Hay días en que la sonrisa aparece fácil en los labios.
Hay otros en que la esperanza crece en el corazón como la albahaca en almácigos.
Hay días donde a veces la fe va creciendo desde el fondo del camino hacia Dios como una ráfaga fresca de bienaventuranza.
Algunos, en el que el amor es una brisa que empapa la cara, aromatizando nuestras vidas y cubriendo nuestro espíritu con placas de miel y espigas.
Pero hay días, otros, donde el silencio es como la espera del agua en la sequía, para recuperar la siembra en peligro, las flores olvidadas, el fruto seco.
Hay días en que la alegría interrumpe un instante la morada en mi, y se va. Quedando con una profunda tristeza, que es pasajera.
Son los días de los teléfonos mudos, de ausencia de voz, del deseo postergado...son los días donde solo el recuerdo me aplaca la espera.
Hay días en que el amor es justo, el necesario, pero en otros el amor no está fuera de mí, sino adentro.
Entonces buceo en mi espíritu y lo descubro con nuestras formas siendo un acto de intimidad y misticismo, al que me entrego sin reservas.
Hay días. Esos días, en que nuestros pensamientos se entrecruzan y forman ese misterio que indica la pertenencia, más allá de nosotros mismos y del mundo.
Hay días, que encuentro a Dios en tu mirada... y creo en la criatura universal.
Con cariño para ti |