado los principios filosóficos de la comunidad indígena, es decir la redistribución equitativa de bienes y riquezas naturales y el âvivir bienâ colectivo sin aprovecharse del prójimo.
El fin del Estado Plurinacional que se está construyendo es la búsqueda del vivir bien con soberanía, dignidad, complementariedad, solidaridad, armonía y equidad en la distribución y redistribución del producto social, mientras que la nueva Carta Magna interpela al neoliberalismo desde una perspectiva comunitaria, privilegiando la igualdad sobre la libertad y los derechos colectivos sobre los derechos individuales.
Según muchos analistas, en Bolivia se vive un momento de ruptura de los principios filosóficos del âSiglo de las lucesâ, del individuo como supuesto dueño y dominador de la naturaleza, pues en el proyecto indígena no se reivindica derechos colectivos e individuales solamente, sino también los derechos de la naturaleza.
El Estado boliviano ha reconocido a las sociedades indígenas como formas societales alternativas al capitalismo, al mercado y a la sociedad occidental, y en escenarios internacionales el gobierno toma como bandera a esta otra forma de convivencia superior al individualismo occidental causante de la crisis medioambiental.
Los movimientos sociales bolivianos están construyendo un modelo civilizatorio más humano, austero y respetuoso con la naturaleza con el aporte invaluable del conocimiento y la práctica ancestral de los pueblos indígenas. El movimiento popular está perfilando un sujeto colectivo sin desechar la creatividad individual y la libertad privada, pero privilegiando la dimensión intersubjetiva del individuo y su identidad esencialmente comunal.
Notas
[1] SECCIÃN III: CULTURAS. Artículo 99: I. La diversidad cultural constituye la base esencial del Estado Plurinacional Comunitario. La interculturalidad es el instrumento para la cohesión y la convivencia armónica y equilibrada entre todos los pueblos y naciones. La interculturalidad tendrá lugar con respeto a las diferencias y en igualdad de condiciones. II. El Estado asumirá como fortaleza la existencia de culturas indígena originario campesinas, depositarias de saberes, conocimientos, valores, espiritualidades y cosmovisiones. III. Será responsabilidad fundamental del Estado preservar, desarrollar, proteger y difundir las culturas existentes en el país.
[2] Después de 24 años de debate, Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas que reconoce el derecho a la autodeterminación, a la propiedad de tierras, acceso a los recursos naturales y a la preservación de conocimientos tradicionales y cultura de 370 millones de indígenas en el mundo víctimas de injusticias históricas. La colonización y enajenación de sus tierras, territorios y recursos les ha impedido ejercer su derecho al desarrollo en conformidad con sus propias necesidades e intereses. Ahora estos pueblos indígenas son libres de toda forma de discriminación, indica la histórica Declaración en su preámbulo, que también condena las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la superioridad de determinados pueblos o personas aduciendo razones de origen nacional o diferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales porque âson racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustasâ. Bolivia se convirtió en el primer país del mundo en convertir en Ley de la República la histórica Declaración de las Naciones Unidas. "Bolivia es nación de naciones", dijo Evo Morales al promulgar la Ley 3760 de los derechos de los Pueblos Indígenas.
[3] Hace tres años, el INRA calculó que en las provincias cruceñas de Guarayos, Chiquitos y Cordillera existían 800 mil hectáreas de tierras reversibles en manos de no más de 500 personas. No pocos ex ministros y legisladores abusaron de su poder para acaparar tierras, como el ex presidente del Senado Sandro Giordano y su esposa, o la familia de Luis Fernando Saavedra Bruno.
[4] En el estado mayor del bloque de derechas destaca Oscar Ortiz, ex gerente de la Cainco y hoy senador de Podemos, partido vástago del fascista ADN del ex dictador Hugo Banzer; el ex presidente de Fegasacruz Antonio Franco (ganadero que pidió encarcelar a responsables de ONGs que apoyan a indígenas y actual legislador de Podemos) y Branco Marinkovic, ex presidente de la Federación de Empresarios y hoy presidente del Comité Cívico Pro Santa Cruz.En la división ciudadana del frente autonomista destaca el ex presidente del Comité Cívico Rubén Costas, hoy prefecto del Departamento. El ex diputado y ministro de salud del MIR Carlos Dabdoub es uno de los ideólogos del movimiento y actualmente ocupa la secretaría de Autonomías de la Prefectura de Santa Cruz. Quién es quién en Santa Cruz Según datos del INRA, 15 familias disponen de medio millón de hectáreas de tierra que equivalen en superficie a 25 veces el tamaño de toda la ciudad de Santa Cruz (20 mil hectáreas). Figuran en la lista del clan los Saavedra Buno, Monasterio Nieme, Justiniano Ruiz, Roig Pacheco, Rapp Martínez, Antelo Urdininea, Keller Ramos, Candia Mejía, Castro Villazón, Ovando, Fracaro, Sánchez Peña, Nielsen, Bauer y Elsner. Los Gutiérrez poseen 96 mil hectáreas, los Paz Hurtado 76 mil y los Gasser Bowles 72 mil hectáreas. Marinkovic es el ideólogo del bloque de la "media luna" empresarial y se lo conoce como el más lúcido del movimiento empresarial. Se destacó por su incondicional defensa de los intereses de la Cámara Boliviana de Hidrocarburos, gremio petrolero afiliado a la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz. Marinkovic dirige Industrias Oleaginosas Limitada (IOL) y junto a los Cronembol y dos transnacionales, una peruana y otra norteamericana, controlan toda la industria del aceite de soya y girasol, uno de los ejes del agropoder oriental. Poseen, además, casi la quinta parte de las acciones del Banco Económico, según los datos de la Superintendencia de Pensiones, Valores y Seguros. Los Marinkovic poseen sin títulos de propiedad más de 26 mil hectáreas en Santa Cruz, seis mil hectáreas más que toda la superficie de la capital cruceña. El Viceministerio de Tierras y el INRA intentan revertir al Estado las haciendas Yasminka (12.587 hectáreas) y Laguna Corazón (14.364 hectáreas) ubicadas en la provincia Guarayos del departamento de Santa Cruz. El predio Laguna Corazón es propiedad de Branco y Yasminka pertenece a su hermana Yasminka Catarina. Una parte de la hacienda Yasminka está dentro de la tierra comunitaria de origen reclamada por el pueblo indígena guarayo y el 100 por ciento del predio Laguna Corazón se encuentra dentro de la Reserva Forestal de Guarayos creada por decreto supremo 08660 de 1969, que prohíbe expresamente asentamientos humanos. El saneamiento irregular de ambas haciendas ejemplifica cómo gente poderosa de Santa Cruz se apoderó de miles de hectáreas en el oriente del país con la complicidad de ex autoridades del INRA, jueces y dirigentes indígenas sobornados, violentando leyes y alterando datos de sus expedientes agrarios. Las haciendas Laguna Corazón y Yasminka no son las únicas propiedades de los Marinkovic en Santa Cruz. Según los archivos del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA), la familia tiene al menos otros nueve predios en las provincias de Guarayos, Chiquitos, Ãuflo Chávez, Sarah y Obispo Santiestéban. La ganadería cruceña está en manos de los Kuljis, Ãñez y Monasterios, tanto por la magnitud de sus hatos ganaderos como por el control que ejercen sobre los mataderos, frigoríficos y cadenas de supermercados. Todos ellos ligados a los gobiernos neoliberales. Los Kuljis son accionistas del Banco Económico, propietarios de la papelera Empacar y de una curtiembre, dueños de la cadena televisiva red Uno y de la Universidad cruceña Mateo Kuljis. Los Monasterios son dueños de grandes frigoríficos, accionistas mayores del Banco Ganadero y propietarios de la red televisiva Unitel. Oswaldo âPatoâ Monasterios fue senador por el MNR. Según el INRA, la familia poseía en Santa Cruz 78.340 hectáreas en el área rural y 20.505 hectáreas en la capital. Es decir, controlan una superficie de tierra tres veces superior a la ciudad de Santa Cruz. Gran parte le fue entregada en calidad de dotación (gratuitamente) por los gobiernos militares y neoliberales. Otros que tienen gran peso en la banca son los Saavedra Bruno, que controlan casi la quinta parte de las acciones del Banco Nacional de Bolivia, el más antiguo del país. Informes de la Superintendencia de Bancos revela el enorme peso de los latifundistas en el paquete accionario de la banca nacional y muestran, además, que se usan estos mecanismos para potenciar sus negocios y consolidar su poder. Más de la mitad de los créditos se destinó a pequeños grupos empresariales de Santa Cruz y menos de la mitad a los otros ocho departamentos del país. Los clanes cruceños están fuertemente penetrados por el capital transnacional, no sólo porque muchos de ellos son descendientes de inmigrantes europeos (alemanes, croatas y serbios), sino también por sus articulaciones con empresas extranjeras. Un tercio de la producción y exportación de soya y oleaginosas es controlado por empresarios brasileños. Otro tercio de la producción y exportación está bajo control de empresarios argentinos y rusos y de pequeños productores menonitas y japoneses.
Quién es quién en Beni
Reino de los Guiteras, Llapiz, Sattori, Bruckner, Quaino, Dellien, Ávila, Nacif, Antelo, Salek. 10 familias tienen un poco más de medio millón de hectáreas (534 mil), que en extensión es 500 veces más grande que toda la ciudad de Trinidad, la capital beniana.
Aparecen también los Gasser, Elsner, Carruty y los Bauer Elsner, familias europeas que controlan el comercio, la banca, la administración pública y la prensa. Uno de ellos, Ernesto Suárez Sattori, ganadero latifundista y ex parlamentario de ADN, es Prefecto del departamento.
Quién es quién en Pando
Más al norte, en Pando, es el reino de los Sonnenschein, Hecker, Becerra Roca, Vaca Roca, Peñaranda, Barbery Paz, Claure, Villavicencio Amuruz. Estas ocho familias concentran cerca de un millón de hectáreas equivalentes a dos mil veces la extensión de la capital Cobija, donde gobierna otro ganadero, el ultraderechista Leopoldo Fernández. Su influencia es tal que incluso el propio Morales le ofreció hace un año y medio que sea candidato por el MAS a la Prefectura de Pando. (Con datos de 1. “La rebelión de los 100 clanes”, www.econoticiasbolivia.com; 2. “La tierra, el telón de fondo del movimiento autonomista”, www.bolpress.com).
[5] Quedan unas mil familias guaraníes esclavizadas sin tierra, sin salario y sin gozar derechos básicos como la libre expresión. Aunque parezca mentira, para hablar con ellos hay que pedir permiso al patrón.