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 Pobre del alma 
 Pobre del 
alma,
 que el tiempo enreda,
 que amarga y hostil soledad,
 el mundo gira,
 el tiempo vuela,
 pero siempre hay
 algo que se queda,
 y también 
siempre
 hay algo que se va.
 Tras el recuerdo de
 mi 
pensamiento,
 que a nadie inspira,
 a nadie tienta,
 todo el pasado
 surge y me atormenta,
 como garra de
 la muerte tan 
inquieta,
 Enredándose en mi
 pecho como hiedra.
 Llora hoy mi
 sombra 
y pensamiento,
 herido y triste,
 pero jamás sumiso,
 que en cruento y
 obscuro precipicio,
 de la vida que quizá
 así lo quiso,
 llorara 
como quizá
 jamás nadie lo hizo.
 Cielos obscuros,
 mañanas frías... 
Grises,
 noches opacas,
 de pesadillas miles,
 imploran con 
nostalgia
 por tu ausencia,
 esperando quizá,
 mi dolor te acuerde,
 y 
de Eros y Cupido
 toda clemencia.
 
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