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PANEL DOCTRINAL: PARA ALGUNOS AGNÓSTICOS, JESUCRISTO NO ES EL REY NI EL MESÍAS PROMETIDO
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De: GOYOBRITO  (Mensaje original) Enviado: 03/10/2018 00:20

PARA ALGUNOS AGNÓSTICOS, JESUCRISTO NO ES EL REY NI EL MESÍAS PROMETIDO:

De la corriente agnóstica, los malos interpretadores, ateos y tergiversadores de las Sagradas Escrituras, han esgrimido errados argumentos, mencionando que Jesucristo no puede ser el Rey prometido ni el Mesías, ya que en él no se cumplió de forma inmediata, ser un rey enviado de parte de Dios, que reinaría y establecería la paz en todas las naciones del mundo. Y porque él debería venir una sola vez y cumplir cabalmente con todas las profecías. 

Tales argumentos carecen de credibilidad por las sencillas razones:

 1) El hecho de que Cristo todavía no ha podido reinar desde tierra santa, como lo hizo Saúl; David, Salomón, etc., no se puede considerar un argumento válido para desconocer que sea Rey y Mesías. Se deben tomar en cuenta las circunstancias del momento, ya que cuando Cristo comenzó su ministerio, Israel estaba bajo dominio romano, y era el emperador de Roma, quien podía determinar un rey para una región o localidad, bajo su dominio imperial. Ya no era como cuando Israel y Judá estaban libres de denominación extranjera, que primero debía esperarse la escogencia o consentimiento de IEUE Elohim, y después la unción del sacerdote respectivo.

 

Contrariamente en el caso del Mesías es diferente, porque en vez de ser ungido por un sacerdote, fue su propio Espíritu Divino sobre él que lo ungió, para llevar a cabo las buenas nuevas de salvación, como un siervo obediente que debía sufrir por su pueblo, a fin de que se cumpliera lo que estaba predestinado dentro de la 70 semanas anunciadas por medio del profeta Daniel, que entre otras cosas se le quitaría la vida al Mesías príncipe, para que habiendo concertado el Nuevo Pacto, se hiciera el cambio del sacerdocio terrenal, por el Sacerdocio Real, según el orden de Melquisedec, y ahora era Cristo el nuevo Sacerdote, que no necesitaba de la unción de otro sacerdote para ser rey, sino la de IEUE Elohim que es su propio Espíritu.

 

2) Con la concertación de ese Nuevo Pacto, se cumplió la profecía de la inhibición del pecado en un mismo día y el juramento sobre la bendición de todas las familias de la tierra, prometida por IEUE Elohim, al Patriarca Abraham.

                        
3) Cristo antes de morir habló de una próxima venida, que será a la manera como los dos varones vestidos de blancos le dijeron a los discípulos, tal y como en las nubes lo vieron irse al cielo; y que en lo consiguiente de ser efectuada la resurrección de sus escogidos de entre los muertos, ha de suprimir todo gobierno y reinado humano, para establecer el Reinado esperado: “Reinado universal del Mesías por mil años”, para luego venir el juicio final; y por consiguiente el Reinado eterno.

 

4) Muchas de las profecías alusivas al Mesías, tuvieron fiel cumplimiento. Algunas de ellas y de acuerdo a las Sagradas Escrituras (año 1569) fueron:


a)  Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo (Is. 35:3-6; y Mt. 11.5).


b)  Tomé luego mi cayado gracia, y lo quebré para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos. Y fue desecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de Dios, que era palabra de IEUE. Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo IEUE: Échalo al tesoro; ¡Hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las 30 piezas de plata, y las eché en la casa de IEUE al tesoro (Zc. 11.10-13; Mt. 26.14-15; y 27.3-10).


c) Porque perros me han rodeado; me ha cercado cuadrilla de malignos; Horadaron mis manos y mis pies. Contar puedo todos mis huesos. Entre tanto, ellos me miran y me observan. Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes (Slm.22:16-18; y Mt. 27:25).


d) No será quebrado hueso suyo (Ez. 12.46; Núm. 9:12; Slm. 34:20; y Jn. 19:36).

 

e) Mirarán a mí al que traspasaron (Zc. 12.10; y Jn. 19:37).


Todas esas profecías se cumplieron en la semana 69 anunciadas mediante el ángel Gabriel de parte Elohim por medio de su profeta Daniel, que en su capítulo 11 como en lo adelante se puede observar, que al Mesías se le quitaría la vida:

 

“26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones. Pues, claramente dice la Escritura:

 

Daniel 9.25-27:

 

25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

 

Semanas 7+62= 69


Semana 69: Vers. 26 Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí; y el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y santuario; y su fin será con inundación, y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.

 

Semana 70: Vers. 27 Y por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda. Después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador.”


Así que todas las profecías en lo concerniente a la muerte del Mesías, se cumplieron en la semana 69, y que todo respecto al príncipe que vendría y destruiría la ciudad, y quien en otra semana haría la concertación del pacto con muchos y el cese del sacrificio y la ofrenda en el templo de Elohim en Jerusalén, tuvo fiel cumplimiento durante la semana 70 de las que habían sido predestinadas por Dios sobre el pueblo de Daniel. Pero que después de la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, porque a decir en Jerusalén no solo habría una abominación desoladora, sino muchas abominaciones; y bajo este panorama, ha de terminar todo, ya que después del 70 d.C., específicamente en el año 135 de nuestra Era Cristiana, Jerusalén fue sitiada nuevamente por los romanos, cuando el fariseo Simón Bar Co-ziba (Bar Kochba), quien apoyado por el rabí Akiba ben Iosef de su misma secta, estaba erigido como el Mesías, habiendo más muertos que la vez pasada, y quedando Jerusalén en tiempos del emperador Adriano de Roma, totalmente devastada. Después de esto, también hubieron abominaciones desoladoras cuando los musulmanes (640 d.C.), las cruzadas de la iglesia católica (1099 d.C.), otra vez el control musulmán (1291 d.C.) y los otomanos (1516-1918 d.C.), y en definitiva, ha de venir el desolador con la última desolación. Este desolador es el anticristo, sobre quien caerá la ira de Elohei, momento que esté gobernando desde Jerusalén, y cuando se encuentre preparado en la planicie del valle Meguido (Armagedón) con un enorme ejército para pelar contra el Cordero de IEUE Elohim; pero el Cordero los vencerá, porque es Señor de señores y Rey de reyes.


Con la muerte del Mesías y con la destrucción del templo de Elohim en Jerusalén (años 33 y 70 d.C.) se concertó el Nuevo Pacto y fue quitado el continuo sacrificio y cesó la ofrenda; y por esto a los levitas le llegó su tiempo final de sacerdocio y de servicio en el santuario. Desde entonces es Cristo el nuevo Sacerdote, quien es de la tribu de Judá, que nunca sirvió al altar.


De esa manera que para enfatizar todo respecto a ello, se cumplió lo que así está escrito en la Sagrada Palabra, con resumida expresión:


“Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos".


Allí como se ve, se sella la visión y la profecía, hasta el tiempo del fin. En ese sentido es lo que el ángel dijo a Daniel:


“Contexto (El tiempo del fin):


Daniel 12…3 Los entendidos brillarán como el resplandor del firmamento, y los que guiaron a muchos a la justicia, como las estrellas, por siempre jamás. 4 Pero tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del fin. Muchos correrán de aquí para allá, y el conocimiento aumentará”.

 

Ese tiempo del fin, es lo que quedó sellado para no saberse, solo que nada más lo que acontecería durante las 70 semanas y el anuncio de las muchas abominaciones, porque después con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador, hasta que venga la consumación, y lo que está determinado se derrame sobre el desolador”.

 

Lo que Daniel selló en su libro para sellar la visión y la profecía, con Juan en la Isla de Patmos fue revelado para los últimos tiempos, y luego que sea sacado del medio el último de los desoladores con la ira de Dios, es cuando Cristo Rey y Mesías, entabla por fin su Reinado como Rey de todas las naciones durante 1000 años en toda la tierra, y luego vendrá el reinado eterno desde la nueva Jerusalén.



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