Por su moderación e inteligencia, el economista Oscar Espinosa Chepe  era una extraña voz y una de las figuras más sólidas y destacadas dentro  de la disidencia cubana, a la que llegó desde posiciones de izquierda  después de años de acompañar a la revolución en diversos cargos,  empezando por la dirección del Instituto de la Reforma Agraria, al  comienzo de los años sesenta, o como funcionario de la embajada cubana  en Yugoslavia y desde el puesto de especialista en el Banco Nacional de  Cuba, en los ochenta, antes de romper definitivamente con el Gobierno.  Con su muerte, ayer, a los 73 años, en un hospital de Madrid, adonde  había llegado en marzo para recibir tratamiento médico debido a un grave  problema hepático, desaparece uno de los analistas más agudos de la  oposición cubana. Siempre ponderado y constructivo, por sus juicios y  valoraciones fue criticado no solo por el Gobierno sino también por los  sectores más duros del exilio.
Chepe —como era conocido por todo el mundo— fue uno de los 75  opositores detenidos en marzo de 2003 y condenado a 20 años de prisión  por atentar “contra la soberanía y la integridad de la sociedad  socialista”, una condena que él siempre consideró injusta pero que no  acabó con su ecuanimidad y mesura. Liberado en 2004 debido a su delicado  estado de salud, Chepe se dedicó al periodismo —en más de una ocasión  colaboró con EL PAÍS— y a atender a los corresponsales extranjeros en La  Habana, que le llamaban para consultarle sobre tal o cual reforma o  medida, pues siempre sus análisis sobre los temas económicos solían ser  los más lúcidos en el campo opositor.
Oscar Espinosa Chepe nació el 29 de noviembre de 1940 en la ciudad de  Cienfuegos. Como muchos jóvenes cubanos de entonces se opuso al régimen  de Fulgencio Batista y apoyó la revolución. Antes del primero de enero  de 1959, Chepe no era miembro del Movimiento 26 de julio de Fidel  Castro, sino de la Juventud Socialista, el antiguo Partido Comunista, y  tras el triunfo se sumó a la marea de la revolución y trabajó en  diversos organismos estatales, como el Instituto Nacional de Reforma  Agraria, la Junta Central de Planificación y el Comité Estatal de  Colaboración Económica, en los que ocupó diversas responsabilidades  siempre vinculadas a su condición de economista.
A partir de 1984 fue consejero económico de la embajada de Cuba en  Belgrado, donde ocupaba un cargo diplomático su esposa, Miriam Leyva,  que después se distanciaría del Gobierno y entraría en la disidencia.  Tras la detención de Espinosa Chepe en 2003, Leyva se convertiría en una  de las principales líderes de las Damas de Blanco, el movimiento de las  esposas y familiares de los presos del Grupo de los 75 que se movilizó  en la isla por su liberación.
La ruptura de Chepe con el régimen castrista fue gradual. En 1987,  estando en Belgrado, fue cesado y transferido a una plaza de  especialista en el Banco Nacional de Cuba tras expresar sus opiniones  sobre los cambios que se producían en la Unión Soviética y la política  económica del Gobierno. En momentos en que en la isla la perestroika y  la glasnost de Mijail Gorbachov eran consideradas casi  “contrarrevolucionarias”, Chepe defendió muchas de sus tesis y se  pronunció por una apertura decidida de la economía cubana si se querían  salvar “las conquistas” de la revolución. En 1992 fue acusado  formalmente de contrarrevolucionario en el Banco Nacional y apartado, y  después de trabajar en una pequeña sucursal del Banco Popular de Ahorro,  quedó desempleado.
Desde entonces se dedicó al periodismo independiente y publicó en  revistas y periódicos de Estados Unidos y Europa. Su casa, un pequeño  apartamento de un solo cuarto atiborrado de libros en la Habana, siempre  estuvo abierta a los periodistas extranjeros que querían pasar por allí  a tomar un café y escuchar sus juicios y opiniones, que no variaron su  tono pese a pasar por la cárcel en 2003. Crónica de un desastre (2004) Cuba, revolución o involución (2007) y Cambios en Cuba: pocos, limitados y tardíos (2011) son los nombres de algunos de los libros que publicó y que son un resumen de su ideario.