Ojo con Raúl

Raúl Castro, el hermanísimo, el insignificante, que si está vivo es gracias a su hermano, el genio diabólico, que ha superado a Nicolás Maquiavelo, antes y después de sus “Reflexiones”. Fidel había protegido, escondido al hermanísimo como fraterno objeto para el futuro, para que algún Castro Ruz continuara velando el cadáver de la Cuba que fue.
Durante mucho tiempo Raulito no aparecía casi nunca en las grandes ocasiones revolucionarias. Unos lo juzgaban mudo, otros borrachito, otros asesino, el Caín de la familia Castro, aunque en verdad había varios dedicados al deporte cainesco dentro del mismo familión castrista. Y fama de torpe, de rústico, le daban a Raulito. Ni siquiera se hablaba casi nada de sus viajecitos a Rusia y países vecinos sojuzgados. Cuando se le nombraba era sólo para recordar su vieja vocación aviesa, experto en el arte del fusilamiento inmediato, de su hemoglobina traidora como se vio también en el desjuiciamiento de Ochoa, otro amigo y socio traicionado dentro del clan castrista.
Lo de “ojo con el vice” era frase utilizada por algunos de los graduados en el Moncada, en la Sierra o frente al paredón, recordando frases de la época republicana. Pero no eran demasiado tampoco los observadores que pensaban en el futuro del hermanísimo cuando la parca amenazara al hermano mayor, al gran dios de la meseta revolucionaria, de la maestría de la Sierra.
Pero los revolucionarios aspirantes a suceder al infidel Fidel, no pensaron que Raulito pudiera heredar al gran causante porque “no tenía flus”, “no era político”, “no había talento organizador” y un montón de otras expresiones que trataban para que otros fueran herederos de la hoz y el martillo fabricados en Cuba con moldes soviéticos y aspirantes al poder totalizador.
Algunos olvidaban que cuando el hijo de... Birán, andaba a pie, a caballo, en avionetas, siempre sobre hombros ajenos. El gran caudillo buscaba aplausos, sonrisas, besos y abrazos en cualquier esquina de La Habana o del campo, autografiando libros y papeles, donando “cheques” de dineros públicos o robados de algunos ricachones protectores de la revolución marxista. Y todo con gran aplauso del pueblo y de los sesudos revolucionarios, doctores, jueces, hombres y mujeres, todos embobados con el líder y con la Revolución, pero sin disciplina laboral ni estrategia política definida.
Pero mientras este teatro se producía, Raulito, el pesado, el torpe, aseguraba cimientos, puertas y ventanas, para salvar la revolución, la vida y la tarea del propio hermano mayor. Así Raúl irrumpió en la CTC, en la Universidad de La Habana y en el Ejército primariamente. Y desde luego, liquidó el cuarto poder, la prensa “contrarrevolucionaria” y cuando la muerte empezó a rondar la vida del gran causante muchos pensaron que el poder que pasaría a Raulito, no era posible porque “él no es Fidel”, es bruto, no tiene capacidad dirigente y otras sentencias que parecían inapelables. Se desconocía por completo el talento organizador y reorganizador de Raulito y para aplazar más el tiempo para nuevos cambios el propio Fidel aplazó su intención de morirse.
Y ahora Raulito se siente poderoso. Bien recibido en la Rusia capitalista de hoy por el Presidente Dimitri Medvedev, por el Ministro de Exteriores, Sergel Levrov. Con Vladimir Putin y otros personajes del Gobierno anterior. Y mientras, el Fidel enfermo pelea desde su enfermería con el nuevo Presidente Obama en Washington. Ojo con Raúl, ojo con el ex vice, que ahora intenta ser de verdad el Presidente con luz verde y dejar el semáforo en rojo a su propio hermano Fidel, ahora dedicado a criticar al propio Obama.
Ojo con Raúl que ya no quiere ser vice, pero tiembla cuando recuerda a Camilo y a Ochoa...
http://mirandoacuba.blogspot.com/2009/02/ojo-con-raul.html