De guerrilleros a universitarios Adrián Leiva, Grupo Decoro
LA HABANA, junio (www.cubanet.org) - Durante décadas el gobierno cubano exportó revoluciones para diversos países de América Latina y África, con el respaldo económico de la Unión Soviética y del bloque conformado por Europa del Este. Bajo el manto de la ayuda internacionalista, miles de cubanos fueron a combatir a diferentes latitudes del mundo. No importaba que en su país se estuviera sufriendo durante años serias limitaciones de todo tipo. El Estado gastaba una importante cantidad de finanzas y recursos de la nación en ayudas destinadas fundamentalmente a la subversión en esos países. No sólo el apoyo logístico militar, sino el económico de grupos de políticos e intelectuales, agencias de prensa, entre otros que eran beneficiados por esta política. La influencia de Cuba pesaba en los destinos de varios gobiernos del mundo. Esto ha sido reconocido por las propias autoridades de la Isla.
Con el derrumbe del campo socialista y el advenimiento de sistemas democráticos en una gran parte del continente latinoamericano, el gobierno de La Habana se vio obligado a cambiar el estilo de influencias ideológicas en esa región. Para ello refinó los métodos comenzando por cambiar el lenguaje, y alegó el principio de la no intervención en los asuntos internos de otros países.
Si bien entre los sesenta y los ochenta, Cuba fue considerada un centro importante para el entrenamiento de grupos guerrilleros, esta situación también sufrió cambios debido a los acontecimientos sociopolíticos ocurridos en el mundo en la década siguiente.
En la actualidad se promueve el ingreso a Cuba de miles de jóvenes provenientes de distintas partes del cono Sur y de Centro América. Para ello se conceden becas gratuitas en estudios universitarios y superiores. Las especialidades que más se destacan en esta colaboración son la medicina, los deportes y la educación. Pero lo que se esconde detrás de una aparente desinteresada ayuda es el adoctrinamiento ideológico que de una forma más o menos abierta reciben estos educandos, de manera a veces bien sutil, pero que no escapa a los ojos de cualquier cubano avispado en estos menesteres. Es palpable cómo la manipulación que se ejerce sobre los estudiantes extranjeros llega hasta el grado de participación de éstos en manifestaciones de apoyo al sistema político de la Isla y a declaraciones públicas contra los gobiernos de sus propios países de origen. Estas manifestaciones coinciden con las decisiones adoptadas por aquellas naciones al criticar las acciones del gobierno cubano, como ha ocurrido durante los foros de derechos humanos celebrados en Ginebra, en los que el régimen de Cuba ha sido condenado.
De estos estudiantes formados en Cuba saldrán los futuros cuadros políticos de otras partes del planeta, que mantendrán una deuda de gratitud con el sistema que les proporcionó un día las facilidades de su carrera. Son tácticas con maquillaje renovado, pero que no resultan originales. Son las mismas utilizadas por la Internacional Comunista bajo la égida de Moscú, en los tiempos de José Stalin, conocidas como "El Camino de Yenán".
En esta variante, los estudiantes extranjeros gozan de las atenciones alimentarias y de todo tipo, las cuales son marcadamente diferentes de las que reciben los estudiantes cubanos. No importa que la economía nacional marche por camino escabroso y que el pueblo de Cuba padezca necesidades a montones. Para el gobierno la política es lo primero y nadie duda de las habilidades para llevar a cabo este propósito prioritario.
Las deficiencias por las faltas de programas sociales en materia de salud y educación en muchos de los países de Latinoamérica es algo que Cuba ha sabido aprovechar bien, convirtiéndolas en el nuevo campo de batalla de ideas que encabeza La Habana. Ya no está de moda entrenar guerrilleros. Formar médicos y maestros resulta más humano y útil. Pero de cualquier modo la iniciativa cubana es un desafío para el resto del continente, cuyas deficiencias son comparadas con los logros obtenidos por Cuba, un pequeño país empobrecido. La propaganda oficial en la Isla resalta las incuestionables tropelías cometidas por políticos corruptos del continente, quienes desatienden las necesidades más perentorias de sus pueblos. Muchos de esos gobernantes se siguen desentendiendo de esa situación y lejos de trabajar para conseguir el mejoramiento de esos renglones educacionales o de salud, se conforman con enviar a sus jóvenes para que estudien en Cuba. Resulta más barato y más cómodo para estos políticos de poca visión que parecen contentarse al pensar que en la Mayor de las Antillas ya no se preparan guerrilleros sino universitarios.