“Entre las ruinas de mi derrumbe” 
Veizant Boloy 
20 de mayo de 3013 
  
Ivón Lemus Fonseca anda por las calles buscando cartones y tablas para las paredes de su casa. Para    esta mujer de 56 años, discapacitada y con enfermedades crónicas, la esperanza de vivir con dignidad se desvaneció desde el mismo momento en que La Tormenta del Siglo, en 1993, arrasara con su    vivienda y todas sus pertenencias. 
  
“En ese momento me quedé sin cocina ni baño. Con ayuda de    amigos, levanté con tablas y cartones mi vivienda y usé papel de techo como cubierta”, afirmó. 
  
Lemus Fonseca y su familia ya conocen lo que es un desalojo. La apatía de las instituciones    responsabilizadas con resolver su situación, la obligó a ocupar una vivienda en el año 2007 junto a su hija Ivón Cabrera Lemus y a su hijo Osniel Lemus Fonseca, en ese momento un menor de edad de    13 años. 
  
Durante 7 meses ocuparon la vivienda de unos propietarios que salieron definitivamente del país. De    allí fueron desalojados, a la fuerza, por la Policía y el Departamento de Enfrentamiento a las Ilegalidades de la Dirección Municipal de Vivienda. 
  
“Tuve que volver a las ruinas de mi derrumbe. En varias ocasiones sufrí el robo de lo poco que    tenía”. 
  
Durante casi 20 años, Lemus Fonseca informó de su situación a través de denuncias y reclamaciones, a    diversas instancias del gobierno, entre ellas a la Dirección Municipal y Provincial de Vivienda de La Habana y a la Asamblea Provincial del Poder Popular. 
  
Una funcionaria del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social le respondió en una carta: “Con    respecto a la carencia de los efectos electrodomésticos y artículos del hogar no podemos ayudarle, usted es beneficiaria de 133 pesos moneda nacional por seguridad social”. 
  
La última carta recibida del Consejo de Estado consigna: “Es    cierto que durante casi 20 años usted ha sido uno de los 20 casos sociales más críticos del municipio. Lo sentimos por usted y su familia pero deben seguir esperando”. 
  
Hoy, Lemus Fonseca es opositora al gobierno. Es un ejemplo más de una cubana a la que se le arrancó el    derecho a vivir como un ser humano. Por ser Dama de Blanco, no tienen acceso al plan de subsidio para la construcción de su vivienda, le niegan los materiales para construir y no le dan albergue.    Las frías cartas procedentes de las instituciones gubernamentales avalan esta verdad. 
  
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