1
Lavamos bien las berenjenas y las cortamos en rodajas gruesas. Espolvoreamos con sal por ambos lados y las dejamos reposar al menos media hora para que suelten su jugo y eliminar así el amargor. Limpiamos con papel de cocina.
2
Ponemos a calentar el aceite para freírlas. Iremos introduciendo cada rodaja de berenjena en el bol en que tenemos las claras, sacamos, pasamos a la sartén y freímos.Al irlas retirando de la sartén las colocaremos sobre un papel absorbente.
3
Lavamos y cortamos también el calabacín , lo freímos y reservamos igualmente sobre papel absorbente.
4
Pasamos ahora a preparar la carne:
Picamos muy fina la cebolla y la ponemos a pochar en aceite. Cuando lleve un par de minutos en el fuego incorporamos los ajos, también muy picados, y seguimos pochando hasta que empiece a tomar color. Añadimos ahora la carne a la sartén y la salteamos hasta que cambie de color. En este momento añadimos el vino y subimos el fuego hasta que se evapore el alcohol. Añadimos a la sartén los tomates limpios y troceados, el azúcar, la sal y la pimienta, bajamos el fuego y seguimos cocinando hasta que se reduzca todo el líquido.
Completamos con el tomate frito, movemos y dejamos un poquito más al fuego hasta que se ligue la mezcla.
6
Para preparar la salsa de queso pondremos en la batidora el queso fresco junto con la leche y una pizca de nuez moscada. Batimos y rectificamos el punto de sal si es necesario.
7
Por último, montamos la musaka:
en una fuente refractaria colocamos una capa de berenjenas y en los huecos que quedan entre ellas rodajas de calabacín. Ahora una capa de carne, otra de berenjenas y calabacín, otra de carne, y terminamos con berenjenas y calabacín. Cubrimos con la salsa de queso y espolvoreamos con queso rallado. Metemos al horno a gratinar la musaka hasta que se dore la superficie.