La historia de la política no sería lo que es sin el espionaje.
Normalmente el o la espía -sobre todo- atraen a su objetivo a través del sexo.
Lo resalto porque la mayor parte de gestiones de campo ( en la práctica) son de hombres, y bueno, normalmente un hombre es heterosexual...
Para mí está muy claro que los cubanos son más satos que los demás.
Y por la boca muere el pez, y por el sexo van al anzuelo. La cubana no es menos sata que el cubano, y los muy bobos largan por la boca con la esperanza de largar por la parte de abajo, ya me entienden.
Quizá no lo logren, pero la esperanza los mantiene, junto con la sensación de ser un machote enamorador,que les paga por sí misma a los bobos. Por ser bobos, son manipulados emocionalmente, cegados, enamorados , a veces minuciosamente planificados todos sus movimientos. La mujer es experta en discriminar lo verdadero de lo falso, y noes fácil engañarla con inventos chinos.
Rara vez la mujer se enamora, aunque se han dado casos de romances reales y de cambio de bando político.
El cubano además de sato es chimosón. Que no es lo mismo que curioso. El curioso se intriga por las cosas que no le cuadran, pero el chismoso lo riega, además de interesarse por el nivel romance de todos los que le rodean. Tiene que saber a quién le gusta quién, y qué, y además lo cuenta, mientras se hace pasar por discreto. Y eso lo sé. Y además cuanto más dice que él no es chismoso, más suele serlo.
Encima está el problema de la gente mala. Esa finge querer, finge celos, y quiere y/o se cela por igual. Su intención es salir airoso, levantar la mejor presa, como un cazador que no siempre caza para comer, sino por quitarle a otro la presa. Porque son presas y no enanorados.
Cuando uno de estos embolados se introducen en una sociedad, o en un conficto entre sociedades, en un grupo o país, olvídense: maricón el último. O sea, sálvese quien pueda y corran pa’l monte.
Puntos suspensivos…
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