Cinco mil millones de dólares
¡Qué cinismo imperial de Estados Unidos y sus socios europeos! ¿Pruebas de su cinismo? En una entrevista concedida el 3 de marzo de este año, por el ex agente de la CIA Scott Ricardo a Press TV, confesaba que Estados Unidos preparaba las manifestaciones y disturbios en Ucrania a lo largo de los últimos años. Los agentes de CIA mantuvieron contactos estrechos con los opositores al régimen de Viktor Yanukovych que comparaba la crisis política de Ucrania con el ascenso de los nazis en la década de 1930, y acusó a sus adversarios de organizar un golpe de Estado. Según Scott, sólo los Estados Unidos “invirtieron” cinco mil millones de dólares en pagos que efectuaban a los opositores, particularmente de las derechas radicales, es decir a los nazis- fascistas.
La Subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, confirmó la injerencia financiera de Estados Unidos a organizaciones clave en Ucrania, incluyendo el partido neonazi Svoboda. Dijo que los opositores fueron generosamente apoyados por Washington: "Hemos invertido más de 5 mil millones de dólares para ayudar a Ucrania a alcanzar estos y otros objetivos.... Vamos a seguir promoviendo que Ucrania alcance el futuro que se merece". Así se confirma lo que decía el ex agente de la CIA Scott Ricardo.
¿Qué importan gastar cinco mil o diez mil millones de dólares, si se logra incorporar a Ucrania a la Organización del Tratado del Atlántico Norte –OTAN- para extender el cerco militar a Rusia y rodearlas de bases nucleares para amenazar sus fronteras, su integridad y romper la paz, así la humanidad desaparezca.
¿Más pruebas de la participación de Estados Unidos y de la Unión Europea en la crisis de Ucrania-Crimea? El pasado cinco de marzo, por internet se difundía una grabación de los diálogos sostenidos entre el Canciller de Estonia y la Jefa de la Diplomacia de Unión Europea Katrin Eshton que había tenido lugar el 26 de febrero de este año. Durante esta conversación el Canciller de Estonia Urmas Geoffrey Pyatt, le dice que a los manifestantes concentrados en la Plaza de Maidán, ubicada en el Centro de Kiev y a los policías que taraban de guardar el orden, les dispararon francotiradores de la llamada Tercera Fuerza que son fascistas y cuyos crímenes permanecerán en la impunidad, porque la nuevas autoridades de Ucrania se niegan a ordenar que se realicen investigaciones. ¿Cómo se van a investigar ellos mismos?
Estos hechos demuestran que tanto Washington como Bruselas conocieron, apoyaron y aprobaron las manifestaciones antigubernamentales en Kiev, inclusive a sabiendas de la naturaleza fascista de las mismas que ocasionaban inauditos actos de provocación y de violencia asesina contra víctimas inocentes de la población civil. Estados Unidos, inclusive, desinformó, manipuló y tergiversó los hechos a sus aliados de la Unión Europea a fin de desconocer, irrespetar y deshacer el Acuerdo suscrito en 21 de febrero entre Yanucovich y los líderes de la oposición, Acuerdo que fue garantizado por Alemania, Francia y Polonia. Esa es la moral del imperio.
Qué desvergonzado papel es el que desempeña la diplomática de la UE, Katrin Eshton que con toda indignidad se ha encargado de proteger los intereses de Washington a más de su sumiso comportamiento pata satisfacer los objetivos geoestratégicos del imperio que trata de encender el conflicto a lo largo de las fronteras de la Comunidad europea.
La conducta del poder mediático mundial afloró en el New York Times que sostenía: "Estados Unidos y la Unión Europea han abrazado la revolución como otro florecimiento de la democracia, un golpe al autoritarismo y a la cleptocracia en el antiguo espacio soviético". (After Initial Triumph, Ukraine’s Leaders Face Battle for Credibility, NYTimes.com, 1 de marzo de 2014, énfasis añadido)
¿"Democracia floreciente, revolución"? Las sombrías realidades dicen otra cosa. Lo que ocurrió fue un golpe de Estado patrocinado por Estado Unidos, la UE y la OTAN en violación flagrante del derecho internacional.
“La verdad prohibida es que Occidente ha dirigido - a través de una operación encubierta cuidadosamente preparada - la formación de un régimen títere integrado por neonazis.
La nota agregaba: “La prensa occidental ha evitado intencionalmente analizar la composición y fundamentos ideológicos de la coalición de gobierno. La palabra "neonazi" es un tabú. Se ha excluido del diccionario de los medios de comunicación. No aparecerá en las páginas del New York Times, el Washington Post o The Independen. Los periodistas han recibido instrucciones de no utilizar el término "neo-nazi" para designar a Svoboda y al Sector de Derechas. No se trata de un gobierno de transición en el que los elementos neonazis integran los márgenes de la coalición, encabezada formalmente por el Partido Patria.
El Consejo de Ministros no sólo está integrado por el Svoboda y el Sector de Derechas (por no hablar de los antiguos miembros de la difunta organización fascista UNA-UNSO), a las dos principales entidades neonazis se les han encargado puestos clave que les otorgan el control de facto sobre las fuerzas armadas, la policía y la seguridad nacional.
Si bien el Partido Patria de Yatsenyuk controla la mayoría de las carteras y al líder neonazi de Svoboda Oleh Tyahnybok no se le concedió un puesto principal en el gabinete (al parecer a petición de la Subsecretaria de Estado, Victoria Nuland), miembros de Svoboda y el Sector de Derechas ocupan puestos clave en la áreas de Defensa, Policía, Educación y Asuntos Económicos.
Esos sectores poyados por el imperio y sus socios europeos desoyeron la voz de Rusia que advertía de su derecho a proteger a sus compatriotas en Ucrania. Rebanadas de Realidad se refería a RIA-Novosti, que informaba que Moscú se reserva el derecho de proporcionar protección a los rusos en el país vecino.“Rusia es consciente de su responsabilidad por las vidas de sus compatriotas y conciudadanos en Ucrania y se reserva el derecho de ponerlos bajo su protección”, aseveró un comunicado del Kremlin y añadía que “Los manifestantes pacíficos que salieron a la calle para expresar su opinión sobre la posición destructiva de las personas que se autoproclaman Gobierno ucraniano, fueron atacados por grupos de extrema derecha con armas no letales y bates de béisbol que un día antes comenzaron a llegar a la ciudad desde otras regiones del país”, denuncia el documento. Según la cancillería rusa, Moscú ha instado en reiteradas ocasiones a que las nuevas autoridades de Kiev “desarmen a los rebeldes y garanticen la seguridad de la población y el derecho legítimo de las personas a manifestarse”. “Lamentablemente, los sucesos en Ucrania muestran que las autoridades de Kiev no controlan la situación en el país”, resumía Novosti.
La doble moral del imperio tiene omnipresencia. Suelen mentir desde Obama hasta Kerry pasando por congresistas y medios de comunicación. Así el Departamento de Estado señala que el secretario de Estado John Kerry instó a «respaldar los esfuerzos de los ucranianos de todos los orígenes y de todas las convicciones por resolver la cuestión de la distribución del poder y la descentralización, en el marco de un proceso de reforma constitucional que abarque todos los sectores de la sociedad y que proteja los derechos de las minorías» pero cambiaron de parecer cuando constaron el regreso de Crimea a la Federación Rusa y el voto masivo de la población a favor de ese paso (97% de los votos válidos) han confirmado el fracaso total de los planes de Estados Unidos y de su principal objetivo: sacar a los rusos de Sebastopol y cerrarles a la vez la puerta del Medio Oriente. Los continuos cambios de opinión de Washington y los europeos se deben al fracaso del pacto Neonazi-OTAN-Occidente que no funcionó como estaba previsto.
El analista Pepe Escobar en Red Voltaire afirmaba: La región de Crimea abandona Ucrania para incorporarse a la Federación de Rusia. La prensa comercial y las capitales «occidentales» gritan invasión y abuso militar por parte de Moscú, sin embargo, estos «occidentales» fomentaron y aceptaron últimamente la partición de Yugoslavia, la exclusión de Kosovo del territorio de Serbia, el referéndum de las islas Malvinas, la partición del sur de Sudán. Moscú con el respaldo de las poblaciones locales de Crimea ha respondido de manera inteligente, sin ningún disparo o ataque militar, a las provocaciones occidentales que apoyan abiertamente a las facciones neonazis y otras obscuras fuerzas de derechas nacionalistas que han tomado el poder en Ucrania por la fuerza, con el apoyo de la OTAN.
Según Pepe Escobar, el consejero presidencial ruso Sergey Glazyev declaró a RIA Novosti que Rusia abandonará el dólar estadounidense como moneda de reserva si EE.UU. impone sanciones contra la Federación Rusa. Por lo tanto el Imperio devolvió el golpe dando «una pequeña ayuda» al cambio de régimen en Ucrania. Y Moscú contestó tomando el control de Crimea en menos de un día sin disparar un tiro –con o sin brigadas de elite Spetznaz (think-tanks basados en el Reino Unido dicen que participan; Putin dice que no).
La evaluación de Putin de lo que ocurrió en Ucrania es realmente correcta: «una toma anticonstitucional y armada del poder». Queda abierto un interminable debate, en su mayor parte desagradable, sobre si el Kremlin exageró en su reacción o no. Considerando el historial de una satanización generalizada de Rusia y Putin que ha tenido lugar durante años –y que ahora llega a un nivel febril– la rápida reacción del Kremlin fue bastante mesurada. Putin aplicó Sun Tzu al pie de la letra, y ahora juega EE.UU. contra la UE. Ha dejado en claro que Moscú no necesita «invadir» Ucrania. El tratado de partición de 1997 de Ucrania-Rusia permite específicamente tropas rusas en Crimea. Y después de todo Rusia es un activo proponente de soberanía estatal; este principio lleva a que Moscú rechace una «intervención» occidental en Siria.
Dejó abierta la puerta para –oh cósmica ironía de ironías– una invención/intervención estadounidense (y eso, predeciblemente, no fue detectable por los medios corporativos occidentales; la R2P –responsabilidad de proteger– de la ONU en caso que los fascistas y neonazis alineados con Occidente en Ucrania amenazaran a civiles rusos o ruso parlantes con un conflicto armado.
Samantha Power debe estar orgullosa de sí misma,. a pesar de que se ha probado fehacientemente que que los francotiradores de Maidán eran gente de la oposición neonazi, apoyada por los propios Estados Unidos que no entiende que no hay que meterse con la inteligencia rusa que aireó la Conversación entre la secretaria de Estado adjunta y el embajador de Estados Unidos en Ucrania. La acusación del Secretario de Estado de EE.UU. John Kerry de que Rusia esté «invadiendo Ucrania», en «violación del derecho internacional», y «de vuelta al Siglo XIX», es tan espectacularmente patética en su hipocresía –una vez más, considerad el historial de EE.UU.– que no merece comentarios de ningún observador informado. A propósito, es tan patético como su oferta de miserables 1.000 millones de dólares en «garantías de préstamos» – que apenas pagaría las cuentas de Ucrania durante dos semanas. El gobierno de Obama –especialmente los neoconservadores del tipo «que se joda la UE»– ha perdido su maniobra agresiva. Y en cuanto a Moscú, no tiene ningún interlocutor en Kiev porque considera que el cambio de régimen es ilegal. Moscú también ve a «Europa» como un montón de plañideros perdedores consentidos – sin una política exterior común para comenzar.
Por lo tanto cualquier mediación depende de Alemania. Berlín no toma en serio la idea de «sanciones» – el sacrosanto mantra excepcionalista estadounidense; Rusia es un excelente mercado para la industria alemana. Y a pesar de todas las vociferaciones del Economist y del Financial Times, la City de Londres tampoco quiere sanciones; el centro financiero cuenta con los pródigos fondos político/oligárquicos rusos. En cuanto al «castigo» occidental a Rusia al amenazar con su expulsión del Grupo de Ocho, es un chiste. El G-8, que excluye a China, ya no decide nada relevante; el G-20 sí lo hace.
Si se realizara un amplio sondeo, revelaría que la mayoría de los ucranianos no quieren formar parte de la UE – así como la mayoría de los europeos no quieren a Ucrania en la UE. Lo que les queda a los ucranianos son los chupasangre del FMI, recibidos debidamente por “Yats” (como llama al primer ministro Yatsenyuk Vic –«Que se joda la UE», diría Nuland).