Ya nunca más diré: "Todo termina", sino: "Sonríe, alma, y comencemos." En nuevas manos pongo nuevos remos y nuevas torres se alzan de la ruina.
Otra alegre mañana determina el corazón del mundo y sus extremos. Juntos, alma, tú y yo inauguraremos este otro amor y su preciosa espina.
Para mirar mi muerte atrás miraba y encontré renaciente la llanura y sellada la boca de mi herida.
Ni el nombre sé yo ya de quien amaba, desmemoriado y terco en la aventura de que quien me mató me dé la vida.
ANTONIO GALA |