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General: LA BIBLIA NO ES TODA PALABRA DE DIOS...
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| De: Porque77 (Mensagem original) |
Enviado: 13/09/2016 05:56 |
LA BIBLIA NO ES TODA PALABRA DE DIOS... Muchas religiones, desde el siglo IV (emperador Constantino y su religión del imperio de Roma) impusieron la creencia de que es Palabra de Dios todo lo escrito en las Biblias que ellos impusieron, pero esto no es cierto, porque LAS BIBLIAS CONTIENEN MUCHOS PRECEPTOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO QUE JESUCRISTO ABOLIÓ, y todo lo que abolió Jesucristo no es Palabra de Dios. Los verdaderos mandamientos de Dios son los que Jesucristo nos enseña en el Evangelio... Jesucristo es Dios mismo que se hizo Hombre, y Él nos revela en el Evangelio los mandamientos que realmente había dado Dios desde siempre y para siempre. En el Antiguo testamento y en las cartas atribuidas a Pablo hay muchos preceptos contrarios a lo que manda Jesucristo en el Evangelio, y Jesucristo mandó predicar solamente el Evangelio. Entonces, ¿por qué las religiones del mundo impusieron las biblias?... JESUCRISTO ABOLIÓ MUCHOS PRECEPTOS DEL VIEJO TESTAMENTO PORQUE NO ERAN LEY DE DIOS Jesucristo nos dice: "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas" (Mateo 5,17). Y muchas religiones interpretan que eso significa que Jesús no abolió nada del viejo testamento. Pero esa interpretación es un error, pues Jesús sí dejó abolidos muchos preceptos del viejo testamento cuando nos dice: "oisteis que fue dicho... pero yo os digo..." (Mateo 5,21-48) Jesús dejó abolidos muchos preceptos del viejo testamento, como ojo por ojo, diente por diente y otros muchos que faltaban a la caridad y nos reveló la verdadera Ley de Dios..., Ley que el pueblo ya no conocía porque desde antiguo los escribas la habían cambiado, como nos dice el profeta Jeremías: "Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas." (Jeremías 8:7-9).
__________________ LOS MANDAMIENTOS DE JESUCRISTO ESCRITOS EN EL EVANGELIO dejaron abolidos muchos mandamientos del viejo testamento... Y la Gracia no anula los mandamientos de Jesucristo. |
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| Para Damarit Espinosa.
Hay una gran diferencia entre los muchos mandatos faltos de misericordia que están escritos en las biblias y los mandamientos del Evangelio, que son todos misericordiosos. Jesucristo mandó predicar solamente el Evangelio. |
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Dios había entregado a los hombres una Ley de vida y todos sus mandamientos eran misericordiosos..., pero los escribas antiguos después de Moisés y antes de Jesucristo, la convirtieron en una ley de muerte y muchos de sus mandamientos ya no guardaban la misericordia ni el perdón. Estas cosas que hacían los escribas con la Ley, las descubrieron los profetas, que así dejaron escrito:
"...mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas" (Jeremías 8:7-9).
"Así ha dicho Yavé el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos". (Ezequiel 5:5-6)
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LA LEY DE DIOS ES LA LEY DEL EVANGELIO Y NO LA LEY DEL AT
La Ley del Evangelio es sencilla y misericordiosa, y nos manda que no matemos, ni hagamos daño, ni esclavicemos a las personas.
La verdadera Ley de Dios enseñada por Jesucristo así nos dice:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Lo que Dios quiere es la misericordia y el perdón:
"... si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio,no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
"Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas
veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? Jesús
le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete". (Mateo18:21-22)
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LA LEY DE MOISÉS es la Ley que nos enseña Jesús
Jesucristo es Dios hecho Hombre. Y Jesucristo guiaba a Moisés y al pueblo cuando atravesaba las naciones paganas. Entonces, la pregunta también se podía formular de la siguiente manera: ¿Mandó Jesucristo matar a hombres, mujeres y niños de los pueblos vencidos?...
Ningún hombre es Dios, pero Dios si se puede hacer hombre, porque Dios todo lo puede. Y esto es lo que pasó con Jesucristo, Jesucristo es Dios que se hizo hombre por amor nuestro, y para enseñarnos los verdaderos mandamientos que Dios había dado al mundo desde el principio...
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LOS PRIMEROS CRISTIANOS NO IMPONÍAN PENAS DE MUERTE ni GUERRAS...
Las naciones antes de Jesucristo en su mayoría imponían penas de
muerte para los que faltaban a las leyes, también acostumbraban a hacer
guerras contra sus enemigos. Y esto es lo que imponian las leyes del
viejo testamento judío. Pero
Jesucristo, que es Dios, al ver todas aquellas leyes tan crueles que
imponían los hombres, entonces se hizo hombre y vino a enseñar al mundo
los Verdaderos mandamientos de Dios, que dejaron abolidas las penas de
muerte y las guerras que hacían los pueblos.
El
Señor dijo: NO MATARÁS... Y con esto dejó abolidas las penas de muerte,
porque aquellos actos eran tan crueles y despiadados, que eran
antinaturales y contrarios a los mandamientos de Jesucristo.
Jesucristo,
que es Dios hecho hombre, también mandó que los hombres amaran a sus
enemigos, y con esto acabó con todas las guerras que hacían los pueblos
unos contra otros. Y estas enseñanzas de Jesucristo fueron recogidas con
mucho amor y mucho celo por sus Apóstoles y discípulos, que así lo
dejaron escrito en el Evangelio de Jesucristo.
¿Pero
qué pasó después de Jesucristo?... Lo que pasó es que los hombres,
despreciando los mandamientos de Jesucristo, impusieron religiones que
volvían a imponer como castigo las leyes que imponían las penas de
muerte y las guerras que Jesucristo había dejado abolidas. Y estas
religiones que volvieron a imponer las penas de muerte y las guerras
contra los enemigos, se hicieron llamar religiones cristianas, y así es
como confundieron al mundo, y desde entonces no han parado las penas de
muerte, las guerras y los genocidios.
Estas
falsas religiones llamadas cristianas y que no guardaron fielmente los
mandamientos de Jesucristo, para imponer de nuevo sus penas de muerte,
sus guerras y sus genocidios, se opoyaron en las leyes del viejo
testamento judío y también en las cartas atribuidas a Pablo que ya
corrían por las comunidades cristianas desde el siglo IV y que imponían
las penas de muerte o la ley de la espada que imponían los dictadores
pderosos de las naciones. Pues estas cartas, las cartas atribuidas a Pablo, dicen que estemos sometidos a las autoridades del mundo, sin distinguir entre autoridades buenas o malas:
"Sométase
toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino
de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas....... porque no en vano lleva la espada........
Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del
castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis
también los tributos......" (Romanos 13:1-6).
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AGUSTÍN DE HIPONA, TOMÁS DE AQUINO Y LAS PENAS DE MUERTE
Estos
dos escritores eclesiásticos del imperio de Roma fueron dos de los que
más influyeron para justificar las penas de muerte y los castigos
terribles que se impondrían como ley en aquel imperio religioso que se
impuso en Roma a partir del siglo IV. Para comprobar sus escritos y los
escritos de otros escritores que justicaban las penas de muerte, podéis
entrar en las siguientes páginas:
https://www.philosophica.info/voces/pena_de_muerte/Pena_de_muerte.html#toc3
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El hecho de que las Biblias digan que Dios mandó matar a los pueblos vencidos, no quiere decir que Dios lo hubiera mandado realmente, pues en las Escrituras hay muchos mandatos de hombres porque la ley de Dios fue cambiada por la pluma mentirosa de los escribas, como dice el profeta Jeremías (verlo en Jeremías 8,7-8.)
Jesucristo cuando predicó el Evangelio nos enseñó los mandamientos que en verdad fueron dados por Dios desde siempre y para siempre, y Él mandó tener misericordia con todos y que no se haga daño ni se mate a las personas
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LOS PRIMEROS CRISTIANOS LO TENÍAN TODO EN COMÚN... La vida de los primeros cristianos "Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros,
en el partimiento del pan y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda
persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles.
Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.
Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en
las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a
Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos". (Hechos 2:42-47).
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"Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado". (Marcos 16:15-16).
"Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén". (Mateo 28,19-20).
"Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin". (Mateo 24,11-14).
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Muchos piensan que van por el buen camino predicando las biblias, como si todos los mandamientos escritos en las biblias fueran mandamientos de Dios.
Jesucristo anuló muchos mandamietos escritos en las biblias. Anuló los mandatos de penas de muerte, guerras, sacrificios, esclavitud, y todos los mandatos que faltaban a la misericordia, y fueron todos anulados por Jesucristo porque no eran de Dios sino de hombres.
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LA MISERICORDIA NOS ENSEÑA A TENERLO TODO EN COMÚN...
Los
dictadores codiciosos de las naciones no aman la misericordia, y
obligan y condenan a los inocentes indefensos a la esclavitud y a los
sacrifícios..., y así vivian los pueblos del mundo antes de
Jesucristo... Entonces, Jesucristo que es Dios y que quiere la
misericordia así les dijo:
"Si hubierais comprendido qué quiere decir: "Misericordia quiero, y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes" (Mateo 12:7)
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| Jesucristo es Dios mismo que se hizo Hombre, y Él nos revela en el Evangelio los mandamientos que realmente habia dado Dios desde siempre y para siempre. En el Antiguo testamento y en las cartas atribuidas a Pablo hay muchos preceptos contrarios a lo que manda Jesucristo en el Evangelio, y Jesucristo mandó predicar solamente el Evangelio. Entonces, ¿por qué las religiones del mundo impusieron las biblias?...
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LA SANTA BIBLIA DICE DEL PAPADO DEL HIJO DE PERDICION DANIEL 7:25Apoc 13:2,4vers27,17cap12:9cap17:8 El Apóstol Pablo, en su segunda carta a los Tesalonicenses, predijo la gran apostasía que había de resultar en el establecimiento del poder papal. Declaró, respecto al día de Cristo: “Ese día no puede venir, sin que venga primero la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición; el cual se opone a Dios, y se ensalza sobre todo lo que se llama Dios, o que es objeto de culto; de modo que se siente en el templo de Dios, ostentando que él es Dios”. 2 Tesalonicenses 2:3, 4 (VM). Y además el apóstol advierte a sus hermanos que “el misterio de iniquidad está ya obrando”. Vers. 7. Ya en aquella época veía él que se introducían en la iglesia errores que prepararían el camino para el desarrollo del papado. Esta avenencia entre el paganismo y el cristianismo dio por resultado el desarrollo del “hombre de pecado” predicho en la profecía como oponiéndose a Dios y ensalzándose a sí mismo sobre Dios. Ese gigantesco sistema de falsa religión es obra maestra del poder de Satanás, un monumento de sus esfuerzos para sentarse él en el trono y reinar sobre la tierra según su voluntad.En el siglo sexto el papado concluyó por afirmarse. El asiento de su poder quedó definitivamente fijado en la ciudad imperial, cuyo obispo fue proclamado cabeza de toda la iglesia. El paganismo había dejado el lugar al papado. El dragón dio a la bestia “su poder y su trono, y grande autoridad”. Apocalipsis 13:2 Entonces empezaron a correr los 1260 años de la opresión papal predicha en las profecías de Daniel y en el Apocalipsis. Daniel 7:25; Apocalipsis 13:5-7. Los cristianos se vieron obligados a optar entre sacrificar su integridad y aceptar el culto y las ceremonias papales, o pasar la vida encerrados en los calabozos o morir en el tormento, en la hoguera o bajo el hacha del verdugo. Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: “Seréis entregados aun de vuestros padres, y hermanos, y parientes, y amigos; y matarán a algunos de vosotros. Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre”. Lucas 21:16, 17. La persecución se desencadenó sobre los fieles con furia jamás conocida hasta entonces, y el mundo vino a ser un vasto campo de batalla. Por centenares de años la iglesia de Cristo no halló más refugio que en la reclusión y en la obscuridad. Así lo dice el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar aparejado de Dios, para que allí la mantengan mil doscientos y sesenta días”. Apocalipsis 12:6. En el siglo XIII se estableció la más terrible de las maquinaciones del papado: la Inquisición. El príncipe de las tinieblas obró de acuerdo con los jefes de la jerarquía papal. En sus concilios secretos, Satanás y sus ángeles gobernaron los espíritus de los hombres perversos, mientras que invisible acampaba entre ellos un ángel de Dios que llevaba apunte de sus malvados decretos y escribía la historia de hechos por demás horrorosos para ser presentados a la vista de los hombres. “Babilonia la grande” fue “embriagada de la sangre de los santos”. Los cuerpos mutilados de millones de mártires clamaban a Dios venganza contra aquel poder apóstata EL CATECISMO ENSEÑA MATAR ROBAR DESTRUIR A TODOS A QUIENES SE LES OPONGA A SUS DOCTRINAS HUMANAS CATECISMO DOMINGO 666 USANDO A MARIA MADRE DE DIOS A DIOSMISMO CRISTO APOSTOLES LOS JESUITAS Y SU JURAMENTO EN EL CATECISMO Tú debes servir en el tiempo debido como el instrumento y ejecutor dirigido por tus superiores; porque ninguno puede comandar aquí que no haya consagrado sus labores con la sangre de los herejes; porque ‘sin el derramamiento de sangre ningún hombre puede ser salvado’.
«Yo, _____, ahora, en la presencia del Dios Todopoderoso, la bendita Virgen María, el bendito Miguel Arcángel, el bendito San Juan el Bautista, los Santos Apóstoles, San Pedro y San Pablo y todos los santos y sagradas huestes del cielo… …
«Yo, además de esto, prometo y declaro que, cuando la oportunidad se presente, haré y pelearé una guerra incesante, secreta y abierta, contra todos los herejes, Protestantes y Liberales, como sea dirigido a hacerlo.
«[*Y] que cuando la misma no pueda ser hecha abiertamente, yo usaré secretamente la copa envenenada, la cuerda de estrangulación, el acero del puñal (una daga) o la bala de plomo, sin considerar el honor, rango, dignidad, o autoridad, de la persona o las personas, cualquiera pueda ser su condición en la vida, ya pública o privada, como yo sea en ese tiempo dirigido a hacerlo por algún agente del Papa o superior de la hermandad de la santa fe, de la Sociedad de Jesús». [La Cruz Doble: Alberto, Parte 2, 1981] Para promover y custodiar la fe. Del Santo Oficio a la Congregación para la doctrina de la fe
La transmisión de la fe cristiana ha sido confiada a la Iglesia entera. Esta tarea fundamental corresponde, por tanto, a todos los cristianos; pero de manera especial, la promoción y la custodia de la fe son aseguradas por el Papa y los Obispos en comunión con la Iglesia de Roma. Así, desde los primeros siglos, la preocupación por defender la ortodoxia ha estado presente en el cristianismo, aunque lógicamente de formas distintas según el desarrollo de los diferentes contextos históricos.
El origen de la Inquisición medieval se remonta a la primera mitad del siglo XIII, bajo el pontificado de Gregorio IX (1227 – 1241). Nació con la finalidad principal de reprimir cualquier forma de herejía. Desde entonces, la represión anti-herética fue en primer lugar confiada a los Ordinarios diocesanos, aunque también ejercida directamente por la Santa Sede a través del nombramiento de legados especiales y, más tarde, a través de miembros de órdenes religiosas, concretamente de Dominicos y Franciscanos. De esta manera se fue desarrollando una institución eclesiástica peculiar –la Inquisición– formada por una red de tribunales, cuyos titulares, gracias a una delegación pontificia expresa, tenían el poder de juzgar y, si era el caso, condenar a los acusados del delito de herejía. Siguiendo la praxis corriente en todos los sistemas judiciales europeos hasta el siglo XVIII, el procedimiento preveía, en circunstancias claras, recurrir a la tortura y, en los casos más graves, la condena a muerte en la hoguera. Sin embargo, la ejecución de las sentencias capitales era confiada a las autoridades civiles (el llamado “brazo secular”). El poder temporal, de hecho, se mostraba por lo general dispuesto a colaborar en la lucha contra la herejía, ante todo porque el hereje era considerado como una amenaza para la unidad de la sociedad. .Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuítas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. El Evangelio de Cristo había capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal. Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no sólo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados. siempre que vieran los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo.Apoc 13:7cap17:6cap18:24 Exterminar a los lectores de la Santa Biblia y los adoradores del santo sábado séptimo día .ESFUERZOS PARA SUPRIMIR Y DESTRUIR LA BIBLIA—En cuanto a los esfuerzos de larga duración hechos en Francia para acabar con la Biblia, especialmente con las versiones en lengua vulgar, dice Gaussen: “Ya el decreto de Tolosa (de Francia), de 1229, [...] instituía el espantoso tribunal de la Inquisición contra todos los lectores de la Biblia en lengua vulgar. Era un decreto de fuego, de sangre y de asolamiento. En sus capítulos III, IV, V y VI disponía que se destruyeran por completo hasta las casas y los más humildes escondrijos y aun los retiros subterráneos de los que fueran convictos de poseer las Escrituras, y que ellos mismos fueran perseguidos hasta en sus montes y en los antros de la tierra, y que se castigara con severidad aun a sus encubridores”. Como resultado la Biblia “fue pues prohibida en todas partes; desapareció en cierto modo de sobre la tierra, bajó al sepulcro”. Estos decretos fueron “seguidos durante quinientos años de suplicios sin cuento en que la sangre de los santos corrió como agua”. (L. Gaussen, Le canon des Saintes Écritures, parte 2, lib. 2, cap. 7; y cap. 13 ed. de Lausana, 1860). Respecto a los esfuerzos especiales hechos para destruir la Biblia durante el Reinado del Terror a fines de 1793, el Dr. Lorimer dice “Dondequiera que se encontrase una Biblia puede decirse que había persecución a muerte; a tal punto que varios comentadores respetables interpretan la muerte de los dos testigos, en el capítulo once del Apocalipsis, como refiriéndose a la supresión general, más aun, a la destrucción del Antiguo y Nuevo Testamentos en Francia durante aquella época” (J. G. Lorimer, An Historical Sketch of the Protestant Church in France, cpárrs. 4, 5). HAY UN ACUERDO CON EL PAPADO CON PARIS LAUDATO SI DOMINGO CATECISMO PARA SOMETER AL MUNDO AL PAPADO Y ASI OBTENER LA MARCA DE LA BESTIA APOC 13CAP14:8,11CAP16 .CAP17 .Esta semana se cumple el primer aniversario del llamado del Papa Francisco a los más de 1.200 millones de católicos del mundo a unir sus fuerzas a la lucha contra el cambio climático. Este llamado fue fundamental para impulsar el histórico Acuerdo de París sobre cambio climático y la aprobación de la agenda sobre desarrollo sostenible.LA ONU
DarleUnaVozALaTierra: En vísperas de la crucial cumbre de la ONU, el Movimiento Laudato Si' insta a la acción.
Si se os ha presentado la luz de la verdad que revela el día de reposo señalado por el cuarto mandamiento, y que muestra que en la Palabra de Dios no hay fundamento para la observancia del domingo, y sin embargo seguís aferrándoos al falso día de reposo, rehusando observar el sábado que Dios llama “mi día santo”, recibís la marca de la bestia. ¿Cuándo ocurre esto? Cuando obedecéis el decreto que os ordena dejar de trabajar el domingo catecismo misa para adorar a Dios, mientras sabéis que no hay una sola palabra en la Biblia que muestre que el domingo catecismo no sea un día de trabajo, común, entonces consentís en recibir la marca de la bestia y rechazáis el sello de Dios Apoc7:2,cap14:7cap14:12Exodo20:8,11Exodo31:12,18 escrito con el dedo de Dios en el Sinaí en las tablas de piedra .—

       ap.
 
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¿LA LEY?, ¿LA GRACIA?, ¿O LA LEY Y LA GRACIA DE JESUCRISTO?..., ¿QUÉ CAMINO DEBEMOS SEGUIR?...
¿Qué
ha pasado en estos últimos siglos y en estos últimos años?... Ahora se
debate el mundo entre dos grandes corrientes llamadas "cristianas":
una es la que dice que la ley del viejo testamento sigue vigente
(judíos mesiánicos y otros judaizantes...), y la otra corriente es la
que se ha desarrollado en estos últimos años y es la de los que están
empeñados en decir que los cristianos no tenemos mandamientos, y que
sólo somos salvos por la Gracia.
Las dos corrientes están
totalmente equivocadas..., pues en el Evangelio hay una enseñanza que
nadie quiere atender ni seguir. Esta enseñanza nos dice que somos
salvos por la misericordia de Dios (la Gracia), pero que también tenemos
la Ley y los mandamientos que están escritos en el Evangelio...,
mandamientos que debemos seguir los cristianos.
Esta
tercera opción, que es la opción del Evangelio, está siendo despreciada
por muchos "cristianos". Y es que Jesucristo nos dijo que serían muy
pocos los que entrarían por la puerta estrecha que lleva a la salvación.
El Evangelio así nos dice:
"Entrad
por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el
camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella;
porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y
pocos son los que la hallan". (Mateo 7:13-14)
El
Evangelio tiene una Ley y unos mandamientos, y algunas religiones los
eliminan de sus enseñanas y ahora vienen diciendo que los cristianos
somos salvos por la Gracia sin tener que obedecer los mandamientos de
Jesucristo escritos en el Evangelio. Éste es el camino ancho y la
puerta ancha, es decir, que cada uno haga lo que quiera porque ya no
tenemos mandamientos.
La
Ley y los mandamientos de Jesucristo escritos en el Evangelio son una
parte muy importante del Evangelio, y la Gracia de Jesucristo no vino a
eliminar la Ley y los mandamientos del Evangelio, pues Aquél que nos
salvó por su Gracia también nos entregó sus mandamientos. Ahora creo
que debemos recordar la Ley y los mandamientos de Jesucristo:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Jesús enseña la Ley en preceptos a un joven rico:
"Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener
la vida eterna? El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno
sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No
matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso testimonio. Honra a
tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El joven le dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta? Jesús
le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a
los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme. Oyendo el joven esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones" (Mateo 19:16-22)
Esta
Ley y estos mandamientos son la verdadera Ley de Dios, y es una Ley
sencilla y misericordiosa que dejó abolidos muchos mandamientos de los
más de 600 mandamientos que contiene el viejo testamento. Y para ver
algunos de esos mandamientos abolidos, se pueden leer las siguientes
lecturas del Evangelio:
Mateo 5:31-48, Mateo 12:1-8, Mateo 20:25-28, Juan 5:8-11, Juan 5:16-18, Juan 8:3-11 y todo el contexto del Evangelio.
Cuando Jesucristo abolió muchos mandamientos del viejo testamento, nos dejó para todos los cristianos la Ley y los mandamientos del Evangelio.
Jesucristo
nos dice en el Evangelio que Él no había venido a abolir la Ley, y esta
Ley que Jesucristo no había venido a abolir es la Ley que Él mismo nos
enseña en el Evangelio, porque Él mismo nos dice que ésta es la Ley y
los profetas:
"todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque ésta es la ley y los profetas". (Mateo 7:12)
Ésta es la Ley que Jesucristo no vino a abolir, porque Jesucristo mismo lo enseña: "porque ésta es la ley y los profetas". Y de esta Ley es de la que no ha pasado "ni una jota ni una tilde": de esta Ley que Jesucristo nos reveló en el Evangelio y que es la verdadera Ley que Dios había dado a Moisés.
¿Salvos
por la ley del viejo testamento?..., ¿salvos por la Gracia sin Ley?...,
¿o salvos por la misericordia (la Gracia) y la Ley de Jesucristo que
nos manda el Evangelio?... Aquí está la gran controversia cristiana que
ha aparecido en estos últimos tiempos...
La
Ley y los mandamientos que Jesucristo nos enseña en el Evangelio son la
salvación y son la Gracia de Dios derramada sobre sus hijos, porque
todos los mandamientos de Jesucristo son misericordiosos, y la
misericordia es la Gracia de Dios derramada sobre sus hijos. Por este
motivo, debemos entender que somos salvos por la Gracia, pero también
debemos obedecer los mandamientos de Jesucristo.
"Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué gracia tenéis? Porque también los pecadores aman a los que los aman". (Lucas 6:31-36)
"Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras". (Mateo 16:27)
"No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación". (Juan 5:26-29)
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Dios no quiere sacrificios
El mismo Antiguo Testamento nos indica que no todos los preceptos del Antiguo Testamento son palabra de Dios. Pues debemos recordar que en los cinco libros llamados de Moisés hay muchos capítulos dedicados a los sacrificios y holocaustos. Solamente en Levítico hay 10 capítulos seguidos dedicados a los sacrificios y holocaustos, escritos como si fueran palabra de Dios. Sin embargo nos dicen los profetas que Dios no mandó sacrificios:
"Así ha dicho Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de sacrificios el día que los saqué de la tierra de Egipto". (Jeremías 7,21-22).
"¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de becerros; la sangre de novillos, de corderos y de machos cabríos me hastía. Cuando venís a presentaros ante mí, ¿quién pide eso de vosotros?"(Isaías 1,11-12).
"No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. (Isaías 43:23).
"Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas". (Salmos 40,7).
Oseas nos dice: "Porque yo quiero amor, no sacrificios; conocimiento de Dios, que no holocaustos" (Oseas 6,6).
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