Haz lo que yo digo...pero no lo que yo hago

"El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida". (Juan 6:63)

Espero que no llegues a viejo y tengas que vivir la experiencia de ver que los que ahora te desean en la carne, mañana te dicen que hueles mal y que te apartes de su camino.  Y es que la carne no aprovecha para nada.

Por eso, el chascarrillo de que Jesús se casó con María Magadalena, es tan vulgar y tan carnal, que ninguna relación tiene con las maravillosas enseñanzas espirituales que Jesucristo te enseña en el Evangelio.

Jesucristo fue un hombre y tenía sus deseos sexuales como cualquier hombre.  Y Jesucristo en ningún momento hace malos los deseos o los actos sexuales.  Ahora bien, tú quieres casarle con una sola mujer, cuando Él tiene a todas por esposas.  Y esa es tu visión pequeña de las cosas.

Dile a David que se conforme con una sola mujer.  David tuvo decenas de mujeres y decenas de concubinas.  Y dile a Salomón que se conforme con una sola mujer, cuando tuvo mil mujeres.  ¿Qué dirían ellos de ti, que quieres casar a Jesucristo con una sola y pobrecilla mujer?...

Jesucristo tiene más derecho que David y más derecho que Salomón.  Si ellos tuvieron tantísimas mujeres, ¿por qué quieres dar a Jesucristo un gozo tan pequeño?...

Jesucristo era amigo de los hombres que tenían muchas mujeres, por eso te puso el ejemplo de las diez vírgenes, de cuáles entraron cinco con el esposo a las bodas.  Y esto pasa con todo hombre, pues todo hombre sueña con tener muchas mujeres.

Todo hombre, cuando se casa, le dice a la mujer que la quiere a ella sola, pero el caso es que todo hombre soltero o casado desea a toda mujer hermosa que ve y quisiera seducirla.

EL PARAÍSO PROMETIDO

En el Paraíso prometido cada hombre podrá tener como novias a todas las mujeres que vea.  El problema que tú no te imaginas ni te quieres imaginar, es que a las mujeres les pasa igual, pues ellas también querrán sentirse libres en el Paraíso para poder disfrutar y amar a todos los hombres de los que estén enamoradas. 

Así que fíjate el problema que se nos avecina a todos los cristianos y a todos los que queremos vivir el Paraíso de Dios, esto es, que todo lo que desea el hombre, también lo desea la mujer, y que todos los derechos que tengan los hombres, también los tiene la mujer.

Si ahora le dices tú a un judío de aquellos antiguos que se conforme con una sola mujer, aquellos que tuvieron decenas o cientos de mujeres, y por casualidad les da por escucharte o leer lo que escribes, seguro que el ordenador saldría volando y se te estrella en la cabeza.

Amigo barilochense, el hombre es así:  culo veo, culo quiero.