| Cuando en octubre amor por la semilla conspira con abril de la mirada
 me subyugó una rosa equivocada:
 si verde corazón, tez amarilla.
 
 De una la noche en otra maravilla
 -cera ya agraz, ya pluma alabeada-
 regresó el alba, limpia y afilada,
 rasgándome de pura la mejilla.
 
 Verde presidio y hondo, verde prado,
 que a la esperanza indócil alimentas
 con grama en flor, sonrisa de mi dueño:
 
 suba la muerte y máteme a tu lado,
 que esmeraldas, cantáridas y mentas
 me han dispuesto un profundo y verde sueño.
 ANTONIO GALA |