Una mente enferma y negativa 
enferma también el cuerpo.
La calidad de los pensamientos 
va creando una actitud anímica conforme a dichos pensamientos. Y la actitud 
anímica genera un estado orgánico semejante, para bien o para 
mal.
El organismo no se envenena 
sólo por las toxinas que se ingieren sino también por la calidad de los 
pensamientos que albergamos en nuestra mente y los sentimientos que anidan en 
nuestro corazón.
Es necesario higienizar la 
mente. La salud física depende fundamentalmente de nosotros mismos, tanto por la 
moderación en nuestros hábitos físicos como por la armonía de nuestra mente y 
corazón.